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Inteligencia Artificial

Los robots personales tendrán que ser útiles además de encantadores para triunfar

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Varias empresas están desarrollando robots de compañía que bailan y se hacen 'selfies', pero que no poseen funciones prácticas para los usuarios

  • por Will Knight | traducido por Teresa Woods
  • 27 Julio, 2015

Pepper, el robot, espera pegar fuerte en Japón.

Si visitas la emblemática tienda de Softbank en el centro de Tokio, puede que te reciba en la puerta un empleado nuevo, encantador y ligeramente maniático: un robot humanoide de color blanco brillante que hace gestos dramáticos, gasta bromas excéntricas y de vez en cuando rompe a bailar al son de música emitida por su propio cuerpo.

Con los significativos avances que se están consiguiendo hacia una robótica industrial más segura e intuitiva, quizás no sorprenda la idea de que los robots domésticos y personales esté ganando impulso. Los robots de juguete que interactúan con las personas de maneras sencillas existen ya desde hace algún tiempo. Ahora, varias empresas están diseñando robots más capacitados para compartir el domicilio del usuario. Aunque estas máquinas no realizan tareas físicas, intentan ganar el afecto a base de una mezcla de encanto y una forzada inteligencia social.

El pasado mes de junio, Softback vendió mil unidades de su robot Pepper en Japón en menos de un minuto; mil unidades más se podrán a la venta esta semana. "Hay personas interesadas en probarlos en sus negocios para tareas de recepción; hay familias y también personas de tercera edad interesadas en la compañía", dice la directora global de marketing de Aldebaran Robotics, la empresa francesa que desarrolló Pepper para Softbank, Magali Cubier

Pepper tiene un precio de venta de 1.595 dólares (unos 1.457 euros) más una cuota mensual de 120 dólares (unos 107 euros) que cubre el mantenimiento y las actualizaciones. El robot es pequeño, según el estándar humano – con una altura de 47 pulgadas (unos 119 centímetros) –, una pantalla en el pecho, ojos negros y saltones y una base de tres ruedas sobre la que se desplaza. Incluye una cámara estereoscópica, capaz de reconocer a las personas conocidas y de identificar su gesto facial a una distancia de hasta 10 metros.

Recientemente, Aldebaran lanzó un kit de desarrollo de software para Pepper para permitir así que terceros puedan dotar al robot con nuevas capacidades. El primer lote de apps incluye una que permite que Pepper realice un concurso musical y otra que le confiere la habilidad de sacarse un selfie con otras personas. Otras son más prácticas, como la que ayuda a las personas con demencia a acordarse de tomar la medicación.

Aldebaran no ha comentado cuándo Pepper empezará a comercializarse fuera de Japón, pero otros robots personales pronto estarán disponibles en otras partes del mundo (ver ¿Qué tipo de robot quieres que sea tu ayudante en casa?).

Jibo es un dispositivo sencillo que imita el lenguaje corporal humano.

Jibo, por ejemplo, es un robot personal sencillo que está siendo desarrollado por una empresa radicada en Cambridge, Massachusetts (EEUU) que fue cofundada por la profesora adjunta del MIT Media Lab Cynthia Breazeal. Dice que la electrónica móvil y barata, junto con la creciente aceptación de las nuevas tecnologías e interfaces, hacen que los robots como Jibo sean comercialmente viables.

Aunque Jibo sigue en la fase de desarrollo, un vídeo publicado junto con una página web de crowdfunding diseñada para atraer inversores sugieren que el robot podría proporcionar servicios personales como recordatorios de citas, sacar fotografías familiares y leer cuentos a los niños a la hora de dormir, moviendo la cabeza de forma expresiva y mostrando animaciones en pantalla mientras lee. "Es una experiencia diferente, una experiencia más interpersonal", dice Breazeal. "Puedes imaginarte todo un abanico de aplicaciones enfocadas a las noticias y el tiempo, pero también contenidos educativos y un entrenador personal que te ayude a controlar el peso".

Breazeal no es la única que divisa una oportunidad nueva. Una empresa francesa llamada Bluefrog Robotics está diseñando un producto similar, llamado Buddy, que dispondrá también de ruedas que le permiten desplazarse. Como Jibo, Buddy también ha sido financiado en parte por una campaña de crodwfunding y la página web de su proyecto asegura que el robot podría servir como asistente personal, una herramienta de comunicación y un dispositivo de seguridad.

Los creadores de Buddy dicen que podría realizer tareas de seguridad y ofrecer recordatorios útiles.

De hecho, los robots personales probablemente tendrán que demostrar su utilidad además de su encanto si van a triunfar. Las capacidades garantizadas de Jibo y Buddy distan mucho de la visión de Hollywood de los robots domésticos inteligentes y Breazeal reconoce que existe el riesgo de decepcionar a los consumidores.

"Un robot que sólo canta y baila no va a venderse demasiado bien", dice Rodney Brooks, un profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU) y cofundador de iRobot, que fabrica la aspiradora Roomba, además de Rethink Robotics, que fabrica un robot industrial fácil de usar y de bajo coste. Brooks concede, sin embargo, que es posible que los consumidores estén dispuestos a construir una relación con los robots domésticos. "Mucha gente trata a sus Roombas como compañeros, de una manera muy limitada", dice. "Quizás sea esto lo que fomentará el éxito de estas empresas".

Inteligencia Artificial

 

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