
Una científica creativa ve nuevas formas de registrar y estimular la actividad cerebral.
Año Honrado
2015
Región
Global
«Para mi doctorado en MIT, trabajé en LEDs de puntos cuánticos, y sin experiencia biológica, decidí pasar dos años en el laboratorio de neurociencia de Karl Deisseroth en Stanford. Cuando vi que estaban desarrollando métodos para controlar el cerebro ópticamente e investigar la función cerebral, me sorprendió mucho. [Pero] las herramientas que usábamos eran demasiado grandes y voluminosas, y no tenían suficiente capacidad. Dado que mi formación era en nano-optoelectrónica y nanofabricación, sentí que deberíamos poder hacerlo mejor. Eso se convirtió en la base de mi laboratorio [en MIT].»
El laboratorio se divide en dos direcciones principales. Una es usar la fabricación de fibras para crear sondas neuronales con múltiples funciones. La otra es averiguar si podemos interactuar con el sistema nervioso de una manera esencialmente inalámbrica y no invasiva.
En última instancia, queremos entender cómo patrones específicos de actividad neural corresponden a comportamientos específicos. Lo que estamos tratando de hacer es mejorar la resolución de nuestra capacidad de grabación y estimulación, lo que nos permitirá descifrar esos circuitos neuronales. Si estuviéramos tratando, por ejemplo, de restaurar la función después de una lesión en la médula espinal, si pudiéramos grabar señales de ambos lados [de la lesión] y convertirlas en patrones de estimulación, podríamos empezar a construir un puente sintético a través de esa conexión. En este momento, nos encantaría trabajar con personas y llevar esta tecnología a la mayor cantidad de laboratorios posible.»