La tecnología de cadena de bloques que ahora se usa en las transcacciones podría revolucionar los negocios 'online'
Los defensores de Bitcoin suelen decir de la moneda digital que es el futuro del dinero. Pero incluso aunque no resulte ser así, un grupo de inversores y emprendedores cada vez mayor está convencido de que la idea central de Bitcoin podría revolucionar las industrias que dependen de los registros digitales. Podría sustituir los métodos convencionales para hacer un seguimiento de información valiosa como contratos, derechos sobre la propiedad intelectual, e incluso los resultados de votaciones en línea.
Lo que es auténticamente prometedor de Bitcoin en su opinión no es la moneda. Es la tecnología subyacente por la que miles de ordenadores en una red distribuida usan técnicas criptográficas para crear un registro permanente y público de cada transacción hecha con bitcoins que haya existido (ver ¿Qué es Bitcoin, y por qué es importante?). Los inversores apuestan porque este sistema de registro, que se denomina cadena de bloques, será valioso para muchas otras cosas además del seguimiento de pagos.
Los más entusiastas suelen comparar la posición de Bitcoin ahora con la de internet a finales de la década de 1980 y principios de 1990. El inversor de capital riesgo de Union Square Ventures Joel Monegro afirma que es justo comparar la tecnología de código abierto que crea la cadena de bloques con el protocolo de código abierto que forma la base de internet, llamado TCP/IP. Estos, que técnicamente son un par de protocolos, el Protocolo de Control de Transmisiones y el Protocolo de Internet, dictan las formas específicas de empaquetar y enviar datos entre ordenadores en una red. Años después de que se inventara TCP/IP, solo personas con ciertos conocimientos técnicos podían acceder a la tecnología. De forma similar, ahora Bitcoin es demasiado complejo para demasiada gente y resulta un reto incluso para quienes lo conocen.
Con el tiempo se crearon más protocolos que funcionaban con TCP/IP y que abrieron el camino para las aplicaciones de correo, los navegadores, los servicios de transmisión de archivos y así sucesivamente. Algo parecido podría estar cociéndose ahora con Bitcoin. El proceso para hacer pagos con la moneda se pueden ver como la primera aplicación construida con el sistema de cadena de bloques, según explica el director de Monedas Digitales en el Medial Lab del Instituto de Tecnología de Massachusetts (EEUU), Brian Forde. Los nuevos protocolos que se construyan sobre la tecnología fundacional podrían dar lugar a productos y servicios de consumo fáciles de usar.
¿Y cuáles podrían ser esos? Cualquiera que se beneficiara de tener la información almacenada en una base de datos que no se puede cambiar ni es propiedad de una única entidad pero que a la vez es accesible desde cualquier punto en cualquier momento.
Uno de los primeros ejemplos de un servicio "Cadena de Bloques 2.0" es Counterparty, que promete a sus usuarios la posibilidad de "llevar a cabo contratos financieros avanzados sin tener que confiar en que un tercero retenga tus fondos o se encargue de tu contabilidad". Además de proporcionar una plataforma para intercambiar bitcoins, Counterparty almacena información de contabilidad o contractual en la cadena de bloques.
Otra de las primeras empresas en seguir este enfoque es Factom, cuyo objetivo es atraer a una amplia variedad de negocios. Factom afirma que puede "mantener un registro permanente y fechado" de los datos de una empresa en la cadena de bloques, lo que "reducirá el coste y la complejidad de las auditorías, la gestión de archivos y el cumplimiento de la legislación". Para probar el concepto se ha unido a una empresa de archivos médicos digitales para crear una herramienta que los proveedores de servicios sanitarios podrían usar para almacenar datos valiosos en disputas por la facturación o en auditorías.
La razón por la que la cadena de bloques tiene el potencial de ser una base de datos multiusos es que mientras miles de ordenadores que ejecutan el software verifican criptográficamente cada transacción con Bitcoin, pueden añadir un pequeño volumen de información. Ahora mismo eso son apenas 40 caracteres, pero hay formas de sortear ese límite. Un servicio podría construir una red separada capaz de almacenar más información y después usar la criptografía para codificar esa información como una serie de números y letras lo suficientemente pequeña como para añadirla a la cadena de bloques. Counterparty y Factom usan este principio básico.
Sin embargo, una vuelta de tuerca es que los bitcoins siguen siendo inherentes al proceso: proporcionan el incentivo para la gente para que todo esto se haga. Verificar transacciones y almacenar sus datos en la cadena de bloques da a los "mineros" bitcoins recién acuñados. En otras palabras, cualquier servicio que tenga como objetivo usar la cadena de bloques como base de datos de uso general tendrá que hacer una transacción con un bitcoin (o una fracción de uno) en el proceso. O tendrá que encontrar otra forma de motivar a los mineros para colocar la información en el registro.
El concepto de la cadena de bloques no se limita a Bitcoin y recientemente han aparecido otras redes como alternativas potenciales. Además, la cadena de bloques de Bitcoin ni siquiera es necesariamente la que está mejor equipada para que construyan aplicaciones sobre ella. Pero por ahora Bitcoin es la que más inercia tiene y la que tiene la mayor red, lo que hace que sea más resistente que otras, según Monegro.
Para convertirse en una tecnología de uso generalizado, el software de Bitcoin tendrá que adaptarse para ser capaz de manejar los inmensos volúmenes de transacciones que eso implicaría (ver El hombre que da la cara y responde sobre Bitcoin). También quedan preguntas en el aire respecto a cómo soportaría el diseño de Bitcoin a largo plazo (ver Los académicos ven debilidades en las bases de Bitcoin y Un desplome del precio pone a prueba a Bitcoin). A pesar de todo, aunque el futuro de la tecnología de la cadena de bloques no depende necesariamente del futuro de Bitcoin, es muy probable que la potente idea que forma la base de esta moneda haya llegado para quedarse.