Se trata del primer catéter robótico que logra esta hazaña de forma 100 % autónoma, y que podría liberar a los profesionales de esta delicada tarea. Gracias a sus sensores ópticos y táctiles alcanzó una precisión del 95 %, sin causar hematomas ni daños en los tejidos, un rendimiento similar al de los médicos
Operar un corazón que late es un procedimiento complejo y delicado que requiere cirujanos muy expertos. El personal médico generalmente utiliza mandos de control combinados con rayos X o ultrasonidos para mover con cuidado los catéteres a través del cuerpo.
Ahora, por primera vez, un catéter robótico ha sido capaz de navegar de forma autónoma hasta llegar dentro de un corazón para realizar un procedimiento especialmente complejo. El dispositivo, inspirado en cómo algunos animales aprenden sobre su entorno, ya se ha usado para ayudar a los cirujanos a cerrar las fugas en los corazones de cinco cerdos vivos.
"Las ratas usan sus bigotes para tocar las paredes, los humanos palpan su camino y las cucarachas usan sus antenas. Del mismo modo, este dispositivo utiliza sensores táctiles para averiguar dónde está y dónde debe ir, según un mapa del corazón", explica el director de este proyecto de Harvard Medical School (EE. UU.), Pierre Dupont, que fue publicado en Science Robotics.
El dispositivo mide ocho milímetros de ancho e incorpora una cámara y una luz LED en su punta que funcionan como un sensor óptico y táctil. Y un algoritmo de aprendizaje automático entrenado con aproximadamente 2.000 imágenes de tejido cardíaco guió sus movimientos. El sensor táctil iba tocando el tejido del corazón mientras el dispositivo avanzaba, y así sabía dónde estaba asegurándose de no dañar el tejido.
Durante el experimento, que consistió en 83 ensayos con cinco cerdos, el catéter llegó a la ubicación correcta el 95 % de las veces. Es un índice de éxito similar al que logran los médicos experimentados, y el procedimiento no causó hematomas ni daños en los tejidos, según el equipo de investigación. Cuando el catéter llegaba a la posición deseada, los cirujanos tomaban el control y realizaban el procedimiento para reparar la fuga. Aunque los catéteres robóticos llevan algunos años disponibles, este es el primero que ha logrado encontrar su camino sin ayuda humana.
La idea es que algún día, esa tecnología libere a los cirujanos de esta parte del procedimiento para que puedan concentrarse en otras tareas o en ayudar al personal médico menos experimentado a realizar procedimientos más complejos. Esta tecnología se podría adaptar para su uso en humanos dentro de cinco años, concluye Dupont.