El creador de un popular juego para criar criaturas virtuales está desarrollando un nuevo entorno para animales más avanzados
Foto: Una desgarbada forma de vida virtual creada con el nuevo juego de Steve Grand.
El científico informático autodidacta británico Steve Gran sigue recibiendo cartas y e-mails de científicos e ingenieros dándole las gracias por Creatures, un videojuego que diseñó en 1996 y que inspiró a muchas personas a seguir una carrera en el campo de la inteligencia artificial. Espera que su último proyecto, un entorno más avanzado donde criar formas de vida virtuales, sea igual de influyente.
En el juego original los jugadores criaban criaturas alienígenas conocidas como Norns, unos alienígenas bípedos con grandes orejas y ojos saltones que parecían un cruce entre un Ewok y un Furby. Los jugadores enseñaban a sus Norns a sobrevivir, explorar y reproducirse (incluso si el jugador no intervenía y las dejaba solas, las criaturas se reproducían y evolucionaban gradualmente). Los jugadores también podían enseñar idiomas a los Norns (repitiendo el nombre de un objeto mientras la criatura lo miraba).
El juego fue un gran éxito, y no sólo en términos comerciales. "Casi de inmediato la gente empezó a desarrollar Proyectos del Genoma Norn, experimentos de reproducción y agencias de adopción", señala Grand. "La gente de marketing me dijo que ocultara la parte científica. 'A la gente no le interesa la ciencia', me dijeron. Se equivocaban".
Grand se hizo famoso con Creatures en la industria de los videojuegos, pero en el año 1999 dejó el medio para seguir trabajando en la IA de una forma distinta y tal vez científicamente más controvertida: la robótica. Su creación, Lucy, era un orangután androide y Grand esperaba que pudiera aprender gradualmente a interactuar con su entorno y a comunicarse con los seres humanos a través del lenguaje. Algunos expertos académicos en IA descartaron la iniciativa, y Grand abandonó el proyecto antes de que Lucy lograra tales habilidades.
Pero Grand no perdió la pasión y en 2011 volvió a la esfera digital con un nuevo proyecto llamado Grandroids. Al igual que con Creatures, Grand no cree que Grandroids sea un videojuego en el sentido tradicional. "Creo que es justo decir que no es un juego en absoluto", asegura. "No se supone que tengas que hacer nada, y no hay manera de ganar. Simplemente es un lugar que puedes visitar y en el que puedes conocer a algunas formas de vida semejantes. Lo que haces con ellas depende de ti".
Grand asegura que los nuevos seres virtuales de Grandroids son mucho más complejos y realistas que los de Creatures, gracias a la disponibilidad de una mayor potencia de cálculo, combinada con "20 años dándole vueltas al asunto".
El proyecto, que ha sido financiado por alrededor de 700 seguidores en el sitio de crowdfunding Kickstarter, no usa animación convencional para generar el andar y correr de sus criaturas. En vez de esto, los movimientos son impulsados por la propia IA de cada criatura. "He 'conectado' docenas de músculos virtuales directamente al cerebro de cada criatura'", afirma. "Interactúan con un motor de física, para que los movimientos y las opciones sean lo más reales posible".
Esta es sólo una parte del enfoque poco convencional que Grand sigue para fomentar la IA. La mayoría del trabajo en IA comienza con la suposición errónea de que el cerebro es un ordenador y el pensamiento es un algoritmo", afirma. En vez de esto, Grand está intentando determinar el comportamiento de sus criaturas a través de la disposición y las interacciones de simples neuronas, enzimas, receptores y genes virtuales. Su objetivo es replicar la forma en que funcionan los organismos vivos. "Las neuronas envían señales de un punto a otro, pero muchos de los cálculos realizados por los organismos vivos son más dispersos y difusos", asegura.
Grand cree haber encontrado una forma de dar a cada criatura cierta forma de imaginación. "Los Norns simplemente reaccionaban a los acontecimientos en su mundo y aprendían pasivamente a reaccionar mejor en el futuro", asegura. "Mis nuevas criaturas tienen la semilla de lo que podría ser una vida mental en sí. Estoy seguro de que esto provocará un agitado debate entre los filósofos de la mente, pero creo que por fin sé cómo dar a mis criaturas la estructura básica de la imaginación".
A pesar de estas extravagantes afirmaciones, Grand tiene dificultades para ganarse la vida. Subsiste con el apoyo financiero de dos amigos cercanos y las donaciones de Kickstarter que recibió al inicio del proyecto. Sin embargo, cree que el trabajo no sólo merece la pena sino que es necesario. "Al crear formas alternativas de vida, espero hacer que la gente se cuestione aspectos importantes y profundos de sus propias vidas", afirma. "¿Qué significa estar vivo, ser consciente, que te hagan daño o ser ético? La vida artificial puede ayudarnos a arrojar algo de luz sobre todas estas preguntas. Es una ciencia que nos estudia a nosotros mismos, reflejados en formas alienígenas".