Felipe Chávez (Colombia), 28
Kiwi Campus
Sus robots autónomos colaboran con humanos para automatizar 'la última milla' del reparto de paquetes de forma segura y eficiente
Ya no hay empresa de logística que se precie que no esté intentando automatizar su negocio al máximo (ver La transformación digital de UPS que ahorra millones). Cada vez más partes del proceso e incluso del reparto están siendo asumidas por máquinas. Pero si hay una etapa que está resultando endiabladamente difícil de automatizar, esa es la parte de la última milla, es decir, la de llevar el paquete hasta la puerta de su destino final. Para abordar este reto, Felipe Chávez apuesta por los robots autónomos. Su empresa, Kiwi Campus, ya los utiliza para repartir comida a residentes dentro de los campus de la Universidad de California en Berkeley y en Los Ángeles (ambas en EE. UU.). Esta iniciativa visionaria le amerita convertirse en uno de los Innovadores menores de 35 Latinoamérica 2018 de MIT Technology Review en español.
"El objetivo es mover cosas entre dos puntos de una ciudad con un coste próximo a cero. Pero debido a los costes laborales, hacer una entrega en menos de una hora cuesta unos 8 dólares [unos 5 euros]", afirma Chávez. Además del coste, el joven innovador critica la ineficiencia del enfoque: "Un ser humano puede realizar un promedio de 2,5 entregas por hora; una persona que use la plataforma de Kiwi Campus puede gestionar 12 entregas en una hora".
Pero con sus robots Chávez no pretende eliminar puestos de trabajo para humanos. En lugar de eso, su modelo radica en dividir las entregas en segmentos. Una persona recoge el pedido en el restaurante y lo carga dentro de un Kiwi Bot que a su vez es transportado a bordo de un triciclo capaz de transportar varios de estos robots. El triciclo realiza un trayecto optimizado para minimizar el tiempo de entrega de todos los pedidos transportados y, a medida que se aproxima el punto final de cada entrega, el ser humano "libera" al Kiwi Bot que se desplaza los últimos cientos de metros hasta el punto de entrega.
Cada Kiwi Bot cuenta con seis cámaras, sensores LIDAR y un motor de procesamiento de imágenes con algoritmos de inteligencia artificial que detectan los elementos presentes en las aceras y las calzadas para garantizar una navegación segura para el robot y las personas que se cruce por la vía pública. Además, un equipo de personas vigila en remoto desde la sede de la empresa en Colombia los momentos más delicados. "Lo más complejo es cruzar una calle", afirma Chávez.
En el año de vida de la empresa ya ha realizado más de 18.000 entregas en el campus de Berkeley y ahora comienzan a probar si el modelo funciona igual de bien en un campus de una ciudad más grande, como es Los Ángeles.
El director de Desarrollo de Negocio en Comau Robotics, Arturo Baroncelli, miembro del jurado de Innovadores menores de 35 Latinoamérica 2018, resalta que "el proyecto de Chávez integra múltiples tecnologías punteras alrededor de un claro modelo de negocio que sigue la tendencia de colaboración entre robots y personas para realizar una tarea".