
Ha diseñado prótesis óseas baratas y eficaces utilizando biomateriales hechos de proteínas de seda y partículas mineralizantes.
«Una de cada dos mujeres mayores de 50 años sufrirá una fractura ósea osteoporótica en algún momento de su vida. Solo en Argentina, esta enfermedad que debilita los huesos y ataca silenciosamente a las mujeres y a los ancianos en particular genera más de 190 millones de dólares al año en gastos de hospitalización.
Dado que en América Latina se espera que la población mayor de 65 años aumente significativamente durante el próximo medio siglo y que el número de fracturas de cadera alcance las cifras actuales de Estados Unidos y Europa, encontrar tratamientos asequibles y eficaces se ha convertido en un asunto de gran interés para los gobiernos y las instituciones sanitarias de la región y del mundo.
La innovadora argentina Valeria Bosio ha decidido imitar la estructura del hueso humano lo más fielmente posible para crear implantes mejores y más resistentes, capaces de desintegrarse a medida que se forma el nuevo hueso.
Esta joven científica del Centro de Investigación en Ingeniería de Tejidos de Boston (EE. UU.) y becaria postdoctoral en el CONICET ha creado una matriz tridimensional hecha de fibras de seda reforzadas, en la que se integran células madre obtenidas de la médula ósea. La seda, mecánicamente robusta pero flexible al mismo tiempo, es versátil en términos de morfología y estructura y capaz de integrar el crecimiento celular en una estructura similar a una esponja.
La principal ventaja de esta plataforma, desde un punto de vista económico, es el bajo coste de la principal materia prima utilizada para crear los implantes. La tecnología de Bosio también evitará que los pacientes tengan que someterse a múltiples cirugías.
Valeria Bosio, doctora por el consorcio de universidades francesas de Nantes, Angers y Le Mans y por la Universidad de La Plata, cuenta con una amplia experiencia en el desarrollo de partículas nanoestructuradas de interés biológico. Algunas de ellas, actualmente pendientes de concesión de patentes, podrían utilizarse, por ejemplo, para el desarrollo de tratamientos contra el cáncer.