Una orden judicial obliga a la empresa a desbloquear el dispositivo, pero el CEO de Apple, Tim Cook, afirma que la empresa apelará la decisión
Apple está luchando contra una orden judicial emitida el pasado martes que le exige "liberar" un iPhone encriptado, propiedad de uno de los autores de los ataques terroristas de San Bernardino (EEUU) en diciembre. La orden allana el camino a las fuerzas del orden en su batalla contra la industria tecnológica acerca de la cuestión de proporcionar una "puerta trasera" para los dispositivos de consumo encriptados.
Apple es líder en la inclusión de encriptación en sus populares dispositivos. Las últimas versiones de su sistema operativo encriptan los datos por defecto en productos como los iPads y iPhones, y también, las comunicaciones de tal forma que sólo el emisor y el receptor las pueden ver.
Hace mucho que las fuerzas de seguridad sostienen que esto está levantando un importante obstáculo para sus investigaciones porque significa que los criminales pueden entrar en "modo sigiloso". En el otro bando, los expertos mantienen que existen otros muchos métodos de rastrear a los sospechosos. Es más, crear puertas traseras podría servir los intereses de los gobiernos represivos, los espías y los criminales.
El año pasado las principales agencias estadounidenses de antiterrorismo y de vigilancia pidieron este acceso, pero después la Casa Blanca retrocedió. Ahora el tema está estancado. Pero los ataques terroristas de noviembre en París (Francia) y los tiroteos de San Bernadino provocaron un nuevo llamamiento de los líderes de las fuerzas de seguridad y políticos.
El FBI se quejó especialmente de que los agentes no podían acceder al contenido de un iPhone5C utilizado por Syed Rizwan Farook, uno de los tiradores de San Bernardino.
Foto: Tim Cook, el CEO de Apple, en una audiencia ante el Senado de Estados Unidos en 2013. Crédito: Chip Somodevilla, Getty.
El magistrado federal que emitió la orden, Sheri Pym, no pidió que Apple desactivara la encriptación sino que facilitara que los agentes federales adivinaran al azar la contraseña del dispositivo. Habitualmente cuando alguien intenta adivinar la contraseña de un iPhone, este va añadiendo tiempos de espera para poder intentarlo de nuevo. La propia empresa bromea con el hecho de que llevaría cinco años y medio adivinar cada combinación posible de seis números o letras minúsculas.
La orden de la magistrada dice que si Apple eliminara estos tiempos de espera, "aseguraría que cuando el FBI introduzca contraseñas en el DISPOSITIVO DEL SOSPECHOSO, el software no introduciría intencionadamente ningún retardo adicional entre intentos de desbloqueo más allá de lo que genera el hardware de Apple". La magistrada también ha exigido que Apple deshabilite cualquier prestación de "auto-borrado", diseñadas para eliminar los datos del móvil en caso de superarse el límite de contraseñas incorrectas.
Un experto técnico afirma que sería posible que Apple creara una versión personalizada de su sistema operativo para lidiar específicamente con la solicitud del FBI sólo en el dispositivo de Farook mientras limita el riesgo de crear una vulnerabilidad de seguridad mayor.
Pero en una carta dirigida a sus clientes, el CEO de Apple, Tim Cook, dijo que la solicitud equivalía a pedir que rompan la encriptación. "Diseñar una versión de iOS que eluda la seguridad de esta manera sin duda alguna crearía una puerta trasera", afirmó. Cook se comprometió a apelar la orden, lo que podría dar lugar a un precedente legal.
(Lean más en: New York Times, Trail of Bits, La guerra sobre la encriptación tendrá que esperar al próximo presidente de EEUU y Seis formas para acceder a datos ocultos de terroristas (y de cualquiera))