Hace unos años, cuando Julian Schrittwieser se unió a la empresa de inteligencia artificial (IA) propiedad de Google DeepMind, el juego de mesa Go se consideraba como la piedra de Rosetta del aprendizaje automático. El juego para dos jugadores, que nació en la antigua China, no estaba restringido por reglas, sino que más bien por la intuición. Así que muchos pensaron que la IA tardaría una década en superar a los mejores jugadores del mundo. Pero en marzo de 2016, un programa desarrollado por Schrittwieser y sus compañeros de DeepMind derrotó al campeón mundial de Go, el surcoreano Lee Sedol, en una serie de tres a cinco que atrajo a más de 100 millones de espectadores. Los entusiastas de Go lo bautizaron como el partido del siglo.

Schrittwieser y sus compañeros mejoraron esta victoria con un logro aún más impresionante. En octubre de 2017, AlphaGo Zero, su nuevo programa, venció a AlphaGo, el programa anterior, en 100 juegos a cero. A diferencia de AlphaGo, que aprendió el juego estudiando el juego de los humanos, AlphaGo Zero aprendió jugando contra sí mismo, una hazaña con importantes implicaciones para la inteligencia artificial. El joven afirma: "Con AlphaGo Zero, vemos que incluso en áreas donde no tenemos conocimiento humano, podemos iniciar ese conocimiento y tener un sistema que aprenda por sí mismo".

Schrittwieser, nativo de Austria, es el ingeniero principal de software del proyecto AlphaGo Zero. También está colaborando en el tercer algoritmo de DeepMind, AlphaZero, un algoritmo más general que ya domina el Go, el ajedrez y el juego de tablero japonés Shogi. Schrittwieser explica que la generalización es clave para el objetivo de DeepMind de construir máquinas inteligentes que funcionen sin depender de la intuición humana. Lograr este hito ofrecería mejores soluciones a problemas en los que el enfoque podría verse inhibido por los prejuicios humanos. Y confía que este trabajo dé lugar a innovaciones totalmente nuevas impulsadas por la IA en sectores que van desde productos farmacéuticos hasta la ciencia de materiales.

- Por Jonathan W. Rosen