Aunque el servicio solo está disponible para dos usuarios beta y la entrega era un paquete diminuto, se trata de un hito que nos acerca a un futuro en el que los envíos caigan del cielo
Amazon ha realizado su primera entrega comercial con un dron. Y aunque su programa Prime Air no es más que una estrategia publicitaria, consigue demostrar que la tecnología por fin podría resultar útil.
Desde MIT Technology Review en español hemos sido algo escépticos sobre algunas iniciativas para hacer reparto con drones. Básicamente porque actualmente no son más que un truco llamativo. La corta duración de las baterías y su escasa capacidad de carga implican que un paquete del tamaño y peso de un burrito es lo máximo que un dron podría entregar.
Así que el primer reparto con drones de Amazon, que tuvo lugar el pasado 7 de diciembre y anunciado esta semana, no aportó mejoras significativas. El aparato entregó un Amazon Fire TV Stick, un dispositivo pequeño y delgado que proporciona el servicio de streaming de televisión de la empresa, y una bolsa de palomitas a su afortunado primer cliente. Y de momento, el servicio solo está disponible para dos usuarios betas. No, no es una errata.
Pero aun así, la noticia es interesante.
Desde luego se ha hecho esperar. Han pasado exactamente tres años desde que Jeff Bezos apareció en el programa estadounidense 60 Minutos para anunciar que su negocio planeaba emplear drones para entregar paquetes. Pero este objetivo se ha visto obstaculizado, principalmente por las regulaciones. Las nuevas reglas de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos para abrir los cielos a los vuelos comerciales de dron no ayudaron a Amazon, porque necesita que sus máquinas vuelen más allá de la línea visual del operador.
Crédito: Amazon.
Así que Bezos firmó un acuerdo con la Autoridad de Aviación Civil de Reino Unido para probar la tecnología allí.
En un centro de pruebas a las afueras de Cambridge (Reino Unido), Amazon ha construido un pequeño centro de distribución con una plataforma de lanzamiento de drones. Un dron puede cargar pedidos de hasta unos 2,3 kilos de peso y dirigirse al domicilio de un cliente de forma autónoma mediante GPS, siempre que vuele a menos de unos 122 metros de altura. La empresa imagina que algún día los cielos estarán repletos de estas pequeñas aeronaves.
Aunque los clientes sólo podrán pedir artículos de una pequeña selección de productos ligeros y compactos, el pequeño centro de distribución avala el proyecto porque ofrecerá productos reales que la gente realmente compra. Junto con las pruebas de Zipline en Ruanda, donde los drones ya entregan suministros de sangre y fármacos hasta centros de atención sanitaria ubicados en zonas remotas, el ejemplo de Amazon demuestra que los envíos aéreos autónomos no son totalmente ridículos.
Dicho eso, seguirán existiendo barreras para escalar esta forma de envío. Está bien para productos pequeños, pero tiene limitaciones obvias que sólo podrán ser superadas con mejoras en rendimiento y la vida de las baterías. Y aunque los problemas regulatorios han sido pasados por alto en esta tranquila zona rural de Inglaterra, en el resto del mundo se mantienen.
De momento, lo que demuestra esta primera entrega mediante drones de Amazon, que ha tardado tres años en producirse, es que el futuro lleno de paquetes caídos del cielo no está tan lejos como podía haber parecido.
(Para saber más: Amazon, TechCrunch, Amazon se cansa de esperar y se lanza a probar drones mensajeros en Europa, Ruanda será pionera en entregas aéreas mediante drones para salvar vidas, Amazon Lays Out Its Vision for a Sky Thronging with Delivery Drones)