El nuevo diseño incluye dos procesadores, uno de alto rendimiento y otro de alta eficiencia.
En octubre, el fabricante británico de chips ARM desveló un diseño de chip capaz de reducir el coste de los teléfonos inteligentes al mismo tiempo que amplía la vida de las baterías.
El diseño combina un nuevo procesador ultraeficiente y una versión de procesador de alto rendimiento en el mismo chip. Así, un teléfono inteligente podrá pasar de un procesador a otro dependiendo de la tarea que se traiga entre manos, afirma Nandan Nayampally, director de marketing de producto CPU de ARM. Nayampally añade que habrá que reescribir el software de los sistemas operativos para poder aprovechar este doble cerebro.
ARM vende licencias de diseños de procesadores y chips a otras empresas que a su vez los fabrican. La empresa de Reino Unido lleva muchos años especializada en el diseño de chips pequeños y de bajo coste, una estrategia que los ha colocado en un lugar ideal para capitalizar el cambio hacia la computación móvil. Más del 90 por ciento de todos los teléfonos inteligentes usan chips basados en diseños de ARM.
En los dos últimos años Intel ha querido recuperar el terreno perdido desarrollando una línea de chips para aparatos móviles llamada Atom; pero hasta la fecha éstos no han sido capaces de equiparar la eficacia o el rendimiento del hardware basado en la tecnología de ARM.
Para aplicaciones que exigen un alto rendimiento, como navegar por la Web o jugar, el software incluido en el chip usará el potente procesador Cortex-A15 MPCore. Para tareas de fondo que requieren menos potencia, como las llamadas de voz o los mensajes de texto, utiliza su procesador Cortex-A7 que emplea menos energía.
“En la actualidad los teléfonos inteligentes ya tienen procesamiento de doble núcleo”, afirma Nayampally, refiriéndose a chips como el Cortex-A9 de ARM, que contienen dos unidades centrales de procesamiento separadas. Al dividir los datos y permitir que se procesen en paralelo, los programadores pueden extraer un mayor rendimiento a los chips con dos o más núcleos. El nuevo diseño de ARM amplía este concepto de los multiprocesadores a procesadores de distinto tamaño y rendimiento.
Usar dos procesadores diferentes va en contra de las prácticas habituales, en las que el mantra es conseguir toda la potencia posible en un único procesador, afirma Mark Zwolinski, que trabaja en el grupo de diseño de sistemas electrónicos de la Universidad de Southampton (Reino Unido). “Es una idea muy ingeniosa y, como todas las grandes ideas, absolutamente evidente a posteriori”, afirma.
El procesador A7 es más eficaz porque su tamaño es mucho más pequeño. Con 0,5 milímetros cuadrados, es una quinta parte de los procesadores habituales en los teléfonos inteligentes y usa un 20 por ciento menos de energía que éstos.
Normalmente esto reduciría la velocidad del procesador, pero ARM ha utilizado nuevas técnicas -entre ellas un proceso de fabricación de chips de 28 nanómetros en vez de 45 nanómetros - y en consecuencia, el A7 sigue siendo lo suficientemente potente para hacer funcionar un teléfono inteligente básico. Como los chips son más pequeños, y se pueden fabricar más en una misma oblea de silicio, el precio de estos procesadores debería ser lo suficientemente barato como para fabricar teléfonos inteligentes que se vendan por menos de cien dólares (unos 80 euros), lo que podría hacerlos asequibles en los países en vías de desarrollo.
“En la actualidad incluso los aparatos de 200 dólares (unos 160 euros) pueden ejecutar navegadores y la mayoría de los juegos que funcionan en los aparatos de 500 dólares (unos 400 euros)”, afirma Nayampally. Los teléfonos más baratos quizá sean un poco más lentos y respondan peor, pero ARM afirma que Cortex-A7 se equiparará al rendimiento de muchos teléfonos inteligentes ya existentes. Cortex-A15 proporcionará un nivel de rendimiento muy superior a lo disponible en la actualidad.
“Lo que no está claro aún es qué parte de esta potencia es automática y está incluida en el hardware y cuánto hace falta incluir en el software del sistema operativo”, afirma Zwolinski. Habrá que modificar los sistemas operativos como el Android de Google o el iOS de Apple para poder aprovechar este ahorro de energía. “Así que, por sí mismo, este chip no es algo que cambie el panorama”, sostiene.
Los nuevos procesadores ya están disponibles para que clientes como Texas Instruments, Samsung y Apple los prueben. Deberían incorporarse en dispositivos ya en 2014, según Nayampally.
Incluso sin esta nueva tecnología, a los demás les costará competir con ARM. “La empresa fue la primera en comercializar núcleos CPU de bajo consumo de energía”, explica Linley Gwennap, principal analista de la consultora Linley Group. “Nokia escogió ARM para sus primeros teléfonos móviles y otras empresas de móviles hicieron lo propio. Hoy todo el software para estos dispositivos está desarrollado basándose en los chips de ARM, así que a otros fabricantes les resulta muy difícil entrar en el mercado. Con más de 1.600 millones de teléfonos móviles en venta al año, el volumen de este mercado supera el de los PC, servidores y otras aplicaciones para procesadores”.