Después
de pasar las últimas siete horas delante de mi ordenador, me vino a la mente
una frase que mi hermano Daniel me dijo recientemente como respuesta tras haber
leído The Singularity Is Near: When Humans Transcend Biology. Daniel me dijo:
"¿Te
imaginas que los humanos ya estuviésemos trabajando para los ordenadores?"
Aunque
a la mente inmediatamente nos vienen The Matrix y Horton Hears a Who!, su
comentario fue más sutil aún. ¿Qué pasaría si le damos completamente la vuelta
al paradigma? En nuestro mundo biológico nosotros "evolucionamos"; en nuestro
mundo informático, "innovamos." ¿Qué pasaría si en realidad los ordenadores
estuviesen evolucionando y hubiesen descubierto que la mejor forma de
evolucionar más rápidamente fuese convenciéndonos de que "innovásemos" por
ellos?
Tuve
que detenerme y frotarme los ojos después de teclear ese párrafo. El primer
boceto que escribí era aún más raro y exagerado--básicamente era una serie de incoherencias
sobre cómo los ordenadores estaban manteniendo una conversación en un universo
paralelo que nosotros no entendemos y, como parte de ello, habían logrado
averiguar cómo manipular a los seres humanos.
Ayer en
Ted, mi viejo amigo John Underkoffler, cofundador de Oblong, dijo que "la
tecnología es capaz de expresar la generosidad. Y eso es algo que tenemos que exigir."
Aunque
se refería a algo totalmente distinto, creo que es consistente con la teoría
del universo paralelo que contemplo. Como humanos (o al menos la mayoría de los
americanos), normalmente nos imaginamos en la punta de la pirámide de la
existencia, y a no ser que seas ateo, es una pirámide en la que Dios ocupa
algún factor dentro de la jerarquía. No obstante--dejemos a Dios (o a la falta
de Dios) a un lado y pensemos acerca de los "humanos como especie" frente a los
"ordenadores como especie". Empecé con estructuras como la de la consciencia
colectiva y la jerarquía de la información, y fui capaz de rápidamente dar con
una analogía sencilla para cada una entre la especie humana y la de
ordenadores.
Y aún
así, sigo tecleando. Todo sea en el nombre de compartir y contribuir con mis
pensamientos a través de este interesante mecanismo. Voy a correr tres horas
esta tarde. Me pondré el Garmin 305 en la muñeca (con su GPS) y pondré mi
iPhone en la mochila (escuchando el final de Zen and the Art of Motorcycle
Maintenance). Entregaré un buen puñado de datos a ambos dispositivos, que
después los registrarán y los subirán a "el ordenador". La cantidad de datos
que genero es enorme; no estoy del todo seguro para qué los usan los
ordenadores, ¿pero qué pasaría si fuera para algo realmente específico?
Antes
de que nadie descarte estos pensamientos como los de un lunático, sólo pensemos
en ellos durante un minuto. Esta es una estructura habitual en gran parte de la
ciencia ficción contemporánea. Quizá la "infraestructura informática colectiva"
del mundo ya nos haya sobrepasado y ahora nos tenga trabajando para ella/ellos.
¿No sería algo interesante a descubrir de aquí a 100 años?