La empresa afirma que los algoritmos del coche están diseñados para imitar el comportamiento de un "conductor paciente y experimentado", a pesar de que en cada país se pita de una manera
Puede que los adorables coches robóticos de Google hayan dado un paso enorme hacia el desarrollo de una cualidad más agresiva: han aprendido a tocar el claxon.
En el útlimo informe mensual (PDF) del Proyecto de Coches Autónomos de Google, la empresa afirma llevar algún tiempo probando algoritmos de claxon en sus prototipos. Aunque el sonido se ha limiado al interior del vehículo para evitar que sus pitidos puedan confundir a los demás conductores. Al mejorar el algoritmo, los coches han empezado "emitir el claxon al mundo exterior", detalla el informe.
Google afirma que sus coches están diseñados para ser "educados, considerados y tocar el claxon únicamente cuando resulte beneficioso para la seguridad de todos".
Crédito: Google.
Su enfoque sería totalmente distinto al de cómo los humanos usan la bocinca. Pero también representa un paso importante para el desarrollo de las capacidades de los coches autónomos. Y realza el hecho de que enseñar a los robots a conducir entre humanos no sólo se limita a aprender una serie de relgas ni tampoco a los casos excepcionales en las que sería aceptable modificarlas o incluso saltarselas. Es un proceso altamente cultural e intuitivo.
El claxon es un ejemplo estupendo de esto. La gente lo utiliza para expresar coloridas variaciones de: "¡Eh, cuidado, imbécil!" Pero algunas personas también lo emplean para saludar a los vecinos. En China existe una intricada etiqueta social para el uso del claxon, que para un occidental parecería una ola casi constante de ruido. Incluso las diferencias regionales dentro de un mismo país, como Estados Unidos, pueden ser pronunciadas.
Los ingenieros de Google han aprendido de primera mano lo difícil que puede resultar impregnar sus coches con las aptitudes más sutiles de la conducción. Una versión temprana del coche resultó demasiado tímida en las señales de stop. El prototipo se quedaba paralizado, mientras los conductores humanos que no llegaban a parar del todo le adelantaban.
Tales problemas pueden ser resueltos con coches más agresivos. Ahora están programados para ir avanzando, centímetro a centímetro, tras haberse detenido en los stop para hacerse valer y tomar la delantera en la salida. Pero eso introduce el peliagudo tema de la toma de decisiones de los coches. ¿Cuán agresivo es demasiado agresivo? ¿Deberían los coches robóticos mantener grandes distancias de seguridad con los coches que circulan delante de él y arriesgarse a que otros coches se metan entre medias? ¿O deberían seguir más de cerca al coche que tenga delante y arriesgarse a incomodar al otro conductor?
En el informe de Google, la empresa explica que sus coches tienen dos formas de tocar el claxon. "Dos toques cortos más suaves" para atraer educadamente la atención de otro conductor, y un toque largo y alto cuando la situación requiera "más urgencia". Ese tipo de matiz demuestra que los ingenieros de Google van bien encaminados para imitar los comportamientos de la conducción humana, incluso si les queda mucho antes de poder pasar desapercibidos en carretera.
(Read more: PC magazine, New York Times, El coche automático aún necesita conductor, La lista de cosas que los coches autónomos de Google no saben hacer)