
Una innovadora financiera está creando una forma para que las fundaciones inviertan en energía limpia.
Sarah Kearney quiere que los filántropos actúen más como capitalistas de riesgo.
Ha creado una organización sin fines de lucro llamada Prime Coalition para ayudar a que las fundaciones privadas inviertan en startups del sector energético. Dado que la financiación de capital de riesgo para tecnologías de energía limpia ha caído sustancialmente en los últimos años, la idea de Kearney podría abrir una fuente muy necesaria de capital a largo plazo.
📉 67%
Caída de la inversión de capital de riesgo en tecnología de energía limpia entre 2011 y 2013.
Las tecnologías energéticas radicalmente nuevas han demostrado ser demasiado arriesgadas para la mayoría de los inversionistas privados—e incluso para los gubernamentales. Pero a las fundaciones puede que no les importen esos riesgos, y de hecho están obligadas a donar una parte de sus patrimonios anualmente para mantener su estatus de exención fiscal. ¿Por qué no usar esos fondos para respaldar empresas cuyo objetivo principal sea combatir el cambio climático?
Hasta ahora, siete fundaciones han respaldado su visión, aportando fondos para Prime Coalition. El siguiente paso, según Kearney, es facilitar acuerdos entre filántropos y startups que trabajen en energías renovables, almacenamiento de energía y tecnologías relacionadas.
Establecer las estructuras legales y financieras necesarias es un proceso largo y complejo. También hay desafíos: por ejemplo, si una startup recibe dinero de una fundación benéfica y de inversores privados, ¿podrían sus objetivos sociales entrar en conflicto con los intereses de capitalistas que buscan rentabilidad? Kearney admite que esos riesgos existen, pero afirma que las fundaciones que realmente quieren hacer algo por el clima deben involucrarse con las startups tecnológicas de alguna manera. “Nada ocurrirá a gran escala a menos que la gente gane dinero con ello”, asegura.