Se han hecho públicos documentos que señalan la existencia de una enorme industria que proporciona a gobiernos y fuerzas del orden herramientas para la vigilancia en Internet.
La afirmación de Wikileaks de que unos documentos que hizo públicos la semana pasada demuestran la existencia de una “nueva industria secreta” de vigilancia masiva es tan exaltada como en anuncios anteriores de la organización de Julian Assange. Pero el material sí que sirve como crudo recordatorio de que nuestras actividades en línea son fácilmente espiables y sugiere que tanto los gobiernos como las fuerzas policiales de todo el mundo pueden acceder fácilmente a herramientas para conseguir cualquier información nuestra que deseen.
La idea que tiene que quedarle clara a los usuarios de equipos informáticos domésticos es que las barreras de intimidad y seguridad que emplean, incluyendo contraseñas e incluso herramientas de encriptado, solo representan un pequeño obstáculo para lo que un investigador denomina el “conglomerado industrial de la ciberseguridad”.
"No existe privacidad real en ningún sistema informático contra determinada vigilancia gubernamental”, afirma Radu Sion, ingeniero informático de la Universidad de Stony Brook (EE.UU.) y director del Laboratorio de Seguridad de Redes y Criptografía Aplicada. Sion sostiene que al aumentar la complejidad de los sistemas de computación y la dependencia de los mismos de componentes de muchos proveedores distintos, aumentará el número de puntos vulnerables a explotar por los atacantes y las herramientas de vigilancia.
Los 287 documentos hechos públicos por Wikileaks provienen de 160 empresas en 25 países. Detallan varios productos y servicios comerciales ofrecidos a gobiernos y agencias policiales interesados en interceptar comunicaciones en línea o vigilar el uso de ordenadores. El fundador de Wikileaks, Julian Assange, describió los documentos como algo que desvela “una industria de vigilancia masiva a nivel internacional”. De hecho, sobre gran parte de las empresas citadas ya se ha hablado antes, como por ejemplo Blue Coat, una empresa estadounidense cuyos filtros para red corporativa han sido usados por el régimen sirio para censurar Internet dentro de las fronteras del país y para espiar a los disidentes. A pesar de todo, la información publicada por Wikileaks sigue siendo relevante por su amplitud y nivel de detalle.
Materiales de publicidad de una empresa alemana, DigiTask, son una ejemplo típico de la nueva entrega de información de Wikileaks. Describen cómo el software de la empresa, instalado en los ordenadores de los usuarios aprovechando nuevos puntos débiles del software conocidos como “ataques de día cero” puede robar claves de encriptado para dejar que las fuerzas de seguridad o los gobiernos espíen al usuario. Es el mismo método que se usó contra la empresa de software de seguridad RSA a principios de este año en un aparente intento por comprometer a contratistas de defensa de EE.UU.
La información proporcionada por Wikileaks también incluye material de Paladion, con sede en India, que afirmaba que la empresa puede hacer seguimiento de transacciones bancarias encriptadas y mensajes de Gmail.
Ron Deibert, director del think-tank dedicado a Internet Citizen Lab de la Universidad de Toronto (Canadá) lleva tiempo estudiando la expansión global de este tipo de tecnologías y su adopción por parte de los gobiernos. Las tecnologías que hay en oferta incluyen la posibilidad de hacer mapas de redes sociales, seguimiento de móviles, localización y rastreo y la denominada “inspección de paquetes profundos”, una técnica usada para leer el contenido del tráfico web.
El papel cada vez mayor de Internet en la vida diaria y los negocios está creando un tesoro oculto de información digital sobre la gente, las empresas y las naciones como ha señalado Deibert en una entrada reciente de su blog, “No resulta sorprendente que un inmenso ciberconglomerado industrial haya surgido en torno a la explotación comercial [de esta información]”, escribió. Deibert señala que censurar la Web solía considerarse labor solo de los regímenes arrogantes y autoritarios, pero ahora están pensándoselo ministerios de defensa de todo el mundo a los que cortejan empresas como las que figuran en los nuevos documentos de Wikileaks.