Un nuevo descubrimiento hace avanzar la caza de planetas parecidos a la Tierra más allá de nuestro sistema solar.
Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto un exoplaneta—uno fuera del sistema solar—que posee una órbita más parecida a la de la Tierra que cualquier otro planeta alienígena descubierto hasta ahora utilizando la misma técnica.
El planeta, llamado CoRot-9b, fue descubierto por el satélite CoRot, operado por Francia, y que lleva en órbita desde 2006. El vehículo espacial detectó el CoRot-9b mediante la medición de la bajada del brillo de su estrella al tiempo que el planeta pasaba por delante de ella, una técnica conocida como “observación del tránsito.” El pequeño bajón en el brillo permitió calcular el tamaño del planeta. Al medir la cantidad de tiempo que tarda el planeta en completar su órbita, los investigadores son capaces de determinar la distancia del planeta respecto a su estrella.
El planeta viaja alrededor de su estrella cada 95 días terrestres, a aproximadamente la mitad de la distancia entre la Tierra y el sol. Esta distancia es aún 10 veces mayor que la de cualquier otro planeta descubierto utilizando este método. Su temperatura de superficie es entre -23 y 157 °C, y aunque su atmósfera podría contener agua líquida, CoRot-9b está compuesto principalmente de hidrógeno y helio, lo que probablemente impida que la vida se desarrolle en él.
“Esta es la primera vez que podemos probar la atmósfera de un tipo de planeta tan frío fuera del sistema solar,” señala Jason Wright, profesor asistente de astronomía en la Universidad del Estado de Pensilvania, y que no estuvo involucrado en el descubrimiento. Wright señala que el descubrimiento es un importante paso adelante dentro de la búsqueda de un planeta parecido a la Tierra y que pudiese albergar vida, uno de los mayores objetivos dentro de la astronomía.
Los astrónomos utilizaron unos telescopios basados en la superficie terrestre y localizados en Chile, Israel y Tenerife, la isla española cercana a la costa de África, para confirmar su descubrimiento, y para determinar la masa del planeta mediante la medición del empuje gravitacional sobre la estrella de la que depende (este empuje hace que la estrella se tambalee.)
A partir de la medición de la masa y el radio, los astrónomos estimaron la densidad del planeta, algo de gran valor a la hora de comprender su composición y estructura, afirma Suzanne Aigrain, conferenciante de astrofísica en la Universidad de Oxford y parte del equipo de astrónomos que descubrió el planeta. El nuevo planeta posee un núcleo rocoso, aunque el resto es principalmente hidrógeno y helio, por lo que ninguna de las formas de vida que conocemos podría existir, afirma Aigrain.
“La tecnología de tránsito es tecnología punta; está en su punto más álgido,” señala Wright. “Esta es la primera vez que hemos detectado un planeta con un periodo orbital tan largo al estar tan alejado de la estrella,” afirma. Los exoplanetas descubiertos con anterioridad tienen una órbita mucho más cercana, haciendo que sean demasiado calientes y difíciles de estudiar.
Jennifer Patience, conferenciante de astrofísica en la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, afirma que existen dos dificultades técnicas importantes a la hora de tomar imágenes de planetas: superar la proporción de contraste en la luz procedente de la estrella y el planeta, y el hecho de que los planetas suelen estar muy próximos a las estrellas que los albergan.
El método de tránsito empleado por el satélite CoRot utiliza un telescopio para recolectar la luz, que después se envía a una cámara con dos partes. Una parte de la cámara está diseñada para buscar estrellas; la otra está optimizada para detectar las variaciones sutiles dentro de la luz de una estrella. Los investigadores europeos construyeron un dispositivo para proteger a la cámara de la luz procedente de fuentes que no fuesen los objetos a los que el telescopio estuviese mirando.
El satélite Kepler de la NASA, que fue lanzado el año pasado, también utiliza el método de tránsito para buscar planetas parecidos a la Tierra. Wright señala que el vehículo espacial “revolucionará nuestra búsqueda de planetas habitables.” Kepler posee 42 detectores capaces de medir el brillo de 150.000 estrellas y almacena los datos cada seis segundos. “Nadie ha creado jamás un instrumento [basado en el espacio] con este tipo de precisión,” afirma William Borucki, investigador principal de ciencia dentro de la misión del Kepler.
John Johnson, profesor asistente de astronomía en Caltech, afirma que el nuevo descubrimiento de CoRot presagia el tipo de trabajo que los astrónomos esperan que realice Kepler a lo largo de los próximos años. Johnson predice que Kepler será capaz de encontrar la primera “Tierra” inhabitable fuera del sistema solar de aquí a tres o seis años.
Para que los astrónomos realmente comprendan la composición de los exoplanetas que descubren, tendrán que usar un método emergente llamado detección directa. Esta tecnología utiliza un sistema óptico adaptativo y un dispositivo llamado coronágrafo, que bloquea la mayor cantidad posible de luz procedente de la estrella, para formar la imagen del planeta. El Telescopio Espacial Hubble fue capaz de obtener la imagen de un planeta alrededor de la estrella Fomalhuat mediante el uso de un coronágrafo, y sólo hay otros dos telescopios con esta capacidad, el Keck Observatory en Hawaii, y el Very Large Telescope en Chile.
Se están construyendo una serie de instrumentos para la toma de imágenes dentro del observatorio Gemini en Chile, el telescopio Subaru en Japón, y el Very Large Telescope, también en Chile. El siguiente telescopio espacial de la NASA, el James Webb Space Telescope, tiene previsto su lanzamiento en 2013, y también usará la detección directa. Como parte de un programa de Desarrollo de Tecnología, la NASA entregó recientemente una beca de dos años valorada en 784.000 dólares a un grupo de investigadores en el Instituto de Tecnología Rochester en Nueva York y el Laboratorio Lincoln de MIT, para modificar uno de los detectores de fotones para la toma de imágenes de planetas del Laboratorio Lincoln. El detector cuenta los fotones individuales digitalmente, afirma Brian Aull, miembro del equipo técnico del Laboratorio Lincoln de MIT. “La ventaja es que es capaz de detectar objetos muy ligeros con características de señal-ruido mejores que la tecnología de detección convencional.”
“Lo más importante es encontrar planetas, puesto que para entender mejor nuestro sistema solare, tenemos que entender cómo se han formado otros sistemas planetarios,” señala Borucki. Si los astrónomos son capaces de encontrar montones de planetas parecidos a la Tierra, el siguiente paso consiste en desarrollar instrumentos que nos permitan buscar signos de vida. “Tenemos que saber si hay vida ahí fuera, o si estamos solos.”