Si el exceso de confianza en uno mismo conduce a desastres globales como el hundimiento de los bancos y las guerras mundiales, ¿cómo es posible que haya evolucionado hasta nuestros días? Un grupo de investigadores tiene la respuesta.
¿Qué
tienen en común los siguientes desastres: la Primera Guerra Mundial, Vietnam,
la guerra en Irak, el hundimiento del sistema bancario, y la falta de
preparación ante desastres naturales como el Huracán Katrina?
Según
Dominic Johnson en la Universidad de Edimburgo y su compañero James Fowler en
la Universidad de California, San Diego, la respuesta está en que en todos
ellos se le ha echado la culpa al exceso de confianza en uno mismo tan
característico de la condición humana.
Las
piezas del rompecabezas del exceso de confianza se pueden encontrar en su
omnipresencia. Muchos estudios han demostrado que la mayoría de la gente posee
un sentido exagerado de sus propias capacidades, una ilusión de que poseen
control sobre eventos incontrolables y que son invulnerables ante el riesgo. La
mayoría de la gente, por ejemplo, cree que están por encima del conductor
medio, algo que es imposible a nivel estadístico. Todos poseemos cierto grado
de exceso de confianza.
No
obstante, ¿cómo es posible que una condición como esta haya evolucionado cuando
el exceso de confianza en uno mismo ha desencadenado la destrucción de
comunidades y la pérdida catastrófica de vidas?
Ese es
un misterio con el que muchos psicólogos experimentales han estado luchando,
aunque Johnson y Fowler afirman tener la respuesta. Mediante la creación de un
modelo matemático del modo en que los individuos sobreconfiados compiten contra
los individuos normales, han logrado mostrar que existe una clara ventaja en el
hecho de poseer un exceso de confianza en uno mismo.
De
hecho, si la recompensa potencial es al menos dos veces mayor que el coste de
competir, entonces el exceso de confianza se convierte en la mejor estrategia.
En término medio, el exceso de confianza es incluso ventajoso puesto que
aumenta la ambición, la determinación, la moral y la persistencia. En otras
palabras, el exceso de confianza es la mejor forma de maximizar los beneficios
por encima de los costes cuando los riesgos están poco definidos.
Este es
un punto de vista interesante. Los psicólogos experimentales conocen desde hace
mucho tiempo el rol que lleva a cabo el exceso de confianza en situaciones de
conflicto y aún así no han sido capaces de explicar sus orígenes.
Sin
embargo, lo más preocupante son las predicciones de Johnson y Fowler. Su modelo
implica que el exceso de confianza óptimo se incrementa según la magnitud de la
falta de certeza. Por tanto, cuando más alto sea el riego, más confianza en uno
mismo debería desarrollar el sujeto.
Johnson
y Fowler utilizan este descubrimiento para predecir que el exceso de confianza
será particularmente relevante en aquellos dominios donde el valor percibido de
una recompensa exceda de forma suficiente a los costes de competición
previstos.
¿De qué
dominios estamos hablando? Johnson y Fowler señalan algunos, aunque quizá los
más obvios y potencialmente peligrosos sean las relaciones internacionales,
donde los eventos tienen un alto grado de complejidad, de distancia, e involucran
culturas e idiomas extranjeros; las nuevas tecnologías tales como la burbuja de
internet; y la industria bancaria, donde abundan los instrumentos financieros
complejos. ¿Hay algo que nos resulte familiar?
Todo
esto no es más que el prólogo para la siguiente cuestión: cuál es la mejor
manera de mitigar los peores efectos secundarios de este exceso de confianza
desatado dentro de una sociedad con un sentido totalmente exagerado de lo que
son sus propias capacidades.
Ref:
arxiv.org/abs/0909.4043: The Evolution of Overconfidence