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Uno de los grandes temas que he seguido a lo largo de 2025 es la electricidad: dónde y cómo crece la demanda, cuánto cuesta y cómo todo esto se cruza con el asunto del que todos hablan: la IA. 

La semana pasada, la Agencia Internacional de la Energía presentó la última edición del World Energy Outlook, el informe anual que analiza el estado actual de la energía global y proyecta su evolución. El documento incluye datos reveladores y algunas cifras sorprendentes sobre electricidad, redes y la situación del cambio climático. Así que, ¿por qué no repasamos algunos números? 

Estamos en la era de la electricidad 

La demanda energética global sigue creciendo a medida que aumentan las poblaciones y se expanden las economías. Pero la electricidad se ha convertido en la protagonista: se prevé que su consumo aumente un 40% en los próximos diez años. 

China ha liderado este crecimiento durante la última década, y continuará haciéndolo. Sin embargo, las economías emergentes fuera de China ganarán un peso mucho mayor en el futuro. Mientras tanto, en las economías avanzadas (incluidas EE UU y Europa) la demanda se había mantenido estable, pero la irrupción de la IA y los centros de datos hará que repunte.  

El aire acondicionado es otro factor clave: el acceso a este servicio crecerá con el aumento de ingresos, lo que añadirá unos 330 gigavatios a la demanda máxima mundial para 2035. A esto se sumarán otros 170 GW por el incremento de las temperaturas. En conjunto, hablamos de más de un 10% adicional respecto a los niveles de 2024. 

La IA es una historia local 

Este año, la IA ha sido el tema omnipresente. Un dato llamativo del informe: en 2025, la inversión en centros de datos superará los 580.000 millones de dólares, más que los 540.000 millones destinados al suministro global de petróleo. 

No sorprende, entonces, que el consumo energético de la IA esté bajo los focos. Una conclusión importante: estas demandas varían enormemente según la región.  

Los centros de datos representan menos del 10% del aumento previsto en la demanda eléctrica total hasta 2035. No es irrelevante, pero queda muy por detrás de sectores como la industria y los electrodomésticos, incluidos los aires acondicionados. Incluso los vehículos eléctricos añadirán más carga a la red que los centros de datos. 

Sin embargo, en algunas zonas, la IA será determinante. En EE UU, los centros de datos supondrán la mitad del crecimiento de la demanda eléctrica total hasta 2030. 

Como hemos señalado en este boletín, los centros de datos plantean un reto singular: suelen concentrarse en áreas específicas, lo que genera picos de consumo en comunidades concretas y redes locales. La mitad de la capacidad proyectada se ubicará cerca de grandes ciudades. 

Atentos al pico del carbón  

A medida que exigimos más a la red, la pregunta clave para el clima es: ¿de dónde procede la electricidad que usamos? 

Hoy, las redes siguen dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles, lo que implica que cada incremento en el consumo eléctrico arrastra emisiones que calientan el planeta. Aunque esto está cambiando lentamente. 

En la primera mitad del año, la energía solar y eólica se situaron como principales fuentes de electricidad, superando por primera vez al carbón. El uso de carbón podría alcanzar su máximo y empezar a descender antes de que termine la década. 

La energía nuclear también podría contribuir a sustituir los fósiles: tras dos décadas de estancamiento, la capacidad nuclear mundial podría crecer un tercio en los próximos diez años. La solar, por su parte, seguirá su ascenso meteórico. De todo el aumento previsto en la demanda eléctrica para la próxima década, el 80% se concentrará en regiones con alta irradiación solar, lo que las convierte en lugares idóneos para esta tecnología. 

En definitiva, el mundo avanza en la dirección correcta en materia energética, pero no lo hace con la rapidez necesaria. Las emisiones globales volverán a marcar un récord este año. Para limitar el calentamiento y evitar los peores efectos del cambio climático, debemos transformar el sistema energético (incluida la electricidad) y hacerlo mucho más rápido.