
Ayudando en la rehabilitación de niños con parálisis cerebral
Ningún niño puede aprender sin jugar. Entonces, ¿qué ocurre cuando parte de la capacidad de juego del niño se ve limitada, como en el caso de los niños con parálisis cerebral, que afecta sus movimientos y capacidades cognitivas? “A diferencia de un ictus, cuyos efectos pueden definirse con mayor claridad, la parálisis cerebral puede tomar muchas formas distintas: algunos niños pueden caminar, otros no; algunos pueden utilizar interfaces de ordenador, otros no”, explica Rafael Raya, joven innovador con un doctorado en Bioingeniería por la Universidad de Alcalá (España). Por ello, la rehabilitación debe adaptarse a cada niño mediante herramientas especiales como las que ha desarrollado Raya, experto en interacción hombre-máquina y robótica de rehabilitación.
Consciente de que los niños aprenden sobre las relaciones físicas entre objetos y sobre cómo interpretar la información que reciben a través de sus cinco sentidos jugando, Raya desarrolló un “juego de rehabilitación” llamado PALMIBER, un vehículo de juguete especialmente adaptado para niños con parálisis cerebral. En primer lugar, cuenta con un mecanismo de seguridad que detecta obstáculos, para evitar “accidentes”. Más importante aún, puede ser conducido mediante una variedad de controles, cada uno correspondiente a un “nivel” específico dentro del proceso de aprendizaje del niño.
- En el nivel más básico, el vehículo se activa mediante un único botón durante un breve periodo de tiempo. Esto permite al niño entender la relación de causa-efecto, un concepto clave en la vida.
- En un segundo nivel, el vehículo pide al niño que elija una dirección antes de avanzar.
- En el tercer nivel, el niño puede seleccionar directamente la dirección mediante varios botones.
Sin embargo, estas acciones solo pueden realizarlas niños que pueden mover los brazos. Para aquellos que no pueden, Raya fue un paso más allá y desarrolló una interfaz llamada ENLAZA, que interpreta los movimientos de la cabeza del niño: si el niño mueve la cabeza a la derecha, se interpreta como una orden de “girar a la derecha”, y así sucesivamente.
El avance clave logrado por Raya y su equipo es que la interfaz es inercial, es decir, filtra movimientos involuntarios como espasmos mediante un robusto algoritmo de Kalman. Una vez que el niño aprende los principios de estos movimientos, finalmente podrá explorar el entorno como lo haría otro niño que pueda usar directamente el PALMIBER sin interfaz. Al tocar e interactuar con su entorno y repetir ciertos movimientos, los niños desarrollan poco a poco sus habilidades cognitivas y sociales, volviéndose más autónomos.
Por todo ello, el impacto de la investigación y del producto de Raya puede suponer un auténtico avance en la rehabilitación de niños con parálisis cerebral. Su tesis doctoral fue galardonada con el premio a la Mejor Tesis Doctoral en Robótica en 2011, y actualmente Raya está explorando métodos alternativos de acceso a la interfaz, incluyendo seguimiento ocular y control por actividad muscular. Con la esperanza de ver pronto el primer producto comercializado.