Un programa ayuda a ver en condiciones de conducción difíciles.
Un sistema prototipo de faros es capaz de detectar gotas de lluvia o copos de nieve y 'desiluminarlos', aumentando la visibilidad en carretera.
El sistema utiliza un proyector digital para iluminar las gotas de lluvia durante varios milisegundos, mientras que una cámara montada en el lateral del proyector capta la localización de cada gota de agua. A continuación, un programa predice el momento en que dichas gotas caerán dentro del campo de visión del conductor. Aquellos rayos de luz del faro que en circunstancias normales chocarían con las gotas de agua son apagados automáticamente, lo que reduce el deslumbramiento, y el faro emite solo los rayos capaces de viajar sin interrupción entre las gotas.
El alcance del sistema es de tres a cuatro metros por delante del proyector, la 'zona crítica' en la que el brillo es más molesto, según pruebas realizadas con un Toyota Prius.
El sistema fue desarrollado por Srinivasa Narasimhan, profesor de ciencias informáticas de la Universidad Carnegie Mellon (Estados Unidos), junto a otros colegas. Narasimhan presentó sus hallazgos durante una conferencia en Microsoft Research y en Research@Intel 2012.
Los investigadores hicieron simulaciones de distintas velocidades de vehículos e intensidades de lluvia en el laboratorio mediante la variación de la velocidad a la que la lluvia (agua real rociada frente al proyector) golpeaba el cristal del coche, y cambiando además la cantidad de lluvia. El sistema logró hacer invisible de forma fiable la lluvia a velocidades bajas y aumentar la visibilidad a altas velocidades oscureciendo parte de ella.
En momentos de tormenta severa, la precisión es del 70 por ciento a 30 kilómetros por hora y de entre un 15 y un 20 por ciento a 100 kilómetros por hora: esa es la cantidad de lluvia que se retira de la vista. Dado que el agua en condiciones de lluvia fuerte es solo el 2 o 3 por ciento del volumen de aire, la lluvia puede ser filtrada atenuando los faros solo un pequeño porcentaje.
Sustituir el hardware por una cámara más grande y de más calidad mejoraría el sistema, pero aumentaría su tamaño y coste. Sin embargo, hacer que el sistema sea lo suficientemente rápido como para reducir aún más cantidad de resplandor generado por la lluvia a velocidades de carretera es importante, porque ahí es donde se produce el mayor riesgo de sufrir un accidente grave, asegura Narasimhan. Además, cree que los experimentos hasta la fecha muestran que la idea es factible, pero señala que será necesario tener en cuenta los efectos de movimiento del coche antes de que el sistema pueda ser usado en el mundo real.
Kent Larson, que lidera el proyecto CityCar en el Media Lab del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts, EE.UU.), afirma que el sistema de iluminación es otro avance hacia la fabricación de vehículos más autónomos. "En última instancia, no importará si se te oscurece la visión", afirma. "El coche lo hará por sí mismo".