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Su herramienta numérica puede ayudar a reducir el costo energético del almacenamiento subterráneo de CO2

Lo sabemos, y se destaca como el mayor riesgo para el mundo y la humanidad: la actividad humana diaria vierte toneladas de CO2 en la atmósfera, y su efecto acumulado significa que, lentamente pero de manera constante, la temperatura promedio mundial aumenta y el clima cambia. Una respuesta a esto es, obviamente, encontrar maneras de reducir las emisiones para que los mecanismos naturales para fijar el CO2 sean suficientes. La otra consiste en almacenar el CO2 nuevamente en las profundidades de la tierra, de donde fue extraído en forma de combustibles fósiles y gas. Es fácil decirlo, pero no tan sencillo ni barato de lograr, ya que esto implica bombear CO2 líquido a través de gruesas paredes en la corteza terrestre, para que luego se diluya en aguas subterráneas profundas. Víctor Vilarrasa, un joven investigador y innovador español, ha trabajado para hacer más fácil esta tarea.

Vilarrasa es Investigador Postdoctoral en el prestigioso Lawrence Berkeley National Laboratory y ha trabajado específicamente en la inyección de CO2 líquido para almacenamiento geológico en acuíferos salinos profundos. Por eso, también recibió un Premio Doctoral Especial de la Universidad Técnica de Cataluña (UPC), donde obtuvo su PhD en 2012. Como explica, «se ha realizado mucha investigación en la fase final del proceso: cómo se comporta el CO2 diluido una vez que está profundamente bajo tierra, pero no se ha investigado tanto las condiciones para una inyección óptima». Por eso, continúa, el proceso sigue siendo muy costoso: el CO2 se inyecta típicamente en su estado supercrítico, es decir, en condiciones de alta temperatura y presión, en las cuales el fluido tiene ciertas características de los líquidos, como la disolución de materiales, y otras típicas de los gases, por ejemplo, pueden effusionar a través de sólidos.

Mediante el desarrollo de un sofisticado software de simulación, Vilarrasa ha demostrado que el estado líquido puede ser más adecuado para la inyección de CO2, no solo por sus costos mucho más bajos (operando a temperaturas y presiones no críticas), sino también en términos de eficiencia: la temperatura más baja, por ejemplo, genera microchoques que ayudan a la fracturación de la roca y al descenso del CO2 por simple gravedad.

Para establecer la temperatura y presión ideales, sin embargo, se necesita más información. Ahí es donde entra el software de Vilarrasa, compuesto por dos módulos que ayudan a los ingenieros que necesitan realizar la tarea de inyección: dados ciertos parámetros del entorno geológico donde se lleva a cabo la operación, el software puede simular los cambios en temperatura y presión a lo largo de la ruta, primero a través del pozo y luego a través del sustrato rocoso subyacente. Las herramientas existentes asumen un «modelo mucho más simple» con una temperatura y presión fijas a lo largo de toda la ruta, y no pueden modelar cómo la roca reacciona ante el líquido inyectado.

El software se probará en un escenario real, para enviar el CO2 generado por una planta termoeléctrica en Compostilla (España). Una vez que sus intuiciones sean verificadas en un escenario práctico, el CO2 podrá encontrar un camino más corto hacia donde será menos perjudicial para la Tierra.