El coronavirus ha cambiado los hábitos de consumo, lo que obliga a los comercios al por menor a modificar sus modelos de negocio. Los picos de demanda y la urgencia de las entregas han impulsado la automatización a escala reducida, algo que podría beneficiar a los pequeños comercios locales
En un almacén de Nueva Jersey (EE. UU.), un puñado de personas rodean la base de una caja blanca del tamaño de una casa. Cada pocos segundos, un contenedor de plástico sale por una abertura que hay en sus paredes. Alguien se acerca y agarra una prenda de lencería o un traje de baño, y luego el contenedor desaparece de nuevo, regresa rápidamente dentro de la caja para recoger otro producto de entre 33.000 objetos colocados en filas de torres desde el suelo hasta el techo.
En la parte superior de la caja, 73 robots se entrecruzan como abejas gigantes que cuidan su nido. Trabajan todos a la vez, mueven los contenedores sin parar para acceder a productos específicos y entregarlos a las personas que esperan fuera. En un día de mucho trabajo, estos robots reciben 20.000 pedidos online, el 80 % de los cuales se realizan a través de smartphone.
Cada vez más vendedores al por menor están recurriendo a este tipo de automatización para competir con sus rivales. Los robots mantienen los costes bajos y cumplen con los pedidos de forma más rápida y precisa. En la actualidad, si tenemos en cuenta que los ciclos de confinamiento podrían durar meses o incluso años, este tipo de automatización a pequeña escala podría ser clave para que los minoristas consigan sobrevivir.
El enfoque no solo será útil para las pequeñas empresas que quieren mantener el ritmo, también para las grandes y consolidadas, que cada semana experimentan cambios en su modelo de negocio. Nuestros hábitos de consumo y compra están cambiando: la automatización al por menor del futuro es más pequeña, más cercana y flexible.
Este centro logístico automatizado, construido el año pasado, representa la primera tienda física de Adore Me, una empresa de comercio electrónico de tamaño medio fundada en 2011 para competir contra marcas ya consolidadas como Victoria's Secret. Antes dependía de otras empresas de logística para gestionar su recogida de productos y las entregas. Pero ahora opera su propio almacén gracias a la tecnología de apilado desarrollada por AutoStore, una de las varias compañías de una nueva ola que ayuda a las empresas más pequeñas a automatizarse.
La tecnología que utiliza Adore Me ya no es nueva. Los centros logísticos automatizados, iniciados por los gigantes como Amazon y Ocado Technology, son lugares enormes, con miles de robots que transportan millones de contenedores en espacios del tamaño de varios campos de fútbol. Pero en los últimos años, a medida que el mercado de las compras online ha madurado, esta tecnología se ha ido descentralizando. Como los sistemas de almacenamiento robótico resultan cada vez más compactos y modulares, cada vez más comerciantes al por menor deciden crear los suyos propios, adaptados a sus necesidades comerciales y al espacio disponible. En vez de ocupar varias manzanas de una ciudad, la nueva generación de estos sistemas se puede instalar en el almacén de un supermercado.
Este cambio hacia una automatización a pequeña escala y distribuida en múltiples ubicaciones se produjo cuando el sector minorista entró en peligro de colapsar. Según el Departamento de Comercio de Estados Unidos, las ventas al por menor en Estados Unidos se redujeron un 16,4 % el mes pasado, la peor caída desde que empezaron a registrarse en 1992. El récord anterior, la caída del 8,3 %, ocurrió en marzo. Con los compradores encerrados en casa, los minoristas están sufriendo en todos los ámbitos. Muchas tiendas físicas han tenido que cerrar por completo.
Pico de demanda
Sin embargo, no todo son malas noticias. Algunos comercios han visto como sus ventas online se disparan, y su problema reside en satisfacer la demanda. En Estados Unidos, el comercio electrónico ha aumentado en más del 21 % desde el año pasado. El mayor cambio se nota en los productos de alimentación. Los consultores de señalaron En una carta enviada el 19 de marzo por de McKinsey a sus clientes de la industria alimenticia, los consultores afirman que algunos estaban experimentando picos de demanda de hasta el 700 %. En lugar de hacer compras semanales en un supermercado, muchos consumidores han empezado a comprar sus alimentos online. Este cambio beneficia las empresas con sistemas capaces de cumplir con los pedidos online de forma rápida y eficace.
Para mantener el ritmo, algunos vendedores al por menor están luchando para cambiar su forma de usar sus tiendas físicas, ahora vacías. En vez de mostrar los artículos para los clientes que recorren por los pasillos, las tiendas se están convirtiendo en almacenes y salas de entrega, y las empresas se han vuelto completamente digitales.
"Es como si el comercio electrónico se adelantara cinco años", destaca el director de Producto y Marketing de la empresa estadounidense RightHand Robotics, Vince Martinelli, que ha instalado brazos robóticos para recoger artículos de los contenedores en alrededor de una docena de almacenes al por menor en Estados Unidos, Europa y Japón.
Una respuesta al aumento de la demanda sería contratar a decenas de miles de empleados temporales, como ha hecho Amazon. Pero la gente sale cara. Martinelli explica: "Hemos tenido un verdadero sobresalto en el sistema, que a la larga no se puede resolver simplemente contratando a más gente". Otra alternativa consiste en acelerar el despliegue de tecnologías para cumplir esta demanda.
Las tiendas llevan años sopesando las ventajas y los inconvenientes de invertir en más automatización, asegura. Pero eso ya no es una opción. "La automatización es necesaria para sobrevivir", opina el CEO de la empresa canadiense Attabotics, Scott Gravelle, que produce los sistemas robóticos de logística lo suficientemente pequeños para caber dentro de una tienda de tamaño medio.
Foto: Un brazo robótico de RightHand Robotics y una recolectora trabajan codo con codo en un centro logístico en Japón
Una parte de esta estrategia de supervivencia consiste en hacer un mayor uso de la robótica. No resulta sorprendente que las compañías que construyen robots o sensores estén notando un aumento en el interés por sus productos. Brain Corp, que fabrica software de control para los robots de limpieza de suelos y para los que mueven la mercancía, afirma que en abril experimentó un crecimiento del 24 % en el uso de su tecnología en comparación con el mismo período del año pasado. Sus robots ahora trabajan un total de 8.000 horas al día, el equivalente a 1.000 empleados. Los robots de limpieza se suelen usar durante la noche, pero dos tercios del aumento del uso se refieren a los que funcionan en las horas de trabajo diurnas, lo que Brain Corp cree que refleja las demandas de limpieza más estrictas durante la pandemia.
Inertial Sense, que construye sensores inteligentes que permiten la navegación de los robots, afirma que ya ha recibido un par de grandes pedidos y muchas solicitudes para su kit de demostración. "La gente piensa: 'Oh, Dios mío, será mejor conseguir esto'", destaca el CEO de la empresa, Tom Bennett.
El resultado es que los comerciantes al por menor más pequeños se están beneficiando de la estrategia que las grandes empresas han empleado para transformar el sector en los últimos años. Muchos minoristas importantes confían en las empresas como Ocado Technology, que construye y opera grandes centros de logística fuera de las zonas urbanas para varios grandes supermercados de Reino Unido. Los que adoptaron este tipo de automatización hace mucho tiempo parecen haberse adaptado bien a la crisis.
Los aproximadamente 3.000 robots que hay en los almacenes más grandes de Ocado Technology se gestionan desde un sistema de inteligencia artificial (IA) central, que ajusta miles de parámetros continuamente para garantizar que todo el sistema funcione de la manera más fluida posible. Puede cambiar un orden de recogida por un lado, retrasar a un robot para que otro pueda seguir su ritmo o sugerir una forma más eficiente de colocar los productos. El director de IA, Alex Harvey afirma: "Un sistema tan complicado está más allá del control humano. Tenemos que usar la IA para realizar el trabajo de la manera más óptima".
Para ayudar a controlar la situación en el almacén, la IA compara su rendimiento con una simulación virtual (digital twin) del espacio físico que refleja todos sus movimientos. Cuando los gemelos, el físico y el digital, no están sincronizados, la simulación alerta a la IA y a sus operadores humanos de un posible problema, como un objeto caído o una rueda torcida en uno de los robots.
Esta simulación ayudó a la IA a recomendar algunos cambios cuando la demanda online alcanzó su punto máximo en las primeras semanas del confinamiento. A medida que los hábitos de compra cambian, la distribución de la red de las pilas de contenedores se puede actualizar durante la noche. Los contenedores con artículos que se compran con más frecuencia se mueven hacia la parte superior, donde es más rápido acceder a ellos.
Recientemente, Ocado Technology empezó a replicar su tecnología para minoristas fuera de Reino Unido. Ha firmado acuerdos con Kroger en EE. UU., Sobeys en Canadá, Casino en Francia, Aeon en Japón y otros. "Hicimos un copiar y pegar para ellos", afirma Harvey. Ocado Technology asume el alto coste de la instalación a cambio de una parte de los ingresos del minorista.
Almacenes más cerca de casa
Todas estas empresas, grandes y pequeñas, están observando de cerca nuestros nuevos hábitos de compra. Cuando aparecen picos de demanda y los clientes online quieren que las compras se entreguen lo antes posible, la logística centralizada deja de ser tan rentable. Ahí la recogida eficiente de pedidos y las rutas de entrega más cortas resultan claves, lo que ofrece una ventaja a los pequeños comercios de barrio más sobre los grandes almacenes fuera de las zonas urbanas.
Por ejemplo, el año pasado Ocado lanzó Ocado Zoom, un servicio de entrega en una hora en Londres (Reino Unido), desde un pequeño almacén justo a las afueras de la ciudad. Basándose en las instalaciones más grandes de Ocado, el sistema de apilado de Zoom es modular y puede adaptarse a cada sitio. Esto, junto con los costes iniciales más bajos, facilita que las tiendas más pequeñas adopten la automatización: pueden empezar con poco y añadir más capacidad a medida que crecen.
En Estados Unidos, Walmart es otro de los gigantes al por menor que está adaptando rápidamente su modelo para ajustarse mejor a nuestros nuevos hábitos de compra online. Cuando empezó la pandemia, Walmart estaba dando los primeros pasos para ofrecer un servicio exprés con entregas de pedidos online a domicilio en dos horas. El gigante se vio obligado a realizar las actualizaciones al software que calculaba las rutas de entrega y los procesos para recoger los pedidos en la tienda a toda prisa. A finales de marzo, la empresa probó este servicio en una de sus tiendas. El 16 de abril lo amplió a 100 tiendas y ahora ya va por más de 2.000 tiendas.
Pero la entrega urgente solo funciona si los productos pedidos se envían desde una ubicación cercana al cliente. Afortunadamente, Walmart ya estaba experimentando con trabajar a pequeña escala, enviando artículos directamente desde las tiendas en vez de sus enormes almacenes fuera de la ciudad. A finales de 2019, había desplegado esa tecnología en 130 tiendas. El software, que rastrea cada compra en las miles de tiendas de Walmart y mantiene un registro de existencias por cada milisegundo, analiza millones de variables (incluida la disponibilidad, la velocidad de entrega y el coste para Walmart) para identificar qué tiendas resulta la mejor opción para realizar ese pedido local online. Al principio, Walmart no notaba mucha demanda por ese servicio, pero eso pronto cambió de forma muy clara. Cuando sus grandes centros de logística empezaron a tener dificultades, la compañía aumentó su servicio de envío directamente desde las tiendas a 2.400 tiendas en solo dos semanas.
Foto: Attabotics reduce un almacén robótico a una caja del tamaño de una habitación
Otras empresas como Attabotics están ayudando a algunas marcas más pequeñas a imitar las tácticas de las grandes empresas. Su sistema de micro-logística permite que los pequeños minoristas conviertan la parte trasera de su tienda en un almacén, o la propia planta de la tienda, si está cerrada para los clientes, en una máquina de procesamiento de pedidos del estilo AutoStore. Es un mejor uso del inmueble, opina Gravelle.
Mientras AutoStore usa robots del tamaño de lavadoras que se mueven a través de la parte superior de las pilas de contenedores, Attabotics tiene un sistema en el que robots más pequeños se mueven hacia arriba, hacia abajo y a través de un laberinto abarrotado. Todo esto ocupa alrededor del 6 % al 8 % del espacio que una tienda necesitaría si sus artículos estuvieran expuestos, explica Gravelle.
Attabotics utiliza aprendizaje automático para determinar dónde se deben almacenar las existencias, en función de los productos que generalmente se combinan en los pedidos de los clientes, y el sistema se ajusta en tiempo real a medida que cambia el comportamiento de los compradores. También proporciona un conjunto común de piezas, que se pueden montar en varias configuraciones para adaptarse a la forma y al tamaño de una habitación. Attabotics asegura que opera en los centros logísticos robotizados más pequeños (33 metros cuadrados) y en los más grandes (más de 5.000 metros cuadrados) en Estados Unidos, incluyendo los almacenes de la cadena de centros comerciales Nordstrom. "Se pueden tener muchos contenedores y un robot, o pocos contenedores y muchos robots", explica Gravelle.
Puede que las tiendas estén empezando a abrir y la gente esté volviendo al trabajo, pero el comercio al por menor no volverá a la normalidad. Las tiendas y los almacenes tendrán que respetar el alejamiento social. Martinelli de RightHand Robotics cree que eso podría llevar a una mayor automatización. El responsable explica: "Si se permiten menos personas en un edificio, los seres humanos adquieren un mayor valor. No podemos desperdiciar a un trabajador humano en una tarea simple si es posible automatizarla". Por ejemplo, en la mayoría de los centros logísticos automatizados, los empleados humanos aún recogen los productos de los contenedores que los robots ponen delante de ellos. Como era de esperar, Martinelli cree que esta es una tarea más adecuada para el tipo de robot que fabrica su empresa. Ocado Technology también ha estado probando un brazo robótico de recogida que podría ayudar con el alejamiento social en una fábrica post-COVID-19.
La recuperación de la venta al por menor
Por supuesto, nada de esto estaba en el horizonte cuando Adore Me instaló su nuevo almacén. La compañía invirtió mucho en la automatización para respaldar una agresiva estrategia de crecimiento internacional. Sus robots le permiten procesar cuatro veces más pedidos que antes. Ahora esos robots ayudan a mantener el ritmo durante la pandemia, ya que muchas personas aparentemente están comprando pijamas.
La rentabilidad habla por sí sola, subraya el director del Platt Retail Institute en Boston (EE. UU.), Steven Keith Platt, que analiza los robots en la industria minorista: "Se trata de un enorme impulso para que las compañías aumenten su inversión en la automatización".
Bennett, el CEO de Inertial Sense, está de acuerdo: "A largo plazo, la economía impulsará la adopción de la automatización en el comercio al por menor. Se ha convertido en un tema de las sala de juntas más rápido que cualquier otro". Pero advierte que la automatización no es una solución fácil de usar para todos. Las empresas que quieren invertir en la automatización deberían preparar sus procesos existentes y su tecnología interna.
Incluso sin estos obstáculos, pasar a la automatización lleva su tiempo, a menos que ya exista una plataforma sobre la que se pueda construir. Hay que pedir, fabricar y probar una maquinaria que cuesta millones de euros. El efecto no será instantáneo, pero cuando llegue, será duradero. Martinelli sostiene: "En 2021 o 2022 se verá el impacto de lo que se ha puesto en marcha en el último par de meses".
Las empresas que estaban tranquilas a principios de año han visto cambiar sus prioridades. Ahora, a muchas les esperan largos meses o años de incertidumbre por delante. Varias se comprometerán a una inversión que, hasta hace unas semanas, no parecía una necesidad inmediata.
"Siempre se habla mucho sobre los deseos del futuro y sobre lo que a las empresas les gustaría llevar a cabo", destaca Gravelle. De repente, ya no hay razones para posponer esos planes: "Hay que hacerlo ahora", concluye.