La vicepresidenta de Tecnología, Yoky Matsuoka, explica la importancia de hacer un aparato que la gente quiera tocar
El otro día, mientras viajaba en avión, la vicepresidenta de Tecnología de Nest Labs, Yoky Matsuoka, le preguntó a su compañero de vuelo qué clase de termostato tenía en casa. Este contestó que no lo sabía, pero que era marrón y cuadrado.
"Supongo que si no les gusta, no lo usan", explicó luego Matsuoka al recordar el encuentro en la conferencia anual EmTech de MIT Technology Review el martes pasado. Por otra parte, siguió, los usuarios de los termostatos conectados de Nest tienen más contacto con el dispositivo, en el sentido más estricto de la palabra: lo tocan una media de 1,6 veces al día.
Nest, que fue adquirido por Google por 3.200 millones de dólares (unos 2.465 millones de euros) a principios de este año, probablemente sea la empresa más conocida que de las que están fabricando dispositivos conectados de diseño para el hogar, un segmento en auge del denominado internet de las cosas. La empresa lanzó su primer producto en 2011, un termostato conectado a internet de depurado diseño que se puede controlar a distancia mediante un smartphone y que sirve para ahorrar energía aprendiendo sobre tus costumbres y adaptándose a ellas (ver "De cómo los obsesos del control de Nest reinventaron el termostato").
Según Matsuoka, Nest ha aprendido la importancia de crear un producto que la gente quiera tocar a la hora de coger productos poco deseables como el termostato y, más recientemente, el detector de humo, e intenta hacerlos atractivos, conectados y capaces de ahorrar energía.
Matusoka afirma que Nest descubrió que tiene que construir productos que claramente hacen la vida mejor, pero sobre los que la gente tiene que sentir que tiene el control.
Hasta el mes pasado, los usuarios de Nest llevan ahorrados 2.500 millones de kilovatios-hora, pero lo interesante es que no todos lo usan por una cuestión de ahorro: en una de las primeras pruebas de la tecnología de aprendizaje automático, Nest vio que los usuarios se enfadaban cuando el termostato daba por supuesto que estaría bien cambiar la temperatura que el usuario quería.