Si las ventajas fiscales y otras incentivas siguen desapareciendo, resultará difícil convencer a los consumidores que cambien la gasolina por electrones
Crédito: Saul Loeb (Getty Images).
En muchos sentidos, el futuro de los coches eléctricos parece brillante. Las automovilísticas están desarrollando sus modelos a un ritmo rápido. Y puesto que los precios de las baterías siguen cayendo, los fabricantes ahora están empezando a lanzar vehículos más asequibles, como el Modelo 3 de Tesla, el Chevrolet Bolt y el Zoe de Renault, que están programados para salir a la venta este año.
Pero no todas las noticias son buenas. A pesar de las últimas (y malas) noticias en materia de cambio climático, las regulaciones que han ayudado a impulsar la demanda de coches eléctricos en Estados Unidos están en peligro. The New York Times señala que las desgravaciones fiscales por coche eléctrico ya están en declive en el país. Algunos de sus estados han puesto fin a estos incentivos, lo que significa que ya sólo 16 estados las ofrecen, en lugar de 25. Y el resto podría estar a punto de seguir su ejemplo: ahora mismo los legisladores de Colorado y Utah están intentando poner fin a sus créditos fiscales.
Las ventajas fiscales existentes varían a lo largo del territorio de EEUU, desde los hasta casi 9.000 euros en Luisiana y (actualmente) los más de 4.500 euros en Colorado hasta exenciones fiscales de IVA e impuestos especiales en Nueva Jersey y Washington D.C. Los compradores también pueden aprovecharse de un crédito fiscal federal de unos 7.00 euros en coches eléctricos nuevos, pero esta medida podría reducirse o incluso desaparecer bajo la Administración Trump.
Los defensores de acabar con estas ayudas argumentan que únicamente benefician a los ricos, que actualmente son el único mercado real para los coches eléctricos. Pero si las ventajas fiscales siguen siendo eliminadas, los consumidores se volverán más reacios a comprar vehículos eléctricos nuevos. Y si Donald Trump sigue adelante con sus planes de derrocar las regulaciones de eficiencia de combustible de Obama para nuevos vehículos alimentados por petróleo, las automovilísticas estadounidenses carecerán de incentivos para producir coches eléctricos.
El año pasado, un informe de Bloomberg New Energy Finance y McKinsey sugirió que dos tercios de los coches en circulación podrían ser eléctricos para 2030. Pero también advirtió de que la adopción sería mucho más lenta sin incentivos regulatorios para impulsar el interés de los consumidores.
En Europa el panorama es más bien el contrario, con estrictas políticas diseñadas para desincentivar el uso de coches convencionales y contaminantes. Algunas medidas incluyen prohibir la circulación de vehículos diésel en los centros de las ciudades y obligar al desarrollo de las infraestructuras de apoyo a los vehículos eléctricos. Estados Unidos podría morder el polvo de los coches eléctricos si no toma las decisiones políticas acertadas durante los próximos años.
(Para saber más: New York Times, La revolución del coche eléctrico no es solo tecnológica, es política, Los centros de Madrid, París, Ciudad de México y Atenas prohibirán el coche diésel, The Paris Motor Show Confirms It: The Future Is Electric)