La detección de la temperatura es ya lo último en tecnología de cascos.
En los últimos años, la mayor concienciación acerca del peligro de las contusiones -ya sean provocadas por explosiones militares o duros golpes en el campo de rugby- ha dado lugar a avanzados cascos que detectan explosiones o golpes peligrosos, e incluso proporcionan niveles de protección personalizados. ahora, un nuevo dispositivo para cascos detecta y advierte de otro peligro que puede amenazar la vida de los soldados, de los trabajadores industriales y de los atletas: la insolación.
El sistema, que saldrá al mercado el próximo mes de manos de una startup de Atlanta llamada Hothead Technologies, está destinado inicialmente a jugadores de rugby. Desde 2005, la insolación ha matado a 33 jugadores de rugby, la mayoría estudiantes de secundaria, según un estudio realizado por el Centro Nacional de Investigación de Lesiones Catastróficas en el Deporte.
El nuevo dispositivo consta de un sensor resistente y muy sensible incorporado a la almohadilla de un casco, con la sonda apretada contra la frente del usuario cerca de la arteria temporal. Las lecturas de temperatura se transmiten a una PDA en manos de un entrenador o instructor en las líneas laterales a través de un enlace inalámbrico de corto alcance.
La insolación se produce cuando la temperatura del cuerpo llega a 41° C, lo que lleva a una disfunción neurológica. En casos extremos, puede llevar a la muerte. Sin embargo, la temperatura de un atleta suele subir por encima de 37,8° C y luego bajar, por lo que el software del PDA controla el patrón del cambio de temperatura. Si la temperatura del usuario llega a 38,9° C y permanece allí durante más de 20 segundos, la alarma se enciende. "Estamos buscando al tipo que está acalorado y no se enfría", afirma Jay Buckalew, fundador de Hothead. Las lecturas de temperatura de cada jugador se almacenan en una base de datos en la PDA, junto con su historia médica y la información de contacto de emergencia.
Buckalew, un ex vendedor e instalador de equipos de comunicaciones, asegura que él se obsesionó con el problema después de desmayarse mientras instalaba equipos en una azotea brutalmente caliente en Puerto Rico hace varios años. "Se hizo patente en ese momento que necesitábamos una tecnología que al menos pudiera ofrecer un sistema de alerta temprana", explica. "Te metes en estos lugares cerrados y calientes, y puedes perder el conocimiento".
Hothead trabajó con Tecnologías de Inspección y Detección GE para desarrollar el sensor de temperatura y el elemento radiotransmisor. "A lo que había llegado Hothead era un plan de comunicaciones con el PDA del entrenador para señalar cuando un jugador tiene problemas," añade Harry Perrine, un ingeniero de GE que trabajó en el proyecto. "El mayor desafío era cómo aislar una señal que podría ser indicativa de la condición del jugador con una amplia gama de variables (ya que puede estar jugando en Wisconsin, o en Arizona a 37,8 grados centígrados". El sensor en sí utiliza una tecnología comercial estándar, pero había que adaptarlo a la almohadilla del casco y sobrevivir a los impactos. "Hemos resuelto los problemas de ubicación", afirma Perrine.
El objetivo más amplio de Hothead es suministrar sensores de calor para dispositivos militares y a los clientes industriales. Para ello, la compañía está trabajando para obtener los certificados de medio ambiente y de seguridad. Mientras tanto, Hothead ya se está introduciendo en el mercado del rugby, asociándose con el fabricante de cascos Schutt Sports en un sistema de casco que cuesta 99 dólares por jugador y que llegará al mercado en abril.
Buckalew cree que los sensores y los radiotransmisores se pueden adaptar a muchos tipos de casco. Y la compañía está desarrollando una versión de cinta elástica que puede encajar en cualquier tipo elemento para la cabeza. Podría ofrecer unidades individuales que pudieran, por ejemplo, emitir advertencias directamente a los corredores de una maratón.
Las pruebas del dispositivo se están realizando en un laboratorio académico y se darán a conocer en los próximos meses en una publicación arbitrada,revisada por pares, concluye Buckalew. Mientras tanto, la empresa afirma que en sus propias pruebas, la temperatura registrada por la unidad tiene una precisión de 0,5 grados respecto de la temperatura real del usuario.