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Criocore  

Tejidos bioimpresos que aceleran el desarrollo de fármacos  


En el desarrollo de nuevos fármacos, uno de los grandes cuellos de botella sigue siendo la traslación de etapas preclínicas a clínicas: 9 de cada 10 compuestos que superan las pruebas en laboratorio fracasan en los ensayos clínicos, según una
investigación de la Universidad de Michigan (EE UU) y Bristol Myers Squibb (EE UU). Las causas van desde la baja complejidad biológica de los cultivos celulares en 2D hasta las limitaciones fisiopatológicas y regulatorias de los modelos animales. Un estudio publicado en Nature señala que las fases preclínicas representan cerca del 43% de los gastos de la industria farmacéutica y son la mayor oportunidad de ahorro en tiempo y costos.   

Con el objetivo de cambiar esa dinámica, Carlos Garciamendez (México, 29 años) cofundó Criocore, una plataforma de cryobioprinting (bioimpresión criogénica) que combina bioimpresión 3D con criopreservación in situ. La tecnología permite fabricar modelos 3D fisiológicamente relevantes y preservarlos durante meses en nitrógeno líquido, lo cual posibilita su almacenamiento, transporte y uso inmediato tras la descongelación. La diferencia con otros modelos anteriores es que los tejidos durante más tiempo y, por lo tanto, aumenta su disponibilidad. Por primera vez, los tejidos bioimpresos pueden producirse a escala industrial y estar disponibles bajo demanda, eliminando las barreras logísticas que hasta ahora frenaban su adopción.  

Garciamendez explica: «Nuestra misión es ofrecer modelos preclínicos listos para usar, que acorten ciclos, reduzcan fallos y bajen costos en el desarrollo de fármacos. Queremos que la industria farmacéutica deje de depender de modelos obsoletos y pueda trabajar con tejidos humanos más predictivos«. A diferencia de la bioimpresión convencional, que obliga a usar los modelos de inmediato, Criocore crea un inventario de muestras que puede ser utilizado de manera sencilla e integrarse en los flujos de trabajo comunes de farmacéuticas y biotecnológicas.  

Garciamendez es ingeniero en Mecatrónica por el Tecnológico de Monterrey (México). Posteriormente se integró al Shrike Zhang Lab, de Harvard Medical School (EE UU) y Brigham and Women’s Hospital (EE UU), donde durante seis años trabajó en el desarrollo de biomateriales y métodos de criopreservación para bioimpresión. Así lo recuerda: «Lo que empezó como un simple gusto por construir bioimpresoras se convirtió en una vocación. Encontrar la tecnología de cryobioprinting le dio propósito a mi vida y la claridad para fundar Criocore«.  

El avance científico de la plataforma está respaldado por más de 30 artículos académicos y siete publicaciones revisadas por pares, centradas en biofabricación subcero, poscriopreservación y validación farmacológica de los modelos, según datos del equipo de Garciamendez. Uno de estos estudios demostró que los tejidos podían mantenerse congelados durante tres meses y conservar su viabilidad celular tras la descongelación, algo inalcanzable para la bioimpresión convencional. Criocore recibió financiación de la National Science Foundation I-Corps (EE UU) para validar el mercado y fue aceptada en la residencia de Antler (EE UU), una firma global de capital de riesgo.  

El emprendedor visualiza un impacto global de Criocore: «Si logramos reducir incluso una fracción de la actual tasa de fallos clínicos, estaríamos transformando el sistema desde su base, aceleraríamos la llegada de terapias efectivas, evitaríamos pérdidas multimillonarias y mejoraríamos el acceso de los pacientes a tratamientos innovadores«. Añade que Criocore busca posicionarse como el nuevo estándar en modelos preclínicos, no solo para la industria farmacéutica, sino también para áreas emergentes como la medicina personalizada.  

Garciamendez forma parte de la lista de los 35 Innovadores menores de 35 Latinoamérica 2025, reconocidos por MIT Technology Review en español.