Para descubrir las raíces del humor, un equipo de investigación se dedicó a convertir en serios los titulares satíricos de la revista 'The Onion'. Según sus conclusiones, es más fácil quitarle la gracia a algo que añadírsela, y basta con hacer real algo irreal
El humor parece ser una parte inherente de la condición humana (ver Los ordenadores siguen sin sentido del humor). Nuestra capacidad para reír y sonreír juega un papel importante en las situaciones sociales. Es algo que despierta el interés de sociólogos y antropólogos. Pero para poder reírnos, primero tenemos que pillar la broma, por lo que el humor también resulta interesante a los psicólogos cognitivos e, inmediatamente, sugiere un posible papel para la inteligencia artificial (IA). Así que los informáticos han comenzado a preguntarse si el humor se puede calcular, y si es así, cómo.
Cualquier intento de responder a esa pregunta se enfrenta directamente a un problema: la falta de bases de datos adecuadas para llevar a cabo un estudio computacional. Por ejemplo, una base de datos de frases similares en la que unas resultan graciosas y otras no permitiría a los investigadores distinguir la diferencia entre ellas y descubrir cómo convertir unas en otras. Pero lamentablemente, ese tipo de base de datos no existe.
Así que el investigador de Microsoft Research en Estados Unidos Eric Horvitz y en el EPFL en Suiza Robert West han decidido crear una. Para ello han usado titulares de noticias satíricas, que generalmente son graciosos, para crear una base de datos colaborativa de frases similares que no hacen gracia.
Al analizar las diferencias entre estas frases, los investigadores pueden ver cómo se produce el cambio de lo gracioso a lo que no tiene gracia y dónde debe estar el origen del humor. La investigación detalla: "Identificar las palabras exactas que marcan la diferencia entre lo serio y lo gracioso nos permitiría entender con más detalles específicos por qué un texto satírico resulta divertido". El resultado ofrece una visión única de la naturaleza del humor.
Los investigadores crearon la base de datos a través de un juego online llamado Unfun.me. A los jugadores se les da un titular de noticias satíricas tomado de la revista The Onion (similar a El Mundo Today) y se les pide que lo conviertan en un titular de noticias serio cambiando la menor cantidad de palabras posible. La idea es engañar a otros jugadores para que piensen que el titular es real.
Por ejemplo, en 2001, The Onion publicó el siguiente titular: Dios es diagnosticado de trastorno bipolar. Esta frase puede convertirse en seria solo con la palabra "Dios" por el nombre de una persona real: Bob Dylan es diagnosticado de trastorno bipolar. Un título así podría aparecer en cualquier web de noticias serias. Luego, el juego pide a los jugadores que clasifiquen los titulares generados en función de su nivel de humor.
West y Horvitz analizan la base de datos creada para comprobar qué parte del titular se modifica con mayor frecuencia para quitarle la gracia. También miran la naturaleza del cambio.
Los resultados son interesantes. En general, los titulares se componen de varias partes: expresiones nominales, verbales, adjetivas y preposiciones. Resulta que la expresión nominal es la parte que se cambia con más frecuencia para convertir un titular gracioso en otro que no lo es, especialmente cuando la palabra o las palabras aparecen al final de una frase.
Por ejemplo, el titular satírico Los problemas económicos de Asia provocan los despidos de 700.000 estrellas del pop, se puede convertir en serio fácilmente al reemplazar "estrellas del pop" por "trabajadores". Eso lleva a los investigadores a una conclusión importante: "Nuestro análisis revela que el humor tiende a encontrarse cerca del final de los titulares". Y han bautizado a estas expresiones al final de las frases como micropunchlines (microgolpes de gracia).
Pero los investigadores fueron aún más lejos al analizar la naturaleza del cambio. Para ello recurrieron a una conocida teoría del humor publicada por el investigador Victor Raskin en 1985. La idea sugiere que la diferencia entre un titular gracioso y otro sin gracia debe seguir unas reglas especiales. West y Horvitz sostienen: "Ambos deben ser contradictorios en pocos aspectos. Uno de los dos debe ser posible, el otro, imposible; uno, normal, y el otro, anormal; o uno, real, y el otro, irreal".
En el ejemplo anterior, despedir a 700.000 trabajadores es posible o real, pero despedir a 700.00 estrellas del pop es imposible e irreal. Dios, siendo perfecto, no puede tener padecer un trastorno bipolar, mientras que Bob Dylan, un simple humano, sí podría. La investigación concluye: "Nuestros resultados confirman esa teoría de forma empírica".
Y consideran que el mismo mecanismo también podría ofrecer información sobre la grosería, el sexismo, los eufemismos, etcétera, y solo habría que pedir a las personas que cambiaran una única palabra de la frase.
Una cuestión interesante es si estas ideas ofrecen una manera útil de ir hacia la dirección opuesta: hacer que una frase sin gracia resulte graciosa.
Eso es mucho más difícil. El equipo señala que incluso en The Onion se analizan 600 titulares antes de que solo 16 de ellos acaben publicados cada semana. Claramente, resulta mucho más fácil eliminar el humor que agregarlo.
Tal vez eso pueda cambiar gracias a las ideas que proporciona este trabajo, si es posible computerizarlas. Con este tipo de humor informático, existe la posibilidad de que internet pronto se llene de titulares graciosos creados por el humorista satírico más grande de la historia: la inteligencia artificial. Estamos deseándolo. Ejem.
Ref: arxiv.org/abs/1901.03253: Reverse-Engineering Satire, or “Paper on Computational Humor Accepted Despite Making Serious Advances”