
Un sistema de localización para gestionar carretillas elevadoras
En la era de la gran distribución y los gigantes del comercio electrónico, optimizar la logística en los almacenes se ha convertido en un factor clave de éxito. Conseguir que las máquinas trabajen de manera más autónoma y flexible es el sueño de cualquier responsable de almacén, no solo para aumentar el rendimiento, sino también para reducir riesgos, ya que las tareas repetitivas realizadas por el personal humano son una de las principales causas de pérdida de concentración y accidentes. Raul Bravo, joven ingeniero de telecomunicaciones español, formado en la Universidad Politécnica de Cataluña y con un MBA en la Engineering College de París, tenía esto muy claro cuando decidió invertir su conocimiento y recursos en una nueva empresa, Balyo, junto a su colega universitario Thomas Duval. Juntos crearon una nueva “caja mágica” capaz de transformar la logística de almacenes de tamaño medio y grande, y la vida de sus trabajadores, convirtiendo una carretilla elevadora en un auténtico robot.
El principio es sencillo: su MoveBOX es un kit compuesto por hardware y software, que incluye una unidad de localización basada en láser (los “ojos” del robot), una unidad de procesamiento (su “cerebro”) y una unidad de control que opera directamente sobre los mandos de la carretilla elevadora (sus “brazos y piernas”). La gran mejora respecto a otros sistemas ya utilizados en logística de almacenes es que las carretillas pueden moverse de forma libre y autónoma, ya que tienen sus propios sensores para “dibujar un mapa” del almacén, detectar obstáculos y encontrar rutas alternativas. No hacen falta raíles, rutas predeterminadas ni referencias externas como luces o cables instalados en el almacén para guiar a las carretillas. El operario puede programarlas a distancia mediante una interfaz gráfica sencilla, para que ejecuten tareas repetitivas como localizar y mover productos según pedidos, buscando la mejor ruta con el menor consumo de energía. Y si un empleado se sube en ella, la carretilla cambia automáticamente a modo manual. Como haría un buen perro entrenado con su amo.
El valor añadido es que el MoveBOX de Bravo se integra fácilmente con los sistemas de información del almacén, por ejemplo, los que gestionan órdenes por voz o las bases de datos de pedidos. Se convierte así en un “apéndice” de los sistemas que ya emplea la empresa, para automatizar la parte más repetitiva y molesta: mover cosas de un sitio a otro. No es de extrañar que el producto ya haya tenido éxito en grandes compañías, con una demanda creciente en Francia y otros países. Kraft, Carrefour y DHL son algunos de sus clientes actuales, y Delhaize, una gran cadena internacional de alimentación, una de sus incorporaciones más recientes.
Como Bravo afirma con orgullo, su sistema reduce drásticamente la tasa de error —un 97% en ciertas tareas durante tres años, según una simulación—. Por supuesto, también reduce el número de operarios necesarios, gracias al mayor nivel de automatización. Sin embargo, los trabajadores que conserven su puesto sin duda lo disfrutarán más.