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Sus bacterias transgénicas que producen su propia luz y no contaminan son la iluminación del futuro

Año Honorado
2016
Región
Europa
Procedente de
Francia
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«En pocos años, un paseo por el centro de París (Francia) o por las calles de Calcuta (India) podría evocar recuerdos de Pandora, la luna imaginaria habitada por la tribu Na’vi en la película Avatar. Estos personajes ficticios comparten su planeta con plantas y animales bioluminiscentes que emiten su propia luz, y esta es precisamente la cualidad que la joven innovadora francesa Sandra Rey está tratando de aprovechar para iluminar nuestro planeta de manera más sostenible.

Rey cofundó Glowee, una start-up que desarrolla sistemas de iluminación biológica novedosos. La joven innovadora recuerda su inicio en la industria: «Era obvio para mí que este superpoder que algunas criaturas vivas tienen podría ser la solución a los enormes desafíos económicos y ecológicos de la iluminación urbana». Este enfoque original, que comenzó en 2013 mientras Rey completaba su Maestría en Diseño Industrial en la Strate École de Design de Sèvres (Francia), le ha valido ser incluida en los premios Innovators Under 35 Francia 2016 de MIT Technology Review.

De toda la electricidad consumida mundialmente cada año, aproximadamente el 20% corresponde a sistemas de iluminación, ya sea en edificios de oficinas, fábricas o alumbrado público, según la Agencia Internacional de Energía. La fuente alternativa de luz de Rey podría eliminar parte de este consumo energético y reducir parcialmente las cientos de millones de toneladas de dióxido de carbono generadas cada año por el uso de combustibles fósiles en plantas termoeléctricas.

Con este ambicioso objetivo en mente, el sistema de iluminación de Glowee está compuesto por cáscaras planas de resina transparente, que contienen una solución nutritiva que alberga bacterias bioluminiscentes de E. coli. Aunque esta especie no brilla naturalmente, el equipo utilizó ingeniería genética para insertar genes de otras bacterias que viven en simbiosis con un tipo particular de calamar y emiten una luz verdosa.

El resultado final es una especie de etiqueta plana que alberga bacterias genéticamente modificadas que brillan, junto con los nutrientes que mantienen vivas a las bacterias y les permiten emitir luz durante aproximadamente tres días. Después de este período, las bacterias han consumido todos los nutrientes de su cáscara y no pueden seguir brillando. El sistema debe ser reemplazado o inyectado con un nuevo suministro de nutrientes, explica Rey.

Esta limitación no representa un problema para su base de usuarios actual, principalmente organizadores de eventos que aprecian la estética de la solución. Las etiquetas de Glowee tampoco generan contaminación visual y no requieren conexión eléctrica; se colocan en superficies planas y su forma puede personalizarse.

Sin embargo, los objetivos de Rey van más allá de la estética y el diseño, y espera que sus etiquetas prolonguen su ciclo de vida hasta abarcar un mes a finales de este año. La joven innovadora espera llegar a nuevos mercados donde su producto pueda generar un mayor impacto. Su idea «no es pasar 10 años en el laboratorio tratando de crear la tecnología perfecta, sino identificar un mercado para cada fase de desarrollo». Sus próximos objetivos son edificios y fachadas de tiendas, pero a largo plazo Rey quiere entrar en los «mercados de señalización e iluminación urbana». El objetivo final es que sus sistemas de iluminación lleguen a las regiones donde viven mil millones de personas sin electricidad.

Para lograr esto, además de aumentar la autonomía de las etiquetas, el equipo está trabajando en mejorar la intensidad de la luz generada por su sistema, que actualmente es equivalente a «una lámpara de noche», según la investigadora. Optimizar las cáscaras y perfeccionar la genética de las bacterias para que, por ejemplo, no brillen innecesariamente durante las horas de luz, son algunas de sus estrategias. El equipo también aspira a modular el color de la luz.

En palabras del director del grupo Changing Places en el MIT Media Lab, Kent Larson, quien formó parte del panel del jurado para estos premios, aunque el costo de producir una gran cantidad de bacterias bioluminiscentes es menos eficiente que el uso de un sistema de iluminación basado en LED, «las posibilidades conceptuales y estéticas son fenomenales». «Otras personas se han enfocado en este área, pero Glowee parece combinar una visión fuerte con excelentes habilidades tecnológicas y comerciales», concluye Larson.»