Un nuevo estudio pone en duda el supuesto efecto destructor de la automatización sobre los puestos de trabajo, sin embargo, tampoco es apropiado comparar tecnologías como la maquinaria agrícola de principios de siglo XX con el aprendizaje automático
El saber popular dice que la automatización está robando los trabajos de los humanos; puede que rápidamente, puede que lentamente, pero robándolos de todos modos. Un nuevo informe intenta rebatir esa escuela de pensamiento.
Un análisis de 165 años de historia laboral estadounidense realizado por la Fundación de Tecnologías de la Información y la Innovación (ITIF, por sus siglas en inglés) –un laboratorio de ideas apoyado por la industria tecnológica– revela que Estados Unidos no experimenta en este momento niveles altos de rotación ocupacional (es decir, la generación de nuevas profesiones y la destrucción de otras existentes). De hecho, los resultados demuestran que la tasa de rotación profesional se encuentra en un mínimo histórico. La ITIF sostiene que, puesto que la alteración laboral medida por esa métrica es pequeña, la tecnología no está teniendo un efecto tan profundo en el trabajo como mucha gente parece creer. Algo, que indican, tampoco tendrá en el futuro.
Sí sabemos que la llegada de robots al espacio de trabajo aumenta el desempleo y reduce los sueldos. Pero la afirmación de que la automatización está provocando que eso ocurra en Estados Unidos da por supuesto que los robots realmente están siendo comprados, instalados y utilizados. La verdad es que muchos puestos son mucho más resistentes frente a la automatización de lo que a algunas personas les gustaría reconocer; también que la llegada de los robots al entorno laboral podría ser más lenta de lo que mucha gente cree.
En el Wall Street Journal, el economista Greg Ip va un paso más allá y utiliza el nuevo informe como una oportunidad para calificar las preocupaciones sobre la erosión del empleo a manos de la automatización como "incomprensibles y desinformadas". Existe un argumento histórico que puede utilizarse aquí: después de todo, el mercado de trabajo ha sufrido sacudidas mucho más grandes como resultado de la mecanización en el pasado, y siempre se ha recuperado. Esta vez no debería ser distinta.
Pero la historia podría no repetirse. Nuestro editor David Rotman proporcionó una excelente explicación desde el punto de vista de ambos bandos para el argumento hace varios años. Uno de los argumentos más convincentes contra Ip y el informe de la ITIF es que, esta vez, las tecnologías están desarrollando capacidades que son mucho más humanas que las logradas por las tecnologías anteriores. Por lo tanto, estas tecnologías podrían eliminar una cantidad mucho mayor de puestos de trabajo cualificados que se han resistido hasta ahora a la automatización.
Está claro que existe mucha incertidumbre al respecto, lo que significa que resulta cuestionable argumentar que el problema de que la automatización robe empleos es un problema que puede ignorarse por completo. Es lo que hace la ITIF cuando asegura a los reguladores que pueden "respirar hondo y tranquilizarse" frente al tema. La historia desde luego puede ofrecer pistas de cómo podríamos abordar el futuro, pero quizá no sea justo comprar la llegada de tractores en las granjas durante la década de 1920 con el software de aprendizaje automático que podría arrebatarle el trabajo a un abogado.
Aun así, la ITIF sí saca una conclusión difícil de rebatir. La organización sugiere que la falta de rotación ocupacional del mercado de trabajo es uno de los factores que ha dado paso al lento crecimiento de la productividad –el valor del rendimiento de una hora de trabajo – durante la última década. Tenga quien tenga razón sobre los efectos de los robots en el empleo, desde luego estamos de acuerdo en que la productividad necesita un impulso.
(Para saber más: ITIF, Wall Street Journal, Querido Silicon Valley, olvide los coches voladores y denos crecimiento económico, De cómo la tecnología está destruyendo el empleo, Los robots se quedarán con el trabajo humano, pero más lento de lo que se cree, Stop Saying Robots Are Destroying Jobs—They Aren't)