La aplicación Elements sugiere una dirección futura para el "motor del conocimiento"—la interactividad con los libros electrónicos.
En mayo pasado, de lo que más se hablaba en el mundo de las búsquedas era de Wolfram Alpha, el motor de internet encargado de proporcionar respuestas gráficas a preguntas orientadas a la computación, usando para ello multitud de grupos de datos relacionados con las matemáticas, las ciencias, y otras áreas. Sin embargo en abril de 2010, el tráfico de Wolfram Alpha estaba por debajo de las cifras obtenidas durante su mes de lanzamiento en mayo de 2009. Aunque esto no refleja su uso por aplicaciones de terceros—incluyendo el motor de búsqueda Bing de Microsoft—Wolfram Alpha no se ha convertido en un destino notable dentro de las búsquedas.
Sin embargo la aparición de los libros electrónicos ofrece a Alpha un nuevo punto de venta—como proveedor de gráficos interactivos, tablas y datos en tiempo real. Estas características se pueden incorporar en publicaciones desarrolladas para los iPad de Apple y otros dispositivos. "Ponemos a disposición de los usuarios un tipo de información más profunda", señala Theodore Gray, cofundador de Wolfram Research.
El primer ejemplo ya ha sido lanzado: una aplicación Wolfram/Alpha para The Elements, un libro que Gray escribió acerca de la tabla periódica. La versión en papel del libro está dominada por fotos brillantes de elementos y productos hechos a partir de ellos (el Pepto-Bismol, por ejemplo, utiliza bismuto). La versión desarrollada para el iPad, sin embargo, está repleta de botones en la pantalla que enlazan con el motor computacional de Wolfram y sus conjuntos de datos.
Los usuarios pueden ver fotos—tales como los brillantes cristales de bismuto en estado bruto—y girarlas con el barrido de un dedo por la pantalla; buscar detalles como los datos relativos al punto de fusión y de ebullición; estudiar los compuestos químicos basados en los elementos; y pasar horas delante de los interminables diagramas moleculares y cálculos que se han convertido en el sello de Alpha. "Esto muestra algo que podemos hacer y que resulta una expansión interesante y útil de algo que en otras circunstancias sería un bonito libro de fotos sobre la mesa", señala Gray. Muchos de los libros electrónicos existentes sólo ofrecen funcionalidades añadidas tales como cambiar el tamaño de la fuente o la capacidad de buscar determinadas palabras. "Nos gustaría estimular la creación de libros electrónicos que sean algo más que meras recreaciones estáticas de los libros en papel", añade.
Gray afirma que este tipo de iniciativas están en camino, pero no quiso revelar detalles. "Si se piensa en qué tipo de libros—cualquier cosa relativa a la información sobre hechos cuantitativos seria un candidato potencial", afirma. "Este es un modo de que los editores accedan a información más detallada, sin tener que implementar una infraestructura complicada." Gray predice que Wolfram Alpha tiene atractivo como fuente para las escuelas, puesto que su contenido está "bloqueado" de forma segura.
Es evidente que el concepto tendrá más sentido para algunos tipos de libros que otros, afirma Jared Spool, director general de User Interface Engineering, una empresa de consultoría con sede en North Andover, Massachusetts. "Para un montón de libros de texto universitarios tiene mucho sentido ir en esta dirección, aunque no estoy seguro de que una novela policial tenga mucho que ofrecer", señala. Ofrecer este tipo de interactividad es una posible nueva dirección para Wikipedia y los motores de búsqueda, así como muchas otras fuentes más allá de Wolfram Alpha, asegura.
Muchas publicaciones por internet se están moviendo en esta dirección, y "el de Wolfram es un buen ejemplo" sobre cómo incluir gráficos interactivos e información actualizada en los libros electrónicos, señala Walter Bender, presidente de la organización sin ánimo de lucro y fabricante de software educativo Sugar Labs, así como ex presidente de One Laptop per Child—la organización filantrópica que fue pionera en el formato netbook gracias a la invención del llamado portátil de 100 dólares para niños en el mundo en desarrollo.
Bender añade que la tendencia en última instancia romperá los límites periodísticos, por ejemplo haciendo más difícil de justificar el hecho de no proporcionar el material de origen al margen de unos pocos hipervínculos. "Una de las cosas que me molestan desde hace mucho tiempo es que la mayor parte de los materiales recabados por un periodista durante una entrevista nunca acaban formando parte de la historia. Incluir la totalidad de una entrevista en un enlace resulta trivial. Esto no evita que el periodista escoja ciertas frases significativas, sino que ofrece la oportunidad al lector de profundizar en el contexto del que se extrajo la frase", escribió Bender en un documento reciente.
El motor de Wolfram Alpha se nutre de bases de datos mantenidas por Wolfram Research, o tomadas bajo licencia de otras fuentes. Utiliza una enorme colección de fórmulas y algoritmos—ya integrados en los programas de Wolfram Mathematica—para calcular las respuestas a las búsquedas. El iPad lleva en el mercado casi dos meses, y se lanzó a nivel internacional el viernes.
Spool señala que como contrapunto a todos los beneficios que nos proporcione una nueva ola de interactividad dentro de los libros electrónicos, "la mayor predicción que podemos extraer de desarrollos como el de The Elements es que nadie va a volver a ser productivo", afirma. "Vamos a empezar a hacer clic y a apuntar, y a hacer girar elementos y distraernos con 100 cosas que nos llamen la atención".