Con una cola giratoria y pequeños propulsores, dispone de un control total sobre su orientación en el aire para estar siempre listo para dar el siguiente salto. Y ahora llega incluso más alto que su predecesor, aunque necesita a alguien que controle sus movimientos
Unos investigadores de la Universidad de California en Berkeley (EEUU) le han dado una vuelta de tuerca a su robot saltarín, y los resultados podrían ser los de cualquier corredor. A finales del año pasado, hablamos del robot Salto de Duncan Haldane. Era impresionante: sin llegar a los 100 gramos de peso y con unos pocos centímetros de altura, se agachaba, saltaba alto, e inmediatamente estaba listo para volver a saltar. Eso significaba que podía, por ejemplo, rebotar contra las paredes.
El único problema era que su pequeña cola giratoria, un cabecero similar al de los aviones que controla su orientación aérea, sólo se movía lo largo de un eje. Eso significaba que el robot sólo podía saltar hacia adelante y hacia atrás, y sólo era capaz de hacer un par de saltos seguidos, porque si perdía el equilibrio se caería hacia la izquierda o derecha.
Ahora, IEEE Spectrum informa de que que Salto ha sido actualizado: saluden a Salto-1P. Gracias a dos pequeños propulsores, parecidos a las hélices de un cuadricóptero, puede ajustar su orientación en las otras dos direcciones, conocidas como el alabeo y la guiñada, a medida que se mueve a través del aire. También puede agacharse más, lo que le permite saltar un poco más lejos. (Merece la pena señalar que no es autónomo; un ordenador calcula cómo debe moverse y transmite las instrucciones de manera inalámbrica).
Puede ver sus impresionantes resultados en el vídeo superior. Ahora, Salto-1P puede botar hacia adelante y hacia atrás muchas veces, desplazarse de lado a lado para cubrir todo el suelo de una habitación e incluso atravesar obstáculos como bloques de gomaespuma y una rampa.
(Para saber más más: IEEE Spectrum; Salto, el ágil y diminuto robot inspirado en un mono capaz de practicar 'parkour')