Permitir que las empresas de telecomunicación accedan a datos o no, que puedan ofrecer servicios de datos preferentes o no, que sus acuerdos sean públicos.... ¿cómo acabará todo esto?
Cuando la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC, por sus siglas en inglés) promulgó las históricas reglas de neutralidad de red el año pasado, su condición de asunto estrella para la administración Obama se consolidó. Pero la batalla sobre el "internet abierto" no acabó ahí, y a la siguiente administración todavía tiene varios problemas sin resolver.
Una decisión de junio del tribunal de apelaciones federal del Distrito de Columbia (el distrito al que pertenece la capital de la nación) rechazó la apelación de las nuevas reglas, que prohíben a los proveedores de servicios de internet (ISP, por sus siglas en inglés) bloquear o limitar contenidos legales y también las transacciones de negocio en las que un ISP acuerde priorizar contenidos dentro de su red (el temido "carríl rápido" de internet).
Eso significa que los oponentes de la neutralidad de red, incluido el candidato a presidente del Partido Republicano, Donald Trump, deben de estar deseando que el tribunal de apelaciones revise el caso, o que el Tribunal Supremo lo acepte. La candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, ha apoyado las acciones de la administración Obama relacionadas con la neutralidad de red y probablemente seguirá abogando por las nuevas reglas mientras el debate sobre cómo regular a los ISP sigue abierto.
Foto: El director de la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos, Tom Wheeler. Crédito: David Ramos (Getty Images).
Aquí detallamos tres importantes preguntas sobre el futuro de la regulación de internet que siguen abiertas.
¿Tendremos que pagar por la privacidad?
La FCC dio un paso atrevido y controvertido el año pasado cuando promulgó sus nuevas reglas. En ellas cambiaba la clasificación del ancho de banda de "servicio de información" a "servicio de telecomunicaciones". Eso permitió a la agencia empezar a regular a las ISP bajo leyes más estrictas, las que gobiernan los llamados proveedores comunes, que son proveedores de servicios que transportan bienes o personas, como las aerolíneas, empresas de transporte y empresas de telefonía.
En abril, la FCC propuso nuevas reglas de privacidad para los ISP. Se les permitiría emplear determinados datos sin el consentimiento expreso de los usuarios por resultar críticos para proporcionar el servicio. Y podrían emplear datos de clientes para labores de marketing "relacionadas con las comunicaciones", pero los clientes podrían negarse a participar. Para todo lo demás, los usuarios tendrían que dar su consentimiento, y el acceso al servicio no podría depender de este consentimiento. Es algo único, al menos en internet. La FCC sostiene que se requieren regulaciones de privacidad únicas porque las ISP pueden "captar una amplitud de datos que un proveedor individual de streaming de vídeo, un motor de búsquedas o incluso una página de comercio electrónico simplemente no puede".
Comcast quiere que la agencia permita a los ISP ofrecer a los clientes "descuentos u otros valores" a cambio de sus datos, algo que ha provocado el rechazo por parte de grupos que afirman que tales arreglos perjudicarían a los clientes con sueldos inferiores. La FCC podría finalizar estas reglas de privacidad antes de finales de año.
¿Cuál es el motivo real por el que las películas de Netflix se cargan tan lentamente?
Bajo las nuevas reglas, por primera vez la FCC tiene la autoridad para supervisar los acuerdos que firman los proveedores para interconectar sus redes entre sí. Tales acuerdos aparecieron por primera vez en escena pública hace unos años cuando muchos clientes de Netflix empezaron a experimentar un mal rendimiento del servicio.
Lo que siguió fue un debate público entre Comcast y Netflix, que culpaba al ISP por haber permitido intencionadamente que el rendimiento se degradara en los puntos de interconexión entre su red y las redes de empresas a las que paga Netflix para transportar el tráfico a través de la infraestructura básica de internet. Netflix hizo un llamamiento a la FCC para que se mojara a la hora de supervisar los acuerdos de negocio que rodean estos puntos de interconexión. Un estudio posterior realizado por Measurement Lab, un consorcio de investigaciones de políticas, reveló patrones de meses de duración de mal rendimiento del ancho de banda para clientes del importante ISP. Los autores dedujeron que se debía a problemas en las interconexiones, y concluyeron que algunas carecían de capacidad suficiente.
Pero sin acceso a la detallada información de los ISP, no podemos estar seguros de que ese fuera la causa del mal rendimiento, según el director del Centro para Políticas de Tecnologías de la Información de la Universidad de Princeton (EEUU), Nick Feamster.
Aún es demasiado pronto para saber si la nueva autoridad para supervisar estos acuerdos dará paso a menos problemas de rendimiento.
¿Acabará alguna vez este debate?
Puesto que tiene tantas facetas, el debate sobre lo que debería ser el "internet abierto" seguramente se prolongará durante años. Aún no está claro, por ejemplo, cómo los reguladores podrían abordar la práctica emergente de "tarifa cero", por la que los proveedores permiten a sus clientes utilizar determinadas aplicaciones sin que los datos consumidos se descuenten de sus cuotas de datos. Algunos dicen que este tipo de arreglo viola la neutralidad de red, especialmente en el caso de acuerdos como el plan de "datos patrocinados" de AT&T, que permite a las empresas pagar a cambio de que los datos de sus apps sean tratados de esta manera.
Mientras tanto, los detractores de las nuevas reglas de la FCC argumentan, entre otras cosas, que la prohibición absoluta de la "priorización pagada" o los acuerdos entre negocios en las que los clientes pagan a los ISP para que su tráfico sea preferente podrían ahogar la innovación. El analista de políticas de telecomunicaciones de la Fundación de Tecnologías de la Información e Innovación Doug Brake sostiene que la priorización pagada no necesariamente dañaría a los consumidores y podría abrir nuevas aplicaciones, como las conferencias de vídeo especializadas con un nivel garantizado de calidad o determinadas aplicaciones de realidad virtual o aumentada.
En resumen, los detractores seguirán oponiéndose a ellas en los tribunales. Y existe la posibilidad de que algún día el Tribunal Supremo acepte el caso.