El director tecnológico de Intellectual Ventures cree que necesitamos un nuevo modelo de innovación para resolver los mayores problemas.
Intellectual Ventures fue fundada hace 10 años por un grupo formado por Nathan Myhrvold, brillante multimillonario ex-director tecnológico de Microsoft, y Edward Jung, respetado arquitecto principal del gigante del software, para crear e invertir en invenciones. Más famosa por la presuntuosa ambición de algunos de sus proyectos (como el desarrollo de un novedoso diseño para un reactor nuclear de onda) y el desenfado aparente de otras invenciones (como un láser para electrocutar mosquitos de la malaria desde el cielo), la compañía es, en realidad, muy distinta de cualquier laboratorio de investigación o inversor. Es incomparablemente más rica y ávida en patentes. Posee más de cinco mil millones de dólares (3.820 millones de euros) en activos bajo gestión y una cartera de más de 35.000 patentes, entre ellas más de 3.000 de desarrollo propio o con su red de inventores independientes. En total, la empresa ha invertido 1.500 millones de dólares (1.146 millones de euros) en la compra de patentes, que han generado más de 2.000 millones de dólares (1.530 millones de euros) en ingresos por licencias.
Se trata de un extraordinario tesoro de propiedad intelectual, y la voluntad de defender el contenido del mismo ha hecho que Intellectual Ventures sea poco popular entre algunos círculos: a menudo es ridiculizada como "troll de patentes", dedicada a comprar propiedad intelectual y procesar a los infractores, sin mucha intención de desarrollar la tecnología. Sin embargo Edward Jung, director tecnológico de la compañía, cree que la estructura de Intellectual Ventures le permitirá realizar una función poco común en el mundo: mediante la creación de invenciones en su propio laboratorio, colaborando con su red de inventores, invirtiendo en start-ups y asociándose con Gobiernos, la empresa puede actuar como una especie de arquitecto de planificación, coordinando innovaciones que permitan resolver la clase de grandes problemas globales que los Gobiernos no pueden solucionar por falta de medios o confianza.
TR: ¿Por qué crees que el mundo necesita un nuevo modelo para la innovación? ¿Por qué el modelo de innovación que ha funcionado tan bien en el siglo XX es incapaz de producir las soluciones que demanda el nuevo siglo?
Jung: Es una cuestión de escala. Muchos de los problemas que observamos actualmente exceden ampliamente las capacidades de las empresas individuales. En el pasado, de vez en cuando el Gobierno intervenía y trataba de alinear varias empresas en torno a grandes problemas. La mayoría de las veces tenía que ver con algún tipo de esfuerzo militar o casi militar. Si se quería construir el primer avión a reacción, o un cohete, o enviar a alguien a la Luna, eso requería un Gobierno que realmente uniera a miles de empresas en un esfuerzo coordinado. Se necesitaba la intervención de un Gobierno para que toda la innovación se hiciera de tal manera que permitiese que las empresas se arriesgaran. Pero por lo general, en la actualidad los Gobiernos no se mezclan en ese tipo de negocios. Es cierto que a medida que las empresas crecen, pueden participar en proyectos de gran envergadura propios, pero es muy difícil que entren en proyectos de integración de gran tamaño. Por tanto, se produce una brecha en la invención.
Estamos hablando de problemas a escala de la civilización, más allá del alcance de cualquier empresa, donde probablemente se requiera una solución basada en el mercado, pero donde no existe un mecanismo de mercado para alentar a las empresas individuales a colaborar.
El mundo se ha vuelto muy bueno a la hora de construir soluciones más pequeñas. La economía de las start-ups resuelve los problemas específicos con mucha habilidad. Y existen programas como el X Prize y otros tipos de esquemas basados en premios para tratar de resolver los problemas a una escala algo mayor. Sin embargo, los programas aún más abiertos y a gran escala, como los introducidos por la Fundación Gates, son solo una parte de la respuesta.
Veamos. La Fundación Gates sin duda ha tenido bastante éxito en la lucha contra los grandes problemas. Por ejemplo, alentó a la empresa de biotecnología Amyris para desarrollar artemisinina sintética, un medicamento de gran alcance contra la malaria. La fundación creó de forma efectiva un mercado a partir de la nada. En 2013, el fármaco de Amyris estará ampliamente disponible. ¿Estás diciendo que la malaria es un problema tan grande que está incluso más allá de la escala de organizaciones de caridad individuales, como la Fundación Gates y start-ups como Amyris?
Exacto. Uno de nuestros roles en el trabajo con la Fundación Gates sobre la malaria fue ayudarles a desarrollar una especie de esquema para involucrar a muchos grupos distintos que de otra forma no habrían si quiera llegado a hablar unos con otros. El láser de mosquitos [que Nathan Myhrvold presentó en TED 2010] fue parte de ese esfuerzo, y generó algo de prensa, aunque eso no era lo más importante. Lo importante es que hemos sido capaces de conseguir que la gente relacionada con los láseres y los sistemas de seguimiento sea consciente de la malaria. Por lo general, al margen del tipo de llamada a la acción que generes, sería muy poco probable que esta gente se presentase y tratase de aportar una contribución al problema.
Honestamente, ¿no era el láser de la malaria una especie de truco publicitario? ¿Un exceso del buen humor y el amor por la tecnología de Nathan? ¿Iba en serio?
Claro que sí. Es una forma libre de productos químicos de tratar de suprimir la población de mosquitos por debajo de un cierto umbral crítico, a fin de que no puedan promulgar la malaria.
¿Qué aspecto tendría una economía de innovación "basada en la colaboración y el contexto"? Entiendo la crítica general hacia nuestro sistema actual de innovación, pero me resulta difícil imaginar la alternativa que describes. Por ejemplo: ¿cuál es, exactamente, el papel de Intellectual Ventures?
Está el papel del arquitecto, que se presenta e intenta coordinar todas las piezas de un proyecto a gran escala, para tratar de definir todos los subproblemas y después intentar encontrar las diferentes empresas y coordinarlas. De ese modo, por ejemplo, si quisiéramos lanzar una misión a la Luna, el mecanismo que no se debe utilizar consiste en decir: "Ah, bueno, vamos a asumir que un montón de start-ups se van a presentar y una de ellas va a construir el módulo de comando, otra el cohete, y otra más construirá esto o aquello", y después imaginarnos que todo se va a integrar por arte de magia y que conseguiremos que el sistema vaya a la Luna. Tienes que asumir la tarea de arriba hacia abajo. Hay que plantearse lo siguiente: "Este es el sistema que quiero, voy a buscar a un grupo de empresas para darles objetivos técnicos en los que centrarse, además de tratar de producir todas las piezas. Después, vamos a integrarlas, probarlas y hacer que acaben el producto". Hacer esto a gran escala, por ejemplo para algo como un sistema de salud o una infraestructura energética, es muy poco frecuente.
¿Poco frecuente? No se me ocurre ningún modelo real en funcionamiento.
Un modelo real en funcionamiento es el de la industria aeroespacial. Lo que hace Boeing para producir el 787 es coordinar a miles de empresas. Ellos no producen todas las piezas. Producen la especificación arquitectónica principal y garantizan la financiación. Y eso permite a todas aquellas empresas innovadoras por debajo de Boeing crear nuevos tipos de llantas de caucho, o nuevos tipos de motores, o materiales compuestos. Saben que si cumplen con las especificaciones arquitectónicas podrán hacer negocios con ellos.
Por favor, dame algunos ejemplos de proyectos en los que Intellectual Ventures haya proporcionado esta "especificación arquitectónica".
Te voy a dar dos. Uno de ellos es mucho más fácil de ver en el horizonte.
El más sencillo tiene que ver con las megaciudades. Se ha escrito mucho acerca del hecho de que miles de millones de personas van a vivir en entornos urbanizados en los próximos 20 a 40 años. Y de hecho, se están construyendo más ciudades hoy día que nunca a lo largo de la historia. Existen cientos de proyectos de ciudades. Un gran número de ellas se están construyendo en China. Ese, por ejemplo, es un gran proyecto. Algunos de dichos proyectos de ciudad ascienden a decenas de miles de millones de dólares. Pero sobre todo, se están construyendo ciudades iguales a cualquier otra ciudad. Puede que sean un poco más verdes, pero básicamente están construyéndose siguiendo las pautas de siempre. Sin embargo, creemos que esta es una oportunidad para una enorme cantidad de innovación, porque cada ciudad es esencialmente una infraestructura económica donde poder innovar. La construcción de una ciudad en torno a nuevas innovaciones reduciría el coste de la implementación de dichas innovaciones y aumentaría la demanda de estas. Creemos que si diseñas una ciudad de forma un poco diferente, puedes facilitar la implementación de cosas nuevas y retirar cosas viejas con la misma facilidad con la que compras aplicaciones en la App Store de Apple.
Lo realmente interesante acerca del iPhone no era el hardware, compuesto por componentes conocidos agrupados bajo un excelente diseño. Lo que hizo que el iPhone fuera interesante es que se trataba de una plataforma de aplicaciones. El hardware se convirtió en una infraestructura para la implementación de innovación, no solo un dispositivo de comunicación. Las posibilidades de crecimiento de un iPhone son relativamente ilimitadas. Puedes hacer lo mismo con una ciudad.
¿Puedes darme otro ejemplo de cómo Intellectual Ventures podría ser el arquitecto de innovación a escala planetaria?
Otro gran problema, cuya solución es más difícil de imaginar, tiene que ver con el envejecimiento de la población mundial. Una parte de este problema es que, hoy día, cuanto más vive la gente, mayores son los gastos médicos. Todo nuestro sistema sanitario estaba basado en el tratamiento de enfermedades agudas. La otra parte es que, simultáneamente, los países desarrollados tienden a poseer una base estacionaria de trabajadores. Por tanto, a medida que se produce el envejecimiento de la población y las tasas de natalidad descienden (lo cual sucede en general dentro de las economías más desarrolladas), se llega a una pared económica en la que no se posee una gran cantidad de personas que generen ingresos a nivel de impuestos, y sin embargo existe una enorme población con demandas de consumo.
Estas dos partes del problema deben ser abordadas conjuntamente: hay que recortar gastos y aumentar los ingresos. Para hacer frente a las dos partes, tenemos un proyecto que llamamos "Economía de la Sabiduría", una arquitectura de grandes dimensiones para una economía de innovación que, por un lado, mejora la productividad de la, cada vez menor, población trabajadora joven, así como la productividad (incluyendo las contribuciones sociales) de la gente mayor y, por otro lado, crea una plataforma para la medicina diagnóstica y terapéutica que induce a una mayor innovación y cambia el énfasis de la atención sanitaria aguda a la atención crónica.
Ninguna de estas cosas son novedades en sí mismas. Mucha gente ha estado considerándolas durante décadas. Sin embargo, muy pocas personas han tratado de unificarlo todo en un solo sistema y crear incentivos para la innovación a lo largo de dicho sistema. He hablado con ministros de salud, y les he preguntado: "¿Cómo construís vuestros proyectos más grandes, como por ejemplo las presas? Es decir, consigues a alguien que cree un plan maestro, un plan de integración… ¿y luego encuentras a los distintos equipos para construirlo?". Y responden: "Así es". "Y tu casa también la construyes de esa forma, ¿no?". Y afirman, "Ah, sí, claro. Hay que tener un plan". Entonces yo contesto: "¿Cómo es que no creas tu sistema de salud de esa manera?"
Francamente, tengo que hacerte esta pregunta: ¿Intellectual Ventures, es un troll de la propiedad intelectual?
Lo que me estás preguntando es, ¿por qué llevamos a la gente a juicio?
Acepto lo de los juicios. Tenéis una gran reserva de propiedad intelectual que habéis creado vosotros mismos o que habéis adquirido a través de la inversión en tecnologías. Y hay que defenderla. No, lo que se critica de Intellectual Ventures es que compráis propiedad intelectual infravalorada como activos y después lleváis a los infractores de patentes ante los tribunales. Que toda tu propia invención es solo una especie de escaparate de un negocio bastante miserable.
A fin de cuentas no podemos controlar la forma en que la gente nos describe. Solo puedo decirte cuál es mi intención.
¿Cuál es tu intención?
Nuestra única razón de existir es crear mejores formas de generar invenciones. Así que es muy, muy importante para nosotros que las invenciones estén bien protegidas. Contamos con una red de miles de inventores en todo el mundo que trabajan en los tipos de problemas que hemos discutido. Si no logras proteger sus invenciones, acabas perjudicándolos.