Una pareja de cineastas está grabando un documental en 360º protagonizado por los únicos cuatro ejemplares del norte que quedan
Foto: Detrás de la escena de 'El Arca': el cuidador de rinocerontes Zacharia da de comer a Sudán, el último rinoceronte blanco del norte macho del planeta.
En el sótano del complejo de laboratorios del Zoológico de San Diego (EEUU) hay un depósito de aluminio enfriado con nitrógeno líquido de de algo más de un metro de altura. Este "zoológico congelado", como se conoce al depósito, contiene miles de muestras de piel sacadas de una cornucopia de animales en peligro de extinción, incluidas las del rinoceronte blanco del norte, una subespecie que se encuentra prácticamente extinta. Sólo quedan cuatro ejemplares vivos de este animal en todo el mundo. Un equipo de rescate genético del zoo trabaja para transformar las células congeladas en células madre que puedan ser empleadas para crear los espermatozoides y óvulos necesarios para criar una nueva generación de rinocerontes mediante la fertilización in vitro.
El tiempo es oro. Nola, el único rinoceronte blanco que queda en cautividad, en el Safari Park del Zoo de San Diego (EEUU), es estéril. Los otros tres animales, de los cuales dos son hembras, divagan por el Conservatorio Ol Pejeta de Kenia, protegidos de los cazadores furtivos por guardas armados. Estos guardas conviven con los animales, turnándose por la noche para dormir.
Los científicos estadounidenses y los guardas keniatas no son los únicos que trabajan para preservar el rinoceronte blanco. Kel O´Neill y Eline Jongsma, una pareja de cineastas estadounidense y holandesa, respectivamente, también esperan salvar a estos animales. Pero no mediante tubos de ensayo ni armas, sino mediante un casco de realidad virtual. El Arca, como se conoce su proyecto, es un documental de realidad virtual que sigue las vidas de los últimos cuatro rinocerontes blancos del norte, además de los científicos y guardas que trabajan a medio mundo de distancia los unos de los otros para preservar estas criaturas.
Foto: Guardas armados del Conservatorio Ol Pejeta protegen a uno de los últimos cuatro rinocerontes blancos del planeta.
"Tenemos una hija pequeña ahora, y nos preocupa que exista toda una dimensión de la Tierra tal y como existe actualmente que no podrá experimentar cuando sea adulta", dice Jongsma. Los realizadores de documentales sobre naturaleza han estado grabando animales al borde de la extinción como un modo de preservar su memoria durante décadas. Esto parece ser la próxima evolución de ese trabajo: captar vídeos en 360º de un animal para permitir al espectador controlar el punto de vista y ganar una sensación más verdadera sobre lo que se siente al encontrarse cara a cara con los animales.
La realidad virtual, según creen los documentalistas, dotan a los espectadores de "la experiencia más directa de la historia posible". SamWatts, un productor de realidad virtual de Make Media, se muestra de acuerdo. "Uno de los puntos fuertes del medio es su capacidad de crear un sentimiento real de empatía por un sujeto determinado, al permitir que el usuario sea envuelto por la escena y por la historia que se está contando", dice (ver La realidad virtual podría revolucionar los documentales).
Es una promesa convincente. Pero, en el área aún naciente de la producción de películas de realidad virtual, existen aspectos técnicos del proceso que O´Neill y Jongsma intentan mejorar. "Trabajamos con un conjunto de 10 cámaras GoPro", explica O´Neill. "Queremos que el espectador se sienta como si fuese una bola de consciencia flotante mientras observen la obra". Esto significa que, cuando el espectador mire hacia abajo, en lugar de ver el trípode sobre el que está colocada la cámara de 360ª o el logo de una empresa de realidad virtual, verá el suelo.
Este es el primer proyecto que O´Neill y Jongsma, que llevan haciendo documentales desde 2006, han intentado realizar con este medio. Ha habido una pronunciada curva de aprendizaje. "Ya no existe un 'detrás de la cámara'", dice Jongsma. "Existe un 'alrededor de la cámara'. Hay que esconderse mucho, y dejar que las cosas se desarrollen solas, con muchas tomas largas".
Impulsados por el hecho de que la película será compatible con los principales cascos de realidad virtual y los de bajo coste como Google Cardboard y GearVR, El Arca ha atraído a un público comprometido de partidarios (ver El arma de Google para acabar con los cascos de realidad virtual es este trozo de cartón). El trabajo ha sido financiado en parte por el Fondo Tim Hetherington, una fundación privada que apoya proyectos humanitarios y de preocupaciones sociales por todo el mundo, y por Kickstarter. La campaña de Kickstarter, diseñada para financiar el viaje de la pareja de cineastas a Kenia, recaudó más de 35.000 dólares (unos 33.000 euros).
Mientras que seguramente existan pocas personas que desdeñarían la ambición de la pareja de preservar el rinoceronte blanco en un nuevo y envolvente medio digital, los científicos de San Diego (que donaron dinero a la campaña de Kickstarter de la película) han sido criticados por sus investigaciones de células madre. O´Neill no comparte estas preocupaciones. "La mayoría de la gente reconoce que nos hemos alejado ya tanto de lo 'natural' y lo 'no natural' que deberíamos probar cualquier cosa que podamos para conservar y mejorar la biodiversidad en la Tierra", concluye.