
El cofundador de Nest, que inventó un termostato que aprende las preferencias de las personas, explica qué viene después.
Tú y Tony Fadell, uno de los creadores del iPhone y el iPod, fundasteis Nest después de que ambos dejarais Apple. ¿No era ser responsable del desarrollo de software del iPod y el iPhone tu trabajo soñado?
Tuve un Mac Plus cuando tenía tres años, y me encantaba Apple como empresa. Volé a California [desde Gainesville, Florida] con mis abuelos en mi 13º cumpleaños para ir a Cupertino. Y le dije entonces a mis abuelos: “Sí, voy a trabajar en Apple, seguro”.
Entonces, ¿por qué irte con solo 26 años?
Básicamente, di todo lo que pude, trabajé increíblemente duro, construí muchas cosas, formé equipos, desarrollé productos, y me encantaba. Pero más o menos en mi cuarto año y medio en Apple, estábamos trabajando en otra generación de iPods y otra generación de iPhones, y comenzando con la tercera generación de iPads, y yo ya estaba preparado para algo nuevo.
Pasar de los smartphones a los termostatos inteligentes no parece un salto evidente.
Tony y yo almorzamos juntos en octubre de 2009. Le dije a Tony: “Estoy pensando en dejar Apple; estoy pensando en montar mi propia empresa, y estoy mirando cosas del hogar inteligente”. Y me interrumpe ahí mismo. Me dice: “¿Sabes qué? Un hogar inteligente es para frikis. Nadie quiere un hogar inteligente—es una idea estúpida. Céntrate en hacer una sola cosa y hacerla muy bien”.
Los termostatos programables ya existían antes de Nest, pero eran horribles.
La programación era complicada. Eran como los vídeos VHS de los años 80, donde tenías que pulsar un botón 15 veces para cambiarlo a martes y cambiar ahí la temperatura. Parte del problema es que el producto estaba diseñado para ser vendido a un instalador, no para un usuario.
En cambio, el Nest es muy parecido al iPhone—es fácil entender cómo se usa.
El producto que creamos es básicamente un smartphone en la pared.
Y no hay nada que tenga que pulsar 15 veces. Ni siquiera hay botones—giras toda la carcasa metálica. Eso es muy estilo Apple.
Cuando estábamos construyendo Nest, íbamos a hacerlo como cualquier gran empresa de diseño y producto. Tenías que tener un gran diseño industrial, gran ingeniería de hardware, gran ingeniería de software, grandes servicios, gran marketing para el consumidor—todo eso.
Una forma en que Nest ahorra energía es detectando cuándo no hay nadie en casa. Pero tiene que haber mucho más que se pueda hacer desde el back end, como planes basados en predicciones meteorológicas y otros datos.
Siempre hay más. Desde que lanzamos el producto, hemos hecho algo así como 21 actualizaciones de software, de las cuales diría que cinco o seis han incluido mejoras importantes en los algoritmos de ahorro energético, y siempre estamos encontrando más. Cuantos más detalles tenemos, cuantos más usuarios tenemos, cuantas más casas conectamos, más aprendemos. Es una larga cola de cosas que podríamos estar haciendo. Se pueden ver múltiples productos.
Lo cual nos lleva de nuevo a tu idea original sobre el hogar inteligente. El Nest podría convertirse en un centro para controlar muchas cosas, no solo calefacción y refrigeración.
Podría serlo, sí.
Pero aun así decís que solo los frikis quieren casas inteligentes—
Espera, espera. No creo en la conectividad por el simple hecho de tener cosas conectadas. Tiene que haber una razón realmente buena para querer hacerlo. No quieres poner conectividad en tu microondas. ¿Qué haría?
Entonces, ¿qué sí tiene sentido? ¿Qué podría hacer un hogar en el futuro de manera diferente?
Hoy en día, cuando llegas a casa, el sensor de Nest te ve y empieza a enfriar tu casa para que estés cómodo. Y si extrapolas eso al futuro, estás conduciendo de vuelta del trabajo; tu teléfono sabe que estás conduciendo a casa, o tu coche lo sabe, y avisa a Nest: “Matt llegará a casa en 15 minutos; vamos a empezar a preparar la casa para su llegada”. Y entonces, cuando te acercas a la puerta, las cosas podrían cambiar—podría activar la lista de música y poner mi música favorita, o encender las luces—o, cuando me vaya, hacer lo contrario.
Eso me suena a un sueño friki—más que reducir energía, se trata de aumentar la comodidad.
Esas cosas van de la mano, en realidad. Parte de la promesa de Nest es que vamos a mantener tu casa cómoda, e incluso puede que más cómoda, al mismo tiempo que te ayudamos a ahorrar.