El antiguo director tecnológico de Facebook está reinventando el procesador de textos
Con 34 años, Bret Taylor ya tiene uno de los currículos más impresionantes de Silicon Valley. Ha sido creador de GoogleMaps, cofundador de FriendFeed, una de las primeras incorporaciones a Facebook, creador del botón de "me gusta" de la red social y director tecnológico de la misma. Es uno de esos ingenieros poco frecuentes que están igual de cómodos escribiendo código que subiéndose al escenario para hablarle a la gente de ello.
Pero incluso los mejores ingenieros y emprendedores fallan a veces y en eso pensé cuando supe de Quip, su último emprendimiento. Quip está repensando el procesador de textos y otros aspectos del "software de productividad" que Microsoft domina desde hace una generación. Apple y Google han hecho pequeñas incursiones en el imperio Office de Microsoft durante el último lustro, pero sus presupuestos de marketing y desarrollo son ilimitados. ¿Por qué querría intentarlo una start-up?
Quip ha recaudado 15 millones de dólares en capital riesgo (unos 11 millones de euros)
Taylor comprende -incluso comparte- el escepticismo. Pero las posibilidades de éxito de Quip contra contendientes como Microsoft, Apple y Google residen en que el rápido paso de los ordenadores de sobremesa y portátiles a tabletas y smartphones está cambiando lo que los consumidores quieren de su software, y Quip no se ha concebido para un mundo dominado por los PC. Está hecho para gente que suele colaborar en la creación de documentos, lejos de una mesa de despacho tradicional, posiblemente en muchos dispositivos distintos en el curso de un día (ver "TR10: Colaboración móvil"). Ahora mismo podemos usar una combinación de correo electrónico, archivos adjuntos y chats para gestionar un proceso de este tipo. Quip coloca todas esas funciones en un mismo sitio, haciendo un seguimiento de quién ha cambiado qué en un documento y quién ha dicho qué sobre los cambios. Permite comprobaciones rápidas con un grupo de personas sin tener que juntarlos en una sala de reuniones, ni hacer una llamada a varias bandas.
Mucha gente pensó que Taylor estaba siendo irracional al dejar Facebook. Aunque había ganado millones con la salida a bolsa, se dejaba muchos más sobre la mesa marchándose. Pero Taylor sabía exactamente lo que quería a continuación en su currículo. "En Facebook tenía influencia", explica, "pero estaba ejecutando la estrategia de otro".
—Fred Vogelstein
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