Twitter ya estaba perdiendo relevancia antes de que Elon Musk se hiciese cargo de la plataforma. La compra de la red de 'microblogging' abre nuevos debates y la mirada a buscar otras plataformas diferentes a las que conectarse
Durante mucho tiempo ha valido la pena permanecer en Twitter porque tenía el poder de cambiar nuestra vida. En mi caso, salté a la fama hace más de 10 años en la plataforma gracias al hashtag #solidarityisforwhitewomen. Twitter ha significado mucho para mi carrera: me dio acceso a una audiencia global y me permitió conectar con los editores que me ayudarían en mi transición de provocar ruido online a convertirme en una escritora que, más tarde, publicaría un libro que apareció en la lista de los best-sellers del New York Times.
Sin embargo, en los últimos años, mi uso de Twitter ha bajado de manera drástica. Solía tuitear 500 veces al día. Luego 500 veces a la semana. ¿Y ahora? Publico menos de 500 tuits al mes. Twitter ha pasado de ser el lugar donde socializaba regularmente a un sitio donde me mantengo más por costumbre que por interés o necesidad. Paso más tiempo en TikTok, en Instagram y en mis grupos privados que en Twitter. Podría decir que esto es así por el acoso que recibo o por falta de tiempo, porque algo de eso es cierto. No obstante, la realidad es que simplemente ya no necesito estar en Twitter para ser escuchada.
Si Twitter cerrase mañana, sería sorprendente y desconcertante durante un tiempo, pero luego me iría a otra plataforma. O simplemente me quedaría donde ya me siento a gusto, probando otras redes sociales, pero sin gastar mucho tiempo de mi vida ahí.
Me imagino que otras personas sienten lo mismo que yo. Después de meses de negociaciones, denuncias y acusaciones, Elon Musk compró oficialmente Twitter, y las preguntas que todos nos hemos estado haciendo son mucho más urgentes: ¿Seguirá siendo Twitter de uso gratuito? ¿Convertirán los cambios en política a la plataforma en un entorno insostenible para los simpatizantes de izquierdas o progresistas? ¿Será Twitter un bastión seguro para la extrema derecha o se hundirá como tantas otras plataformas del mismo corte ideológico? ¿Será Twitter un desfile interminable de anuncios de Tesla? Obviamente, hay algunas preguntas que solo el tiempo responderá. Sin embargo, para aquellos que usaron Twitter para construir su carrera, desarrollarla, o simplemente para conectarse, la verdadera pregunta es: ¿A dónde vamos ahora?
Permanecer en Twitter es, en teoría, una opción, pero, sinceramente, también lo es ir a parar a la próxima gran plataforma. En redes sociales, Twitter ya está perdiendo relevancia; muchos creadores digitales se están centrando principalmente en TikTok o Instagram. Al igual que Facebook, Twitter dejó de ser genial tan pronto como su base principal de usuarios creció lo suficiente como para pasar más tiempo hablando de 401(k) -planes jubilación para empleados en activo- y tasas hipotecarias, que de la cultura pop. Por supuesto que algunos de nosotros nos quedamos allí para tuitear en vivo sobre Scandal, analizar la serie Juego de Tronos, y hablar de política. Para muchos de nosotros ese es nuestro trabajo, no solo nuestra actividad de ocio. Y tiene un coste, ya sea el acoso de los trolls o simplemente el sentimiento de agotamiento por las noticias dramáticas del día. Algunas personas echaron a perder sus carreras o relaciones por lo que habían publicado online y otros sufrieron acoso hasta tener que salir fuera de las redes sociales del todo.
Siempre existe el riesgo de ser una figura semipública. Al fin y al cabo, si bien la atención puede ser fantástica, también puede ser destructiva. Estar online es, en muchos sentidos, apostar por el futuro, porque nunca sabemos con quién o qué nos vamos a encontrar.
Mi visión de la trayectoria de Twitter está claramente determinada por mi largo historial online. Llegué a Twitter desde LiveJournal, la plataforma de blogs que naufragó oficialmente después de que fuera comprada por la empresa rusa, SUP Media. Sin embargo, se estaba apagando en Estados Unidos mucho antes de que SUP entrara en escena. Los usuarios ya estaban en uno de los clones de LiveJournal: Twitter, Tumblr, etc, pero no teníamos ni idea de que Twitter ganaría como el lugar principal para la transición, así que abrimos cuentas en varios lugares.
Al menos durante los últimos dos años, la gente ha estado creando cuentas en Mastodon, Pillowfort y muchos otros sitios. Porque, fundamentalmente, las plataformas se tratan de personas, no de propietarios. Y el equipo directivo de Twitter era impopular mucho antes de que Musk se ofreciese a comprar la plataforma. Los usuarios que habían confiado en Twitter para el crowdfunding, la organización de protestas, la sensibilización sobre distintos problemas sociales y otras acciones, luchaban con la forma en la que la empresa parecía decidida a crear funciones que facilitasen la publicidad y pusieran barreras a la conexión. Es imposible no cuestionarse si lo que estamos viviendo ahora no es el próximo giro de la rueda más grande de la cultura de internet. A medida que cambia la tecnología, ¿puede alguna plataforma ser la única que importe, o siempre nos moveremos a pastos más verdes cuando nuestras necesidades cambien?
Twitter ha dominado durante tanto tiempo que da miedo contemplar el final real de esta forma de microblogging. Sin embargo, más del 50% de los usuarios más asiduos de Twitter ya no usan la plataforma por una variedad de razones, y eso siempre ocurre antes de que se produzca el colapso. Volverse viral de la forma en lo que lo hice con los hashtags en 2011 puede no volver a suceder en otra plataforma, aunque todas las señales apuntan a que volverse viral es un aspecto permanente de la vida online. Cuando ser influencer se convirtió en un objetivo profesional y no solo en una casualidad, existía una señal para cada plataforma que parece demasiado grande como para fallar. A donde vayan las celebridades e influencers culturales, también irán todos los demás. Esta es, quizás, la publicación más personal de alguien crónicamente online, pero Musk parece haber comprado una carga y no una piedra angular de referencia cultural.
No se puede subestimar la importancia de Twitter hace cinco años, pero en la actualidad, mientras observamos la posibilidad de un futuro sin Twitter, ¿cambiará realmente algo para una persona promedio que usa internet, pero no vive de eso? Los usuarios de las redes sociales que pierden sus contactos en Twitter se encontrarán de nuevo en otros sitios diferentes. ¡Tengo amigos que conocí en las salas de chat de AOL en la década de 1990! Me han encontrado en otras plataformas por la sencilla razón de que tengo un nombre de usuario distintivo. Para aquellos que están teniendo éxito en TikTok o YouTube, a su audiencia les resultará aún más fácil seguirlos. Pero no a todos los creadores de contenido les gustan las microcelebridades. Muchos conseguirán lo que necesitan de las redes sociales y luego pondrán fin gradualmente a su carrera online.
Para un gran número de usuarios, las redes sociales son una herramienta para obtener lo que quieren, pero no es un lugar para vivir su vida. En muchos sentidos, la gran popularidad de Twitter estaba relacionado con nuestra ignorancia del posible impacto que podíamos tener, pero ¿qué pasará ahora que ya sabemos lo que cuesta? No estoy segura de que lo extrañemos tanto como para seguir pagando ese precio. Quizás Musk gane dinero con este acuerdo, pero incluso él parece sospechar que Twitter se está muriendo. Y aunque puede pensar que es capaz de resucitarlo, a nadie le gustan los zombis.
Mikki Kendall es escritora, feminista ocasional y autora de Hood Feminism .