Skip to main content

Para crear un sistema asequible de detección de obstáculos para personas ciegas, comenzó simplemente preguntándoles qué necesitaban.

Fotos de Christopher Churchill
Año Honrado
2015
Región
Global

“En 2005, estaba en el Instituto Indio de Tecnología en Delhi como estudiante de pregrado. Como parte de un curso destinado a diseñar soluciones para desafíos reales, visitamos la Asociación Nacional para Ciegos en Delhi. Escuchamos historias de cómo las personas con ceguera se lastiman cuando salen a caminar—golpeándose abruptamente con ventanas abiertas, ramas de árboles o vehículos. Esto genera tanto miedo que se sienten reacios a salir sin asistencia.

Imaginamos un sistema de sensores en bastones. Al final del primer año ya teníamos un prototipo básico utilizando ultrasonido para la detección y vibraciones para retroalimentación. Se podía ver la sonrisa de los usuarios cuando detectaban un obstáculo; ¡muchos se negaron a devolver los prototipos!

Involucramos a los usuarios desde el principio. Insistieron en que el dispositivo debía ser pequeño; si se cae, no debe romperse; y debe permitir cualquier estilo de agarre o sujeción. Debe detectar todo, desde carteles, personas, bicicletas estacionadas, hasta ganado bloqueando el camino, y también responder a los obstáculos que se acercan rápidamente.

Las mujeres nos dijeron que querían que el dispositivo fuera lo suficientemente pequeño para que el bastón pudiera plegarse y caber en su bolso. Y debatieron sobre el color. ¿Por qué? Porque lo mostrarían a otra persona y dirían: ‘¿Me veo bien con esto?’ Los hombres querían saber si evitaría el tocar o chocar con las personas; contaban historias de mujeres que se daban la vuelta y los abofeteaban después de tales accidentes no intencionales. No quieren decir: ‘Oh… disculpa, no te vi.’ Se trata de la dignidad además de la seguridad cotidiana. Nosotros, los ingenieros, a veces pasamos por alto el lado humano de una tecnología como esta.

Terminamos con un accesorio con forma de mango elegante que se adapta al bastón blanco tradicional. Cuando lo probamos en 2012, vimos que los usuarios tenían un 95 por ciento menos de colisiones. Lo lanzamos como producto a principios de 2014. El SmartCane cuesta solo alrededor de $50 y ya está en manos de unas 10,000 personas. Nuestro objetivo es ayudar a un millón o más en todo el mundo.

Es un ‘producto del pueblo’, un humilde tributo a Mahatma, quien inspiró a los innovadores a aprovechar la ciencia y la tecnología para las masas.”