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Una nueva herramienta de diagnóstico para medir la viscosidad sanguínea neonatal.

«Las herramientas clínicas que se utilizan generalmente para medir la viscosidad de la sangre requieren que se tomen muestras de hasta 4 mililitros de sangre del paciente. Un bebé recién nacido solo tiene unos 300 mililitros en todo su cuerpo, por lo que estas extracciones, que a menudo se realizan para detectar enfermedades como la policitemia, pueden poner en riesgo su salud.

Sin embargo, un dispositivo desarrollado por el joven físico Nadim Morhell, con licencia del Instituto Balseiro (Argentina), requiere solo una gota de sangre para ofrecer resultados precisos en pocos minutos. «Nuestro sensor está enmarcado dentro del microviscosímetro capilar y se basa en un chip cuyo propósito es hacer que la sangre fluya a través de microcanales, detectando diferencias de presión», explica Morhell. Dado que, en igualdad de condiciones, cuanto más viscosos son los fluidos, más lento fluye, las mediciones del cambio en la presión sanguínea, la velocidad y el tamaño de los canales guardan una relación directa con la viscosidad de la sangre.

La herramienta de Morhell, cuya patente ya se ha solicitado, consiste en un chip desechable sobre el que se coloca la gota de sangre y un sensor electrónico para medir el chip. El equipo de Morhell está desarrollando actualmente una plataforma de microfabricación de los chips que les permitiría producir y comercializar esta herramienta de diagnóstico en tiempo real, y más en el futuro.

En términos de empresa, Morhell planea crear una compañía, afiliada a la universidad y a las agencias gubernamentales que han apoyado su desarrollo, para compartir su microtecnología dentro de la industria. Mientras tanto, su equipo continúa trabajando en nuevos prototipos, incorporando mejoras al viscosímetro actual, entre otros diseños con diferentes aplicaciones, todos los cuales apuntan a «integrar la microtecnología dentro de sensores portátiles e interactivos».