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Computación

La 'comida porno' publicada en redes sociales impulsa un estilo de vida saludable

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El hashtag #foodporn hasta ahora se asociaba con hábitos alimenticios poco sanos, pero una investigación demuestra lo contrario, sobre todo en el norte de Europa y Oceanía

  • por Emerging Technology From The Arxiv | traducido por Teresa Woods
  • 16 Marzo, 2016

Allá por la década de 1990, un programa culinario televisivo llamado Two Fat Ladies (Dos gordas) se convirtió en un gran éxito de audiencia en Reino Unido por su rechazo irreverente a los consejos de dieta sana. Las dos presentadoras se deleitaron con recetas repletas de nata, manteca de cerdo y carnes grasas. De hecho, el productor del programa calificó de "placer pornográfico" el uso que la pareja daba a las grandes cantidades de mantequilla y nata.

El programa formaba parte de una emergente tendencia que ha dado paso a que #foodporn (que se traduciría como comida porno) se convierta en uno de los hashtags más populares de las redes sociales. El fenómeno consiste en compartir imágenes glamurosas de comidas grasas, altas en calorías capaces de bloquear las arterias. Las fotos a menudo muestran la comida de forma provocativa, con el uso de unas técnicas similares a las que se emplean en la fotografía de moda o incluso pornográfica.

La tendencia ha generado una importante controversia. La cuestión central de este follón es si el fenómeno #foodporn fomenta una relación insana con la comida de la misma manera que la pornografía ofrece una visión irrealista sobre la sexualidad.

Hoy, recibimos unas respuestas únicas sobre este debate gracias al trabajo de Yelena Mejova y unos compañeros del Instituto Qatar de Investigaciones Informáticas. El equipo ha analizado la anatomía del fenómeno #foodporn en Instagram por primera vez y afirma que su análisis revela una abrumadora obsesión con el chocolate y las tartas en todo en mundo, pero también unas señales alentadoras de que el #foodporn no es del todo perjudicial.


Imagen: Los distintos gráficos muestran la proporción de información asociada a la etiqueta #foodporn en las entradas digitales de distintas regiones del mundo. Los tipos de datos son: comida/bebida, saludable, localización, ninguno, sentimiento, social, hora/fecha e insano.

El equipo empezó por descargarse todas las entradas etiquetadas con la palabra clave #foodporn que se publicaron en Instagram entre noviembre de 2014 y abril de 2015: un total de casi 10 millones de entradas.

De forma sorprendente, alrededor del 42% de ellas incluían datos de geolocalización. En comparación, Mejova y su equipo afirman que sólo el 6% de las entradas de Twitter con la misma palabra clave están geolocalizadas.

Las entradas en Instagram provienen de 222 países, de los que el equipo seleccionó 72 con más de 500 usuarios discretos para estudiarlos en detalle. "El alcance de la etiqueta #foodporn en todo el mundo resulta difícil de infravalorar", afirma el equipo.

El conjunto de datos contiene entradas hechas por unos 1,7 millones de usuarios que publicaron a un ritmo medio de unas 62.000 entradas al día. Los estadounidenses dominaron la conversación, seguidos por seguidores de Italia y Reino Unido, aunque estas cifras probablemente se deban al hecho de que #foodporn sea un término anglosajón.

No obstante, el equipo de Mejova afirma que los datos demuestran que los países asiáticos tienen con creces la mayor proporción de usuarios dedicados a rastrear sus experiencias de #foodporn.

Los datos de geolocalización permitieron a los investigadores estudiar cómo las preferencias de #foodporn varían en todo el mundo. Muchos países tienen platos locales que están asociados con esta etiqueta. En Argentina, por ejemplo, los primeros platos de #foodporn incluyen el dulce de leche y muchos platos dulces de merienda. En Canadá, los primeros platos de #foodporn incluyen el poutine, una invención local hecha de patatas fritas y cuajada de queso coronada con una salsa de carne. Y en Estados Unidos, los platos más populares incluyen las gambas, el beicon, los tacos y el sushi.

Para obtener una perspectiva general de las preferencias de #foodporn, Mejova normalizó las frecuencias de hashtag por país y después clasificó las comidas resultantes. La lista está dominada por comidas con una alta densidad energética, como el chocolate, las tartas, la Nutella, y así sucesivamente. La investigación describe: "A nivel global, encontramos que los usuarios se emocionan más con los dulces y la comida rápida".

Sin embargo, esta lista contiene importantes números de comidas saladas. Las más populares son la pizza, la ensalada, el sushi y las hamburguesas; la primera bebida es el café, la primera bebida alcohólica es el vino, y la primera fruta son las fresas.

Eso permitió al equipo explorar la proporción de platos saludables e insanos etiquetados como #foodporn en cada país. Lo hizo al examinar otros hashtags asociados con las entradas de comida y al analizar los sentimientos que transmiten. Entonces contaron el número de hashtags utilizados en cada país que transmiten sentimientos distintos.

Según esta escuela de pensamiento, el país más consciente de los hábitos alimentarios saludables es Holanda, con 25 de los primeros 50 hashtags relacionados con la salud y el bienestar físico, como #fitgirl, #fitspo, #eatclean, y así sucesivamente. En general, las regiones más conscientes de su salud son el norte de Europa y Europa Occidental, junto con Australia y Nueva Zelanda.

En contraste, Brasil, Argentina y Francia tienen la tasa más alta de hashtags insanos. Incluyen #gordice en Brasil, que está derivada de la palabra gordo, y #goumandise en Fancia, que significa glotonería o gula. "Estos tres países juntos disponen de cinco hashtags saludables dentro de los primeros 50", dice el equipo de Mejova.

Por último, el equipo examinó cómo la aprobación social asociada con las entradas etiquetadas como #foodporn. Encontraron que la tasa de aprobación  (el número de "me gusta") es mucho mayor para comidas saludables. "La elevada aprobación social de los hashtags saludables sugiere que la propia comunidad ya se está autogobernando en la promoción de un estilo de vida más sana", asegura Mejova.

Es una conclusión interesante. Implica que lejos de crear una relación poco sana con la comida, el fenómeno de #foodporn puede estar teniendo el efecto contrario. "El sentimiento asociado con #foodporn indica que se utiliza para impulsar un estilo de vida saludable, especialmente en países con un alto PIB per cápita", detalla la investigación.

Eso arroja un poco de luz necesaria sobre un tema que ha estado dominado por las anécdotas. Y forma parte de la idea más amplia de que las redes sociales representan una "tecnología persuasiva" que no sólo registra los sentimientos y los hábitos sino una tecnología que los podrá cambiar también.

Se necesitan más trabajos que estudien este fenómeno en detalle, pero el equipo de Mejova ha creado una prometedora plataforma que probablemente horrorizaría a las dos gordas.

Ref: arxiv.org/abs/1603.00229: Fetishizing Food in Digital Age: #foodporn Around the World

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