Marybel Montoya Álvarez (Colombia), 32
Fungi Life
Hongos para paliar el cambio climático
Los biosurfactantes son compuestos bioquímicos que se encuentran de forma natural en diversos organismos y materiales biológicos y que resultan una alternativa a los productos que utilizan petróleo más respetuosa con el medioambiente, según una investigación científica en la Universidad de Buenos Aires (Argentina).
Marybel Montoya Álvarez (Colombia, 32 años) es co-fundadora de Fungi Life. Esta empresa desarrolla estos biosurfactantes utilizando hongos, lo que promueve procesos industriales más sostenibles que los que utilizan ingredientes químicos o derivados del petróleo. Desde 2022, Montoya y su equipo han centrado sus esfuerzos en el desarrollo de un biosurfactante 100% biodegradable y eficiente, creado a partir de residuos agroindustriales.
Montoya destaca la contaminación por hidrocarburos en aguas y suelos que se produce cada año. “Este fenómeno acelera la acidificación de los océanos, intensifica eventos climáticos y causa problemas de salud como irritaciones respiratorias y cáncer. La industria necesita urgentemente reducir su impacto ambiental y comunitario para cumplir con los requisitos de eficiencia y sostenibilidad. Los biosurfactantes son una alternativa superior”, defiende.
Ante esta realidad, Fungi Life ofrece una opción escalable y competitiva que puede revolucionar sectores de alto consumo, contribuyendo tanto al cuidado ambiental como a la salud de las comunidades afectadas, según explica esta biotecnología por el Colegio Mayor de Antioquía con un Máster en Ciencias Biológicas en la Universidad CES /EIA.
El primer piloto de Fungi Life se llevó a cabo en Vaca Muerta, una de las mayores reservas de petróleo del mundo, ubicada en la Patagonia argentina. En este piloto, el biosurfactante de Fungi Life demostró ser altamente eficaz, logrando una degradación de hasta el 96% de los contaminantes presentes en las aguas y suelos. Este éxito inicial ha llevado a la empresa a firmar colaboraciones con varias empresas para desarrollar más pilotos y trabajar en el reemplazo de surfactantes petroderivados por sus biosurfactantes en diferentes aplicaciones industriales.
Montoya se declara como una apasionada de los hongos. “Ha sido el motor que impulsa todo lo que hago en mi rol de directora científica. Siempre me ha fascinado su inmensa capacidad para sostener la vida en la Tierra y equilibrar los ecosistemas, siendo un reino increíblemente poderoso y, al mismo tiempo, aún inexplorado en todo su potencial. Para mí, los hongos no son solo organismos, son maestros silenciosos de la adaptación y el cambio, que han estado presentes en cada etapa de la historia del planeta, demostrando su increíble resiliencia”, describe.
La colombiana insiste: “Los hongos, con su capacidad única para transformar su entorno, me han inspirado a encontrar formas innovadoras de aplicarlos en procesos industriales, demostrando que es posible un futuro más verde y equilibrado”.
La biotecnóloga considera que su solución Fungi Life es la culminación de su visión. “Es la prueba tangible de que el poder transformador de los hongos puede revolucionar industrias y restaurar la armonía con el medio ambiente. Cada paso que damos con Fungi Life es un recordatorio de que los hongos tienen el poder de guiarnos hacia un futuro donde lo natural y lo sostenible se entrelazan”, afirma.
Montoya afirma que su proyecto mejora la eficiencia industrial y restaura ecosistemas dañados, contribuyendo a un futuro más sostenible y saludable para todos. Su trabajo ha sido reconocido por organizaciones internacionales como UNICEF y Royal Academy of Engineering, destacando el impacto en la sostenibilidad y la mitigación del cambio climático.
Esta emprendedora es una de los 35 Innovadores menores de 35 años seleccionados por MIT Technology Review en español. Además, su trabajo ha sido reconocido por Innovation30, el programa de líderes de Unicef y fue elegida como embajadora de Puentes de Talento Madrid en 2023.