Un robot recibe a las visitas de la investigadora Manuela Veloso, les compaña a la puerta, hasta les sirve un café. La experta cree que los autómatas móviles ya deberían estar haciendo de todo y se queja de empujar un carrito de la compra que podría seguirla si incorporara inteligencia artificial
La inteligencia artificial (IA) ya está dentro de nuestros teléfonos, está empezando a controlar nuestro dinero, y está consiguiendo que los robots puedan tomar algunas decisiones. Pero la profesora de la Universidad Carnegie Mellon (EE. UU.) Manuela Veloso, que acaba de ser nombrada responsable de la división de investigación de IA de JPMorgan, está frustrada porque las cosas no van más allá. Veloso cuenta: "Anoche llegué del aeropuerto y desde entonces no he visto a ningún robot en ningún lado".
Foto: Manuela Veloso sobre el escenario de EmTech Next, organizado por 'MIT Technology Review'. Crédito: Justin Saglio.
Después de décadas de trabajo en investigación de IA, Veloso quiere ver más robots móviles en nuestra vida cotidiana. Imagina un futuro donde todo lo que tenga ruedas, ya sea una maleta o un carrito de la compra, seguirá al usuario automáticamente con solo darle una orden. La experta añade: "Cada vez que entro en un supermercado y tengo que empujar un carrito, me pregunto, '¿por qué no puede seguirme?'. Estos carritos deberían estar automatizados".
Su trabajo consiste en convertir sus quejas en soluciones. Veloso está investigando para lograr que los robots móviles inteligentes sean más accesibles y autónomos. Si la visita en Carnegie Mellon, un robot le recibirá y le llevará hasta su oficina. Puede que incluso le sirva un café.
Para mejorar su autonomía, les entrenó para que fueran capaces de avisar y pedir ayuda cuando no saben hacer algo. La investigadora explica: "Es posible que la IA no sea capaz de realizar todo el proceso, pero si se le da la capacidad para pedir ayuda o conectar otras cosas, entonces puede hacer todo [el proceso]".
Los robots de su oficina no tienen brazos, pero están programados para ir a la cocina y pedir a cualquier humano que haya cerca que ponga una taza de café en su cesta. Al pedir ayuda, el robot puede completar el proceso de ir a buscar café y moverse de forma autónoma hasta llegar a su destino final.