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¿Las empresas automovilísticas contemporáneas son aletargados dinosaurios o veloces innovadores a la caza de la próxima gran idea disruptiva? De momento, parecen ser ambas cosas. Se jactan de sus enormes ingresos y de sus récords de beneficios en años recientes, pero algunas como General Motors y Ford también parecen sentir que de alguna manera el Sol empieza a ocultarse sobre su modelo de negocio. Y se están apresurando a reinventarse para proporcionar todo tipo de opciones de transporte, desde los servicios de viajes compartidos hasta coches que se conduzcan solos.

El artículo de portada de la edición más reciente de la revista Fortune lo expresó así:

Durante 125 años, las empresas automovilísticas estadounidenses han ganado su dinero fabricando vehículos de motor. Ahora tienen que introducirse en los negocios de las ‘apps’ de viajes compartidos, los autobuses lanzaderas, los mapas en 3D y unos ordenadores sobre ruedas que se conduzcan solos. Y ya ni siquiera son empresas automovilísticas, ahora se llaman empresas de «movilidad».

Este cambio no se ha producido a una velocidad de vértigo. Hace una década, los coches robóticos sólo existían en proyectos de investigación financiados por DARPA. La mayoría apenas funcionaban. Hoy representan tal amenaza para el statu quo de la industria automovilística que el presidente y CEO de Ford, Mark Fields, ha dicho que la empresa ha de «revolucionarse a sí misma» para sobrevivir. Este año, General Motors adquirió la start-up de coches sin conductor Cruise Automation por unos 900 millones de euros. Se produjo una avalancha de acuerdos a continuación:

En mayo, Toyota firmó un acuerdo de colaboración con Uber, Volkswagen invirtió casi 270 millones de euros en la empresa de viajes compartidos Gett, Apple invirtió unos 900 millones de euros en Didi Chuxing de China y Google se asoció con Fiat Chrysler para equipar 100 monovolúmenes Pacifica con tecnología de conducción autónoma.

Pero trazar un límite entre los nerviosos ejecutivos automovilísiticos y el cambio radical sobre cómo el conductor medio afronta la propiedad y la conducción de un coche podría ser un poco simplista.  Distintos tipos de automatización como los sistemas anticolisión y la velocidad de crucero adaptativa se van infiltrando en cada vez más coches de gama media. Los modelos de lujo incorporan prestaciones de estacionamiento automático y si uno reúne el valor de activar Autopilot de Tesla, podrá experimentar la (a veces terrorífica) vanguardia de las tecnologías sin conductor que ya están disponibles para los consumidores.

Y la brecha entre los emprendedores con miras puestas en el horizonte y los conductores cotidianos es grande. Una start-up que mencionó el artículo de Fortune llamada Zoox parece estar desarrollando «robotaxis bidireccionales» que el fundador de la empresa dice que no son coches, sino «lo que vendrá después del coche». Zoox intenta recaudar 225 millones de euros para convertir su medio de transporte en una realidad. Este tipo de perspectiva «postcoche» es popular en Silicon Valley (EEUU), pero puede que la gente no esté preparada para unos medios de transporte tan visionarios:

En mayo, Google anunció puestos nuevos para conductores de prueba en Arizona (EEUU), algo que los blogueros tecnológicos consideraron como el empleo ideal. ¿Quién no querría ganar 20 euros la hora, sentado en un coche sin hacer nada durante ocho horas al día? Pero la reacción en redes sociales de los no tecnológicos nos proporcionó una ventanita a los temores públicos de los coches robóticos. «Vas a tener que pagar más para que yo me meta en esa lata de aluminio con cerebro propio», escribió un usuario de Facebook. 

La llegada de coches autónomos no se podrá producir demasiado rápido, dado su potencial muy real para reducir las muertes, lesiones y daños materiales. Les queda mucho camino para poder decir que han aterrizado de verdad.

(Para saber más: Fortune, ¿Quién conducirá el coche del futuro?, Los conductores de Tesla casi se estrellan probando el nuevo sistema Autopilot, Los coches conectados sabrán que un accidente es culpa suya aunque lo oculte)