El fabricante ha anunciado una nueva empresa filial que recopilará y minará los datos de sus conductores para ofrecer más prestaciones para la conducción en sus coches conectados
Independientemente del combustible que alimente el coche del futuro, ya sea electricidad, hidrógeno o gasolina, lo que está claro es que este vehículo generará miles de millones de bits de datos. Y la batalla por controlar y explotar esos datos sólo acaba de empezar.
El lunes, el fabricante japonés Toyota anunció una nueva empresa filial, llamada Toyota Connected, que gestionará y minará los datos recopilados de sus vehículos. El fabricante también ha confirmado que colaborará con Microsoft en esta nueva iniciativa. Los datos recopilados y proporcionados podrían incluir datos de mapeo, estadísticas de motor e historiales del comportamiento de los conductores. De forma más inmediata, esto podría significar la actualización de las prestaciones de los vehículos o el envío en remoto de parches de software para corregir los fallos. Pero el objetivo también es el desarrollo de nuevos tipos de interfaces capaces de predecir las intenciones del conductor.
Durante la última década, los coches se han vuelto mucho más informatizados y conectados. Tesla personifica esta tendencia, al enviar actualizaciones de software para la interfaz a los coches de sus clientes mediante 3G, añadir apps nuevas y hasta para mejorar el rendimiento del motor o los frenos.
"Las tecnologías de consumo están modelando las preferencias de los consumidores", dijo el CEO de Toyota, Zach Hicks, durante una rueda de prensa celebrada para anunciar la nueva empresa. "Para sus vehículos quieren la misma experiencia que tienen con sus dispositivos móviles, y nuestra obligación es cumplir con sus expectativas", añadió.
Toyota no ha especificado qué datos tiene intención de recopilar ni cómo lo hará, pero probablemente equipará sus modelos con una mayor conectividad y sistemas informáticos y software que permitan un control más amplio.
La tecnología podría introducir nuevos riesgos de seguridad y agravar el enfado de los conductores por la recopilación y el uso de sus datos personales. Hicks aseguró que los datos jamás serían recopilados sin la autorización del conductor. También afirmó que la nueva empresa intentaría lanzar sus primeros servicios este año.
En su laboratorio de investigación, Toyota ha demostrado que rastrear la ubicación y los comportamientos de los conductores, y cruzar esos datos con otras fuentes de información, permite predecir a dónde se dirige una persona. El CEO explicó: "Cuando la gente conduce fuera de sus patrones normales de conducción podemos predecir con un 80% de precisión a dónde es probable que se esté dirigiendo, de acuerdo a sus preferencias".
Eso podría significar, por ejemplo, que un coche sea consciente de que su conductor se dirige a un partido de fútbol, y entonces se ofrezca automáticamente a mapear la ruta y pagar el aparcamiento por adelantado. Hicks detalla: "Estos son los tipos de servicios que ya operamos en nuestro laboratorio de I+D".
Cuantos más datos empiecen a utilizar los vehículos, tanto Toyota como el resto de fabricantes se enfrentarán a un aumento de la competencia. Empresas que incluyen a Google y Apple han divisado una oportunidad para aprovecharse de los datos procedentes de los coches. Todas ellas han empezado a adentrarse en el área de las interfaces para vehículos con el uso de sistemas de salpicadero que repliquen un iPhone o dispositivo Android personalizado.
Mediante Android Auto, por ejemplo, Google Now ya intenta predecir el destino a partir de los mensajes encontrados en Gmail o búsquedas recientes de Google, para después ofrecerse automáticamente a indicar la ruta (ver ¿Quién conducirá el coche del futuro?). Mientras tanto, los proveedores de computación en la nube, incluido Microsoft, están ansiosos por proporcionar la potencia computacional creciente y necesaria para servicios como los mapas de alta resolución empleados a menudo para la conducción autónoma (ver El mundo del futuro depende cada vez más de los gigantes que controlan la nube).