El proyecto NESS quiso replicar virtualmente el sonido de los instrumentos físicos reales, pero los músicos que los probaron descubrieron que podían modificar el software para crear cosas imposibles, como una trompeta de casi dos metros de largo que funciona a la temperatura de 'fuego de dragón'
Cuando el músico y compositor italiano Gadi Sassoon conoció al profesor e investigador Michele Ducceschi en 2016 en el backstage de un concierto de rock en Milán (Italia), la idea de crear música con trompetas de 1,6 kilómetros de largo que funcionan con fuego de dragón, o con guitarras tocadas por unos alienígenas con dedos tan finos como agujas aún no estaba en su mente. En ese momento, Sassoon solo se interesaba por los sonidos cotidianos de los instrumentos clásicos que recreaban Ducceschi y sus compañeros.
El músico recuerda: "Cuando lo escuché por primera vez, no podía creer el realismo. No podía creer que estos sonidos estuvieran hechos por un ordenador. Fue algo completamente innovador, de un nivel superior".
Lo que Sassoon había escuchado eran los primeros resultados de un curioso proyecto de la Universidad de Edimburgo (Escocia), donde Ducceschi trabajaba como investigador. El equipo de Next Generation Sound Synthesis, o NESS, había reunido a matemáticos, físicos e informáticos para producir la música digital más realista de la historia, en un superordenador con simulaciones hiperrealistas de las trompetas, guitarras, violines, etcétera.
Sassoon, que trabaja con música orquestal y digital, "tratando de fusionar las dos en una", estaba impresionado. Se convirtió en el compositor residente de NESS, viajando entre Milán y Edimburgo durante un par de años.
Tuvo una intensa fase de aprendizaje. Y añade: "Yo diría que el primer año lo pasé aprendiendo. Tuvieron mucha paciencia conmigo". Pero valió la pena. A finales de 2020, lanzó su álbum Multiverse, creado con los sonidos que se le ocurrieron durante muchas largas noches trabajando en el laboratorio de la universidad.
Lo malo es que menos personas aprenderán a tocar instrumentos físicos. Pero los ordenadores podrían empezar a sonar más como músicos reales, o como algo completamente diferente.
Los ordenadores llevan haciendo música desde sus primeros días. "Es algo anterior a los gráficos. Por eso fue el primer tipo de actividad artística que se realizó con un ordenador", asegura el investigador principal del proyecto NESS, Stefan Bilbao.
Pero, para los oídos tan bien afinados como los de Sassoon, siempre ha existido un abismo entre los sonidos generados por un ordenador y los producidos por instrumentos acústicos en un espacio físico. Una forma de reducir esa diferencia consiste en recrear la parte física, simulando las vibraciones producidas por los materiales reales.
El equipo de NESS no generó muestras de ningún instrumento real. En su lugar, desarrolló un software que simulaba las propiedades físicas precisas de los instrumentos virtuales, como la presión cambiante del aire en una trompeta a medida que el aire se mueve a través de los tubos de diferentes diámetros y longitudes, el movimiento concreto de las cuerdas de guitarra pulsadas y la fricción del arco de un violín. Incluso simularon la presión del aire dentro de la sala virtual en la que se tocaban los instrumentos virtuales, hasta cada centímetro cuadrado.
Abordar el problema de esta manera les permite capturar los matices que otros enfoques pasan por alto. Por ejemplo, podrían recrear el sonido de los instrumentos de metal tocados con las válvulas ligeramente presionadas, que es una técnica que usan los músicos de jazz para obtener un sonido particular. "Se consigue una gran variedad de cosas raras que serían prácticamente imposibles de entender de otra manera", explica Bilbao.
Sassoon fue uno de los 10 músicos invitados a probar las creaciones del equipo de NESS. No tardaron en empezar a jugar con el código para ampliar los límites de lo posible: trompetas que requerían varias manos para tocar, equipos de batería con 300 partes interconectadas.
Al principio, Sassoon recuerda que el equipo de NESS se sorprendió. Llevaban años creando los instrumentos virtuales más realistas de todos los tiempos, y estos músicos ni siquiera los usaban correctamente. El resultado a menudo sonaba fatal, admite Bilbao.
Sassoon se divertía igual que los demás, codificando una trompeta de 1,6 kilómetros de largo en la que introdujo enormes cantidades de aire calentado a 727 °C, también conocido como "fuego de dragón". Sassoon utilizó este instrumento en Multiverse, pero pronto se interesó más en imposibilidades más sutiles.
Al ajustar las variables en la simulación, era capaz de cambiar las reglas físicas que gobiernan la pérdida de energía, creando condiciones que no existen en nuestro universo. Tocando la guitarra en este extraño mundo, apenas rozando el diapasón con unos dedos puntiagudos, podía hacer vibrar las cuerdas sin perder la energía. "Se consiguen estos sonidos armónicos que simplemente se esfuman para siempre", señala.
El software desarrollado por NESS sigue mejorando. Sus algoritmos se han acelerado con la ayuda del centro de computación de la universidad, que opera el superordenador Archer de Reino Unido. Ducceschi, Bilbao y otros compañeros han creado la start-up Physical Audio, que vende plug-in que pueden ejecutarse en los ordenadores portátiles.
Sassoon cree que esta nueva generación de sonido digital cambiará el futuro de la música. Lo malo es que menos personas aprenderán a tocar instrumentos físicos, resalta. Pero los ordenadores podrían empezar a sonar más como músicos reales, o como algo completamente diferente. "Y eso es empoderador, abre la posibilidad de nuevos tipos de creatividad", concluye.