.

Inteligencia Artificial

La inteligencia artificial podría resolver los grandes problemas de la humanidad

1

Los líderes del sector coinciden en su potencial pero admiten que todavía falta mucho y que no hay que olvidar los problemas éticos de la tecnología si se vuelve demasiado potente

  • por Will Knight | traducido por Teresa Woods
  • 14 Enero, 2016

Foto: Eric Schmidt.

¿Estamos a punto de crear una inteligencia artificial (IA) capaz de encontrar respuestas a los retos más urgentes del mundo? Después de los continuos progresos en las tareas básicas de la IA en años recientes, esta es la visión que tienen algunos de los tecnólogos líderes del sector. Ahora bien, cómo daremos este gran salto sigue siendo un misterio.

El presidente ejecutivo de Alphabet (anteriormente Google), Eric Schmidt, dice que la IA podría ser aprovechada para ayudar a resolver importantes retos, incluido el cambio climático y la seguridad alimentaria. Hablando en un evento celebrado esta semana en Nueva York (EEUU) para comentar las oportunidades y riesgos que presenta la IA, Schmidt no ofreció detalles acerca de cómo la tecnología podría ser adaptada para tales problemas complejos y abstractos.

El CEO de Google Deepmind, Demis Hassabis, cuya división dentro de Google realiza un trabajo pionero en el aprendizaje de máquinas, y que tiene por objetivo elaborar una "inteligencia artificial general" (ver Así es el hombre que diseña la inteligencia de Google), dijo que el objetivo de este esfuerzo era el de aprovechar la IA para grandes retos. "Si podemos resolver la inteligencia de una manera lo suficientemente generalizada, entonces la podremos aplicar a todo tipo de cosas para hacer del mundo un lugar mejor", dijo.

Y el director de Tecnología de Facebook, Mike Schroepfer, expresó un deseo similar: "El poder de la IA es que puede resolver problemas a escala planetaria al completo".

Los continuos avances de la IA, especialmente los que se refieren a las técnicas de aprendizaje de máquinas, están logrando que los ordenadores sean capaces de cada vez más cosas, desde reconocer el contenido de las imágenes a mantener cortas conversaciones de texto o voz. Estos avances parecen estar destinados a cambiar cómo se utilizan los ordenadores en muchas industrias, pero aún no está claro cómo la industria pasará de etiquetar imágenes a abordar la pobreza y el cambio climático.

De hecho, hablando después de su ponencia, Schroepfer estaba ansioso por limitar las expectativas, al menos a corto plazo. Explicó que los recientes avances no bastan para permitir que las máquinas alcancen un nivel de inteligencia humana, y que se necesitarán dos docenas o más de "importantes descubrimientos" antes de que suceda. Y afirmó que muchas personas parecen tener una idea equivocada acerca de lo rápido que avanza el campo. "La gente ve un ejemplo llamativo, y después extrapola a partir de allí", sentenció.

El evento, organizado por la Universidad de Nueva York además de unas empresas que lideran los esfuerzos por aprovechar la inteligencia artificial, incluidas Facebook y Google, se ha celebrado en un momento delicado para los investigadores académicos y las empresas que surfean la ola de los progresos de la IA. Parece estar claro que los progresos revolucionarán muchas industrias, quizás con consecuencias negativas, como la desaparición de determinados puestos de trabajo (ver Quien posea los robots acaparará las riquezas del mundo). Seguramente también suscitarán nuevas preguntas éticas, como las responsabilidades legales y morales de los coches autónomos, o las implicaciones de unas armas autónomas (ver Los filósofos entrenan a los coches autónomos para tomar decisiones éticas)

Pero los impresionantes progresos han inspirado a algunos dentro del campo de la IA (y a otros que se encuentran fuera de él) a sentar cátedra acerca de las implicaciones a largo plazo de la tecnología. A veces este discurso se ha centrado en el reto de controlar la IA en caso de que se vuelva considerablemente más potente e independiente, algo que dista mucho de ser posible hoy por hoy.

Las preocupaciones acerca de los riesgos a largo plazo de la IA inspiraron recientemente la fundación de una nueva organización sin ánimo de lucro llamada OpenAI dedicada a avanzar la inteligencia artificial que beneficie a la humanidad (ver Mil millones de dólares para evitar que la IA sea 'mala' con la humanidad). OpenAI está financiada por una subvención de 1.000 millones de dólares (unos 924 millones de euros) del fundador de Tesla y SpaceX, Elon Musk, que ha hablado mucho acerca de los peligros a largo plazo de la IA, y otros pesos pesados del mundo de la tecnología.

Hassabis, entre otros, reconoce que deberíamos tomarnos los problemas éticos muy en serio. Según sus palabras, "como con cualquier tecnología, si va a ser tan potente, tenemos que reflexionar acerca de cómo utilizarla de forma ética y responsable".

Inteligencia Artificial

 

La inteligencia artificial y los robots están transformando nuestra forma de trabajar y nuestro estilo de vida.

  1. El gobierno de EE UU pone bajo la lupa a las empresas de IA por publicidad engañosa

    La Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos ha tomado medidas contra varias empresas de IA por mentir y realizar publicidad engañosa, una lucha que continuará durante el próximo mandato de Donald Trump

    La Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos ha tomado medidas contra varias empresas de IA
  2. Las emisiones de la IA están a punto de dispararse aún más

    Las emisiones de los centros de datos se han triplicado desde 2018. A medida que modelos de IA más complejos como Sora de OpenAI comiencen a generalizarse, es probable que esas cifras se disparen

    Ordenador portátil echando humo
  3. La IA llega al campo de batalla para redefinir la toma de decisiones en la guerra moderna

    Anduril, fabricante de drones y misiles con IA, ha firmado un acuerdo con el Pentágono de EE UU para integrar sus sistemas en conflictos armados y optimizar la toma de decisiones, un aspecto que ya ha generado preocupación en organismos internacionales como Human Rights Watch

    La IA llega al campo de batalla