
Ha diseñado herramientas biotecnológicas para mejorar el control de patógenos agrícolas.
Mientras estudiaba agronomía en la Universidad Nacional Agraria La Molina y más tarde como asistente de investigación en el Centro Internacional de la Papa (CIP), Martha Malapi-Wight, conoció el alcance total del daño económico causado por los patógenos de las plantas. Esto llevó a Malapi-Wight a decidir dedicar su trabajo a aumentar la productividad agrícola para combatir uno de los desafíos sociales más importantes de Perú: la desnutrición.
Como estudiante de doctorado en la Universidad de Texas A&M (EE. UU.), ha centrado su investigación en el Fusarium verticillioides, un hongo que causa estragos en los cultivos de maíz y produce una toxina, indetectable a simple vista, que puede causar enfermedades graves en los seres humanos e incluso la muerte en los niños. Utilizando herramientas moleculares avanzadas, ha creado una serie de hongos transgénicos que le han permitido avanzar en la comprensión general de estos organismos y proponer alternativas para su control.
Paralelamente a sus avances con este hongo, Malapi-Wight también coordinó el desarrollo de una herramienta eficaz y portátil que se utiliza para diagnosticar diferentes enfermedades en las plantas directamente en el campo y en tiempo real. El kit desarrollado por esta joven emprendedora elimina la necesidad de transportar las muestras recogidas en el campo a un laboratorio, lo que conlleva costes y retrasos que también pueden provocar la degradación de las muestras y, en última instancia, resultados finales incorrectos.
Un programa de bioseguridad dirigido por el Gobierno de EE. UU. financió este proyecto interdisciplinario, cuyos resultados se publicarán en la revista PLOS ONE. El trabajo de esta innovadora mujer abre nuevas posibilidades en la gestión de campos como la seguridad alimentaria y los derivados de patógenos vegetales.