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La corrupción desata dudas sobre el modelo chino de inversión en microchips

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Los arrestos de varios altos directivos del fondo para semiconductores podrían obligar al Gobierno chino a replantearse cómo invierte en este sector

  • por Zeyi Yang | traducido por Ana Milutinovic
  • 10 Agosto, 2022

La industria de fabricación de chips de China se sumió en el caos la semana pasada, cuando al menos cuatro altos directivos asociados con un fondo de propiedad estatal especializado en semiconductores fueron arrestados, acusados de cargos de corrupción. Según algunos analistas y expertos, se trata de un giro explosivo de los acontecimientos que podría obligar al país a replantearse profundamente cómo invierte en el desarrollo de los chips.

El 30 de julio, la principal institución anticorrupción de China anunció que el director ejecutivo del Fondo de Inversión de la Industria de Circuitos Integrados de China, conocido como el "Gran Fondo", Ding Wenwu, había sido arrestado por "sospechas de graves violaciones de la ley". Ding no es el único. Hace dos semanas, el ex directivo del organismo de gestión del Gran Fondo, Lu Jun, fue también detenido, junto con otros dos gestores del fondo, según el medio de comunicación chino Caixin.

El Gran Fondo fue creado en 2014 con la intención de usar el dinero del Gobierno para desarrollar una cadena de suministro para fabricar chips íntegramente en China, reduciendo así la dependencia de EE UU y sus aliados. Este fondo es un ejemplo de la forma en la que el Gobierno chino puede apoyar una industria estratégica, en este caso, la de los semiconductores.

Ocho años después, con un total de 30.000 millones de euros invertidos en la industria, y otros 20.000 millones más en camino, se ha producido una compleza mezcla de éxitos y fracasos. El hecho de que el fondo fuera impulsado por una misión política y no por los intereses económicos lo volvió propicio para la corrupción, y algunos analistas creen que las últimas investigaciones podrían obligar a China a gestionar la financiación de los semiconductores con más detalle y conocimiento profesional.

La idea del Gran Fondo era invertir dinero en industrias que no obtenían fondos por vías más convencionales, como podía ser el capital riesgo. En vez de en start-ups, su primera ronda de financiación de 20.000 millones de euros, en 2014, se centró en empresas que cotizaban en bolsa y en sus subsidiarias (sobre todo, en los materiales y la fabricación de semiconductores), según detalla Rui Ma, analista de tecnología y presentadora del podcast Tech Buzz China. A estas empresas les resulta más difícil ganar dinero porque cualquier progreso en la fabricación de chips requiere un largo período de tiempo y una inversión significativa en investigación. Por lo tanto, son menos atractivas para los capitalistas de riesgo, explica Ma.

Se podría decir que el Gran Fondo se adelantó a su tiempo. En 2014, el Gobierno central de China decidió que podía usar fondos públicos para abordar la brecha de la capacidad en la producción de chips, mientras que varios gobiernos locales empezaron a experimentar con fondos más pequeños. Pero fue en 2019 cuando la situación se volvió urgente ya que EE UU impidió que Huawei accediera a los chips fabricados con las tecnologías estadounidenses. La industria de los semiconductores tradicionalmente se basa en los suministros globales, y las empresas tecnológicas chinas dependen de los proveedores extranjeros como TSMC de Taiwán, Samsung de Corea o ASML de los Países Bajos; todos ellos, aliados de EE UU.

Esa urgencia solo se ha intensificado en los tiempos: EE UU está reduciendo cada vez más la capacidad de China para acceder a las tecnologías avanzadas de fabricación chips, incluso pidiendo a ASML que deje de exportar sus máquinas de litografía más antiguas a China. Por eso el Gran Fondo y el impulso de autosuficiencia asociado resultan cada vez más importantes.

El Gobierno chino aún tiene que revelar la razón exacta por la que Ding y otras personas están siendo investigadas. Pero la mayoría de los medios de comunicación y analistas han asociado el caso con unas investigaciones de corrupción en torno a Tsinghua Unigroup, la empresa de semiconductores en la que invirtió el Gran Fondo y que fracasó hace unos años.

Tsinghua Unigroup, que se fundó en 1988, es uno de los fabricantes de chips más antiguos de China. Llegó a los titulares en 2015 cuando su plan para adquirir la empresa estadounidense Micron Technologies fue bloqueado por el Gobierno de EE UU. Muchas de sus ambiciosas adquisiciones fueron respaldadas por el Gran Fondo, que invirtió unos 2.000 millones de euros en Unigroup y sus subsidiarias para desarrollar la fabricación de obleas, chips de memoria flash y chips 5G.

Pero el gigante finalmente sufrió la bancarrota en 2021. En julio de 2022, tres directivos anteriores o actuales de Unigroup, incluido su presidente durante 13 años, fueron investigados por acusaciones de corrupción, aunque hasta el momento no se han presentado cargos públicos.

No está claro si la quiebra de Unigroup desencadenó directamente el terremoto anticorrupción dentro del Gran Fondo. Sin embargo, la estrategia que ha tomado el fondo (inversiones masivas para ver qué se queda) puede fallar y mucho. Según los analistas más veteranos, esa estrategia también es el caldo de cultivo perfecto para la corrupción.

"Esta es la investigación de corrupción menos sorprendente de la que he oído hablar en mucho tiempo. No porque sepa que Ding Wenwu es personalmente corrupto, sino porque cuando se despilfarra tanto dinero en una industria, lo sorprendente es que no acabe habiendo un gran escándalo de corrupción ", indica Matt Sheehan, miembro del think-tank estadounidense Carnegie Endowment for International Peace.

Una parte significativa del problema fue la falta de precisión, según Sheehan. China sabía que necesitaba invertir en semiconductores, pero no sabía a qué subindustria o empresa dar prioridad. El país se ha visto obligado a aprenderlo por ensayo y error, abriéndose paso a tientas a través de problemas como la quiebra de Unigroup y el creciente bloqueo tecnológico de EE UU. El próximo paso debería ser hacer inversiones más concretas en algunas empresas específicas, resalta Sheehan.

Eso podría significar un nuevo jefe para el Gran Fondo, alguien más experto en obtener rendimientos financieros, opina Paul Triolo, vicepresidente de la empresa de estrategia empresarial Albright Stonebridge, quien asesora a algunas empresas que operan en China. Muchos de los gestores del Gran Fondo provenían de entornos gubernamentales y es posible que simplemente carecieran de suficiente experiencia en la materia. Ding, que actualmente está bajo investigación, era antes director de departamento en el Ministerio de Industria y Tecnologías de la Información de China.

"Se necesitan personas competentes para gestionar este Gran Fondo. Personas que entiendan la industria, las finanzas y que no vayan a financiar proyectos que no tengan una base comercial sólida", señala Triolo.

En última instancia, estas investigaciones pueden terminar siendo positivas para la industria de semiconductores de China porque ponen de relieve los límites de la financiación impulsada políticamente y pueden hacer que el Gran Fondo se gestione sobre una base más orientada al mercado. El apetito de Beijing (China) por los experimentos está disminuyendo a medida que se intensifican sus preocupaciones sobre la autosuficiencia. "No pueden permitirse el lujo de derrochar 5.000 millones en fábricas que no van a ser viables", concluye Triolo.

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