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Innovadores menores de 35

Inventores

Mejorar el desarrollo farmacológico, utilizar la tecnología para solucionar problemas cotidianos o crear productos que combaten la crisis ambiental.

María Cristina Soraires (Argentina), 33

PLAMIC

Su 'start-up' biotecnológica usa la nanotecnología para mejorar los tratamientos farmacológicos

La industria farmacéutica emplea a cinco millones y medio de personas en todo el mundo, y solo en 2020 invirtió globalmente casi 200.000 millones de dólares estadounidenses en investigación y desarrollo y registró más de 10.700 patentes, según datos de la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas. Un ejemplo del fruto del trabajo de la ciencia biomédica son las vacunas de ARN mensajero que ayudaron a aplacar la pandemia del COVID-19, y que ya se estudian para su aplicación en el tratamiento de otras enfermedades. Recientemente, el trabajo de los investigadores Katalin Karikó y Drew Weissman ha sido reconocido con el Premio Nobel de Medicina por su papel decisivo en el desarrollo de esta tecnología.

Este nuevo tipo de vacunas en el mercado no hubiera sido posible sin la nanotecnología (vacunas como la de Pfizer y Moderna emplean nanopartículas de lípidos que envuelven y protegen el ARNm). La nanomedicina —la aplicación de la nanotecnología al diagnóstico, la prevención y el tratamiento de enfermedades— alberga un importante  potencial para mejorar las vidas de la población, pero muchas de sus promesas todavía no se han cumplido. Con el objetivo de poner fin a este impasse, la farmacéutica y abogada argentina María Cristina Soraires (33 años) fundó PLAMIC, una start-up de biotecnología que permite la producción rentable y escalable de nanomedicinas.

Gracias a esta iniciativa, Soraires se ha convertido en una de los Innovadores menores de 35 Latinoamérica 2023 de MIT Technology Review en español. La joven aspira a mejorar las alternativas terapéuticas que existen, facilitar la producción de nanomedicina y romper el cuello de botella actual en la manufactura de medicamentos desarrollados con nanotecnología. A través de la microfluídica, la ciencia que estudia el movimiento de pequeñas cantidades de líquidos por canales muy estrechos, PLAMIC optimiza el proceso de fabricación, reduce los costos y asegura la reproducibilidad del método. De esta forma, más pacientes podrán acceder a tratamientos personalizados y específicos para enfermedades complejas como el cáncer y las enfermedades autoinmunes, indica Soraires.

"Nuestra plataforma puede mejorar la obtención de nanomedicamentos a través de una precisa mezcla de fluidos”, explica la innovadora. "Estos productos son más efectivos y tienen menos efectos secundarios que los fármacos convencionales, al estar más localizados". Para Soraires, la falta de disponibilidad y el alto coste de las nanomedicinas son los obstáculos que han evitado el progreso de este campo farmacéutico: "Con nuestra tecnología de microfluídica lograremos que más fármacos lleguen a comercializarse a un menor precio final". Democratizar el acceso a esta tecnología, afirma, mejorará la calidad de vida de los pacientes.

PLAMIC ha creado ya un prototipo para desarrollar nanomedicinas contra el cáncer. Su fundadora aspira a llegar a producir en masa para que haya más y mejores nanomedicinas disponibles, y así popularizar el uso de la nanotecnología en los tratamientos y conseguir un impacto positivo en los sistemas de salud de todo el mundo.

Por: Fermín Grodira